Maestros, mucha responsabilidad con una paga a la baja
Los salarios de los maestros es menor que el de otros profesionales de comparable formación cuando es un trabajo de crucial responsabilidad social
Hay profesiones que son vocacionales. Una de ellas es, probablemente, la enseñanza. Sobre todo al principio de curso escolar es complicado verse en el lugar de una maestra o maestro de escuela que todos los días se encargan de educar a varias decenas de niños.
Y lidiar con los padres, algo que no siempre es menos complicado.
Es una tarea dura, de una gran responsabilidad con el futuro social que, sin embargo, está cada vez peor pagada como se han ido quejando los profesores en varios estados que el curso pasado estuvieron en huelga y tomaron las calles para hacer oír su queja.
Reclutar a los mejores cada vez es más difícil cuando se tiene en cuenta que los salarios medios reales (ajustados al costo de vida) semanales de los profesores en escuelas públicas cayó $27 desde 1996 a 2017. Esta media pasó de $1,164 a $1,137 cuando los graduados en universidad en otras carreras han visto aumentar esta paga semanal desde los $1,339 a $1,476 en las mismas dos décadas, según datos del Instituto de Política Económica (EPI) y el Center on Wage and Employment Dymamics de la Universidad de California, Berkeley.
La subida de estos últimos no es espectacular en 20 años pero la bajada que sufren los maestros es descorazonadora.
Los datos son distintos de estado a estado porque esta es una media nacional. Hay estados como Arizona, Kentucky o Colorado donde la situación se ha deteriorado más que en otros.
Por eso, según se cita en este estudio, solo el 5% de los estudiantes que iban a la Universidad tenían pensado ganar un título para dedicarse a la educación, una caída del 16% con respecto a las tendencias registradas entre 2010 y 2014.
Curiosamente en décadas precedentes se pagaba mejor a los maestros y más en el caso de las mujeres si se comparaban con otras profesionales. En los años sesenta las maestras de escuelas públicas cobraban semanalmente casi un 15% más que otras trabajadoras tituladas. Pero esta ventaja se fue erosionando hasta desaparecer por completo entre las décadas de los ochenta y los noventa. De hecho, lo que actualemente es evidente es que hay una desventaja ya que las maestras cobran un 15.6% menos que otras profesionales.
En el caso de los hombres, la penalización es más elevada y lo ha sido históricamente porque los licenciados siempre han cobrado más que las mujeres. Si ver a un maestro en las aulas no es frecuente es porque en 2017 los maestros cobraban casi un 27% menos que otros profesionales en trabajos similares.
Mucha de la diferencia se atribuye al hecho que además del cheque hay otros beneficios, entre ellos las mejores vacaciones. Pero los costos de estos beneficios no se han incrementado lo suficiente como para compensar sus cheques de pago que son los que finalmente permiten que se paguen las facturas en los hogares.
El estudio del EPI dice que no hay que echar la culpa a la Gran Recesión de esta erosión de las pagas de los maestros. Más bien “refleja decisiones políticas estatales más que el reto que supuso la caída de los ingresos por la crisis”. La mayor parte que de los 25 estados donde ha caído el presupuesto en educación en 2016 rebajaron sus impuestos. Entre los que más han reducido los impuestos y la financiación de la educación no están ni California ni Nueva York sino principalmente estados del sur.
Tampoco hay una relación directa con el hecho de que los maestros mayores y con más experiencia se estén retirando y en su lugar lleguen personas más jóvenes con salarios más bajos a sustituirlos. Es lo que ha concluido Michael Hansen, uno de los especialistas en educación de Brookings, que constata en su estudio que tras la Gran recesión los maestros están más cualificados que antes ya que hay entre ellos muchos más profesionales con grados de master y doctorados que en 2007. , el 54% más que en 2007. Además, como media, son varios meses mayores que los maestros activos antes de la crisis.