Boricua enferma sigue desamparada en NYC a un año del huracán María
Jenyffer Ortiz ha vivido con sus dos hijos menores en hoteles, algunos con ratas, y ahora se encuentra en un refugio en El Bronx
Afectados por el huracán María se sienten abandonados por el Gobierno y así lo expresan a un año del fenómeno natural que dejó 4,600 muertos en Puerto Rico, según un reciente estudio.
Jenyffer Ortiz, junto a su familia, es una de las afectadas. Tuvieron que trasladarse de la isla a Nueva York tras la catástrofe para recibir tratamiento médico.
Y aunque fueron beneficiados de bonos federales para alojamiento, a un año después del impacto de tormenta, Ortiz se ve ahora casi en la calle.
La Administración Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA) notificó el viernes a unas 987 familias sobre el vencimiento de un programa que costeó habitaciones de hotel en 40 estados del país para familias damnificadas por el huracán María el año pasado.
“Tomar la decisión de venir a ese país fue muy complicada”, dijo Ortiz al Daily News mientras se preparaba para abandonar el Holiday Inn Express, junto al Yankee Stadium, que fue su casa desde enero.
“Dejé atrás a mi familia, algunos de mis hijos y mis nietos, toda una vida”, afirma Ortiz. “Vivir aquí fue muy difícil, entre cuatro paredes, como en una prisión“, se lamentó.
Ortiz, de 46 años, está en Nueva York junto a dos de sus hijos Carlos y Valerie, de 20 y 14 años. Carlos trabaja en una tienda de dulces y Valerie va a la escuela. Pero ambos sufren de depresión, asegura la madre.
Y al menos el hotel del que ahora tienen que irse era mejor que el primero que les asignaron, uno en Hell’s Kitchen donde había ratas, gusanos y manchas que parecían de sangre.
Su destino provisional ahora es un refugio en El Bronx. “Comenzamos de cero de nuevo”, se lamenta Ortiz, quien tenía un negocio de catering en Puerto Rico. “Hacíamos servicios para 200 o 300 personas, era mi negocio, mi vida”, recuerda.
Ahora quiere obtener una licencia y dedicarse a algo similar aquí, ese es su sueño, pero está muy ocupada en mantener la estabilidad de la familia, de la que ella es la cabeza.
El huracán separó a la familia del padre porque el marido de Ortiz, que vino a Nueva York con ellos, fue forzado a regresar a Puerto Rico.
“Vine a Nueva York porque mi salud estaba empeorando, podía haberme quedado y pasar las penas que otros pasaron o convertirme en uno de los miles de fallecidos“, dijo la madre.
Todavía se pregunta cómo Trump puede decir que nada tan exagerado sucedió.
“Llega el 20 de septiembre y va a ser un día de dolor y llanto, fue el día más triste de mi vida, y el de muchas personas”, indicó Ortiz.