México 2018: el año de los cambios

MEXICO – Un éxodo masivo que pone en evidencia la fatalidad que vive la región del Triángulo del Norte de Centroamérica; un presidente de izquierda que después de tres intentos toma el poder como uno de los políticos más queridos en la historia; un mandatario estadounidense que pasó de la agresividad al beneficio de la duda con la nueva administración del vecino del sur y un ejercito mexicano que se consolida como vigilante.

México apostó y vivió en el 2018 uno de los años con más cambios de las últimas décadas tras un largo proceso de búsqueda por erradicar algunos de los males que lo han hundido en la desigualdad, la injusticia y corrupción según los rankings internacionales que año con año exigieron modificaciones urgentes.

1. Vuelta a la izquierda

El triunfo del presidente Andrés Manuel López Obrador con un discurso nacionalista, de austeridad, anticorrupción y contra la pobreza le dio un poder absoluto con un legislativo dominado por diputados y senadores de su mismo partido que desde el primer día de trabajo en septiembre pasado aprueban leyes y reformas para lograr los objetivos prometidos.

La mayoría de los mexicanos que votaron por el mandatario de izquierdas tiene esperanzas de que con el nuevo mandatario el país se encamine, principalmente, a reducir la impunidad y la desigualdad, pero algunos politólogos temen que esta lucha se centre en una sola persona.

“En breve: lo ideal no es elegir personas virtuosas, sino empoderar al ciudadano”, advierte el politólogo Fernado D` Worak.

2. Migrantes centroamericanos pierden el miedo

Desde que las pandillas y la corrupción se adueñaron de las calles, las policías, la política y la economía de El Salvador, Honduras y Guatemala, la emigración regional se disparó sin control hasta alcanzar poco más de 450,000 personas en los años pico y, aunque disminuyó un poco, el flujo continuó.

Al principio fue con discreción, luego con temor sobre el tren de carga en el que viajaban clandestinamente donde eran abusados, robados y secuestrados hasta que en los últimos meses se abrió paso abiertamente por las carreteras con un discurso político: ¡Aquí estamos¡, ¡queremos asilo!

“Los migrantes no tuvieron más opción que gritar sus problemas al mundo: o los veían o los mataban”, advirtió Irineo Mújica, de la organización Pueblos sin Fronteras, quien apoyó algunas de las primeras caravanas de centroamericanos hacia Estados Unidos.

3. ¿Domando a Trump?

Después de usar a los mexicanos como carnada para hacerse de más votantes antiinmigrantes, el presidente republicano Donald Trump matizó su discurso en cuando supo de la victoria de su homólogo Andrés Manuel López Obrador. De entrada lo felicitó por su victoria y envió a su hija como una bandera blanca a la toma de posesión.

Firmó sin grandes estridencias el T-MEC para suplir el Tratado de Libre Comercio con América del Norte y trató de justificar con poca furia el pago del muro a través este nuevo acuerdo comercial. Ya para finalizar el año aceptó soltar 5.8 mil millones de dólares para proyectos productivos de Centroamérica.

El cambio del otrora furibundo Trump ha despertado suspicacias. Algunos analistas políticos se preguntan si México negociaría algo más para domar al toro. “Tiempo al tiempo”, dicen algunos.

4. La bendición al Ejército

La muerte de más de un cuarto de millón de personas derivada de dos sexenios de lucha frontal en contra del crimen organizado llevó a la sociedad mexicana a buscar culpables con nombre y apellido o, al menos, con un título de profesión. Así el Ejército se convirtió en el villano favorito, principalmente para organizaciones defensoras de derechos humanos.

López Obrador prometió en campaña que la lucha contra la inseguridad no seguiría en las calles, sin embargo, recientemente, anunció la creación de una Guardia Nacional que se haría cargo con militares de la seguridad pública. “Sería un error no hacerlo”, advirtió Alfonso Durazo, el nuevo secretario de seguridad.