Ocho claves para ser nominado al Óscar… y ganarlo
La suerte cuenta, pero hay vectores que inclinan la balanza, con o sin justicia
Matemáticamente, es más fácil ganar el Óscar que ser nominado. En el primer caso, la competencia es entre cinco. En el segundo, hay tantos combatientes como películas se hayan estrenado ese año, en teoría.
Obviamente muy pocos votantes ven todas las películas y se limitan más a lo que han oído que a lo que han visto. Especialmente en las cuatro categorías más populares, las de los actores, pocas veces se premia al “mejor”, ya de por sí un concepto difícil de definir.
Para ganar, primero hay que lograr ser nominado. Pequeño gran detalle que, el año pasado, le costó el Óscar a Michelle Williams (All the money in the world). Vistos los resultados en perspectiva, hay variables que se combinan en tonos grises para ayudar a predecir quiénes serán nominados al Óscar el próximo 22 de enero en Hollywood:
■ La Persona: el nombre como marca. Qué imagen se tiene en los medios es un imán o una rémora para ser nominado. Jennifer Lawrence, Bradley Cooper, Nicole Kidman, Jeff Bridges, Judi Dench y Cate Blanchett son ejemplos recientes; como Bette Davis, Paul Newman, Marlon Brando, Al Pacino, Jack Lemmon, Jane Fonda, Ingrid Bergman, Jack Nicholson y Katherine Hepburn en su momento. Pero nadie como Meryl Streep, quien reina con su récord de nominaciones, sin nadie que le llegue ni de lejos: suma 21 en 41 años; es decir, desde 1978 prácticamente las otras actrices han contado con un cupo menos para el Óscar. Haga lo que haga, Streep parte en ventaja.
■ La Carrera: parecida a la anterior, pero se concentra más en los antecedentes profesionales que en el carisma. Ayuda tener formación teatral, ser selectivo con los proyectos, alejarse y volver (Daniel Day Lewis), protagonizar una serie popular en TV (Helen Hunt) y/o estar activo en las tablas. Al contrario, una carrera mediocre complica, aunque siempre hay opciones de redención (Cher, Mel Gibson, Mickey Rourke, Kim Basinger, Alec Baldwin, Sharon Stone). Y si un actor respetado (Richard Burton, Peter O’Toole, Laurence Olivier, Glenn Close, Annette Benning, Amy Adams) no ha ganado el Óscar y sigue activo, continuarán llegando las nominaciones a ver si lo logra.
Aparte, el salario. Los votantes, que en su gran mayoría son anónimos y sudan para sobrevivir, no suelen considerar para premios a los buenos actores taquilleros de sueldos astronómicos (Bruce Willis, Jim Carrey y Tom Cruise en su mejor momento).
■ La Crítica: incluye la prensa especializada, los festivales y los premios acumulados esa temporada. El New York Film Festival (NYFF), que se realiza en septiembre, ha probado ser un buen catalizador de lo que viene. Y quien sea nominado en diciembre a los Globos de Oro y también al premio del sindicato (SAG), muy seguramente (80%) entrará en el Óscar en enero. Ello aplica también para guionistas, productores y directores.
■ El Personaje: morir en pantalla, envejecer, retar el destino, cantar, bailar, llorar, enfermar, cambiar el acento, idioma o género, hacer deportes (boxear, patinar, cabalgar), desnudarse, tocar instrumentos, estar impedido y/o tener un rol biográfico, ayuda mucho a ser nominado.
■ El Momento: la sintonía con los temas en boga. En 2002 “casualmente” por primera y única vez una pareja afroamericana (Halle Berry y Denzel Washington) arrasó en los roles protagónicos, mientras se homenajeaba la carrera de Sidney Poitier…
Y hace poco, tras las críticas en 2015-2016 de que aún con Obama en la presidencia el Óscar era “muy blanco”, inmediatamente aumentaron las nominaciones y los premios a los actores negros. Igualmente los militantes republicanos tienen opciones reducidas, siendo el gremio actoral abiertamente liberal. Y los acusados en el movimiento “#metoo” están por ahora borrados de la lista.
■ La Película: quién escribió y dirigió el largometraje y cómo lo recibió el público. Una cinta costosa que pierde dinero difícilmente gana el Óscar, aunque entre en las nominaciones. Las de bajo presupuesto (Marty, The Artist, The Hurt Locker, Moonlight, Three Billboards) pueden convencer justamente si se les considera productos genuinos sin pretensiones exageradas. También hay tópicos siempre vigentes, como el racismo, las guerras, las monarquías británicas y el nazismo, en cualquiera de sus enfoques. Y en general los dramas se imponen sobre las comedias.
■ El Vecino: esta variable funciona en dos niveles. Trabajar con un colega de prestigio suele impulsar las opciones y así, muchas películas logran más de una nominación, incluso en los rubros actorales, como avalancha. En particular, los votos “exóticos” a las minorías (afroamericanos, extranjeros no británicos, niños y jóvenes) suelen limitarse a uno o dos, y con más chance como actores de reparto. También si una mujer es la única en un elenco masculino, resalta.
En la segunda etapa, cuando ya están los cinco nominados y hay que escoger uno, necesariamente se compara aún más: quién ha ganado antes y especialmente quién suma más nominaciones sin haberse llevado el premio. Se dan casos también de que si hay dos candidatos en lucha cerrada, un tercero puede terminar favorecido por la polarización y división de los votos (Judy Holliday, Marisa Tomei). En un año más fuerte, Sandra Bullock difícilmente hubiese ganado el Óscar por una película tan mediocre (Blind Side), un día después de recibir el Razzie a “la peor actriz” (All about Steve). Quizás tampoco Christoph Waltz y Jodie Foster hubiesen repetido tan pronto su visita al podio. Mientras en 2006 las tres nominaciones de George Clooney anularon a Jake Gyllenhaal.
■ El Mercadeo: el estudio que hizo la película, los productores que además de dinero quieren prestigio. En este departamento, nadie como los hermanos Weinstein. Hoy devaluados y parias, pero sin ningún tapujo decidieron por años algunos nominados y ganadores (Gwyneth Paltrow, Penélope Cruz, Mira Sorvino). También manipularon las categorías entre personajes principales y secundarios (Kate Winslet, Catherine Zeta Jones) para asegurar los cupos.
En un intento por limitar sus jugadas y las de otros por el estilo, desde 2004 se redujo a un mes el tiempo entre el anuncio de las nominaciones y el cierre de los sufragios. Pero aún las travesuras e intrigas siguen incontrolables y hay planes de mercadeo con más presupuesto que una película independiente. “Una campaña exitosa de cara al Óscar puede hacer la diferencia entre ingresos de $5 ó 20 millones” de dólares, dijo una vez Harvey Weinstein…
En la otra acera, actores excelentes pero de bajo perfil farandulero como Robert Redford, Willem Defoe, June Squibb, Kenneth Branagh, Brenda Blethyn, Michael Shannon o Jennifer Jason Leigh, han llegado a ser nominados, pero corren en desventaja. Afortunadamente para ellos, ganar el Óscar no siempre impulsa las carreras, sino todo lo contrario.
Andrés Correa Guatarasma es corresponsal y dramaturgo venezolano residenciado en Nueva York, miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y The Dramatist Guild of America.