Una cita Tinder y tres meses de silencio, esta es la historia detrás de todo
La forma de relacionarnos ha cambiado y lo ideal es que evolucionara hacia una dinámica sana en la que no primara el intercambio sexual, independientemente de la plataforma que se use
Kimberley, de 24 años, de Lancashire, en Reino Unido, se decidió a usar la popular aplicación de citas Tinder para conocer a alguien que le hiciera sentir especial. Nada más lejos de la realidad, aunque la primera cita inicial no le hizo sospechar lo que pasaría después.
La joven empezó a intercambiar mensajes con un chico, con el accedió a quedar para conocerse en persona.
Se reunieron por primera vez para tomar un café en un establecimiento tipo Starbucks, Costa Cafe. En declaraciones de Kimberley a LADbible, la cita iba muy bien. La primera impresión fue positiva y fu ese el motivo por el que se decidió a ir a cenar con él a otro local.
Una vez estaban cenando, la cosa se empezó a torcer. El chico le preguntó a Kimberley si alguna vez se sometería a una cirugía plástica y también le sugirió lugares donde debería comprar ropa antes de su próxima reunión.
Pero si daba señales de un machismo exacerbado, quedó claro que no creía en la igualdad cuando Kimberley se ofreció a pagar y él le montó una escena, ya que, aparentemente, estaba profundamente indignado por el gesto. Incluso le mostró su saldo bancario en su teléfono.
Después de eso, cada uno se fue a su casa. Si piensas que ahí acabó la historia de amor o desamor, estás equivocado. Hay más, aunque el siguiente capítulo tardó nada más y nada menos que ¡tres meses!
Es decir, el chico nunca la llamó, no le mandó ningún mensaje hasta que un día, tres meses después, consideró oportuno que era el momento de “explicarle” algunas cosas.
Kimberley recibió un mensaje inesperado que decía lo siguiente:
Hola Kimberley, ya sé que fuimos a una cita hace bastante tiempo, pero me gustaría explicar por qué no te he enviado un mensaje. Siento que podrías haber mejorado mucho la cita, aquí hay algunas razones por las que creo que deberías haberte esforzado para que todo saliera bien.
Si perdieras algo de peso te verías increíble. Tal vez una diez libras o algo así. También estás muy pálida. Sé que no eres una fanática del sol, pero un poco de bronceado no te haría daño.
Tienes unos pechos bastante grandes, así que debes mostrar más tu escote.
Creo que necesitas usar ropa que se adapte a tu figura y quizás actualizar un poco tu estilo. Solo para que no me avergüence de ser visto contigo.
Necesitas teñir tu cabello de un color normal y agregar extensiones. El pelo largo es mucho más atractivo. Tampoco estaría mal que luzcas más natural, deja de usar maquillaje. Solo hazte ver decente, pero no lo exageres. Piensa en rellenarte un poco los labios, te haría más sexy.
En cuanto a la cena, pediste ensalada y sin embargo ordenaste coca cola, que está llena de calorías que no necesitas. Y no hables tanto, mantén tu pasado al mismo. No me importa tu historia ni por lo que pasaste.
Tienes que tener más sentido del humor, no te reíste de ninguno de mis chistes y me hiciste sentir una mierda cuando te ofreciste a pagar. Es como si pensaras que no tenía suficiente dinero después de decirte cuánto hay en mi cuenta.
Si tomas estos consejo podría considerar otra cita. Te doy un mes y volveré a ponerme en contacto para ver si has cambiado. Buen día para ti..
Aunque pueda parecer una broma, el mensaje iba en serio. Kimberley lo compartió en redes sociales y no ha podido recibir más apoyo.
Tinder nació en el 2012 y se popularizó primero en Estados Unidos, donde en tan solo dos años, en 2014 ya contabilizaba más de un billón de visionados o swipes al día.
Sin embargo, a día de hoy son muchos los que se están dando de baja de la aplicación de citas. No solo mujeres, también hombres. El motivo es claro: el machismo que envuelve a esta forma de conocerse y la preponderancia de un único objetivo, tener sexo.
Puede que la culpa no la tenga Tinder, ni ninguna otra app de ligar (aunque contribuyen), sino el machismo que está muy presente en la forma que tenemos de interactuar en cuanto se trata de relaciones donde hay emociones de por medio, ya sean puramente sexuales o no.
Y este machismo no solo es aplicable a los hombres, sino también a las mujeres que, en ocasiones, aceptamos mensajes como los que recibió la protagonista de esta historia.