Cirrosis: ¿Cuáles son los síntomas y sus causas?
Las múltiples lesiones que atacan al hígado tienen sus consecuencias a largo plazo
La cirrosis es el tejido cicatricial que se forma en el hígado, a causa de múltiples enfermedades o afecciones que atacan a este órgano. Se conoce como la última etapa de la hepatitis crónica: una inflamación que produce deterioro del hígado.
Síntomas de la cirrósis
El inicio de la cirrosis puede no presentar síntomas, pero a medida que avanza la enfermedad, el buen funcionamiento del hígado disminuye. Por lo que, los síntomas iniciales pueden ser:
- Falta de apetito, y a largo plazo, pérdida de peso.
- Fatiga.
- Falta de energía.
- Hinchazón de piernas, tobillos o pies.
- Náuseas y vómitos.
La sintomatología avanzada incluye:
- Vasos sanguíneos reflejados con forma de araña.
- Manos enrojecidas.
- Ictericia: color amarillento de la piel y la mucosa por aumento de la bilirrubina en la sangre.
- Ascitis: inflamación abdominal por acumulación de líquido.
- Confusión o fallas de concentración.
- Pérdida de menstruación en las mujeres (antes de la menopausia).
- Pérdida del deseo sexual en los hombres.
- Esplenomegalia: aumento del tamaño del vaso.
- Hipertensión portal: aumento de la presión sanguínea en la vena porta.
Causas
Aunque varios tipos de enfermedades pueden desencadenar la cirrosis, existen tres factores que se toman como causas principales:
- Ingesta excesiva de alcohol: produce inflamación del hígado.
- Hepatitis B o C: infección en el hígado que se contagia por sangre contaminada con este virus.
- Enfermedad del hígado graso no alcohólica [EHGNA]: acumulación de grasa en el hígado a causa de obesidad, diabetes o colesterol alto.
Existen pacientes con causas menos comunes:
- Hepatitis autoinmune: tiene causa desconocida y es cuando el sistema inmunológico ataca las células del hígado.
- Hemocromatosis: enfermedad hereditaria que produce acumulación de hierro en el cuerpo.
- Enfermedad de Wilson: otra enfermedad hereditaria que causa exceso de cobre en los tejidos del cuerpo, ocasionando daños al hígado y al sistema nervioso.
La cirrosis es irreversible, ya que el tejido de cicatrización que se forma no puede ser eliminado. Pero si se detecta a tiempo, puede ser tratada, y la velocidad del avance se reducirá.
El tratamiento inicia mejorando la calidad de vida: evitando el consumo excesivo de alcohol, vacunarse contra la hepatitis y aplicar una dieta balanceada para evitar el sobrepeso.
Ahora, la cirrosis adelantada puede ser mortal. El funcionamiento del hígado se deteriora en su totalidad y causa la muerte.
Según la Organización Mundial de la Salud, la cirrosis es la causa N° 17 de muertes en el mundo. Así que, asiste al médico en cuanto sientas algunos de los síntomas, y evita que la cirrosis avance.