¿Qué significa tener una cardiopatía congénita y cuáles son sus síntomas?
Conoce en detalle esta enfermedad que puede afectar desde el nacimiento
Una enfermedad cardiovascular puede condicionar tu vida hasta el punto de volverse mortal. Pero la dieta, el ejercicio y los buenos hábitos son algunos de los factores que incorporamos a nuestra rutina para evitar estos padecimientos.
Pero ¿qué pasa cuando el problema es de nacimiento? A pesar de que no es común, el 1% de las personas en el mundo nace con cardiopatías congénitas.
¿Qué es la cardiopatía congénita?
Es un conjunto de enfermedades originadas por una malformación del corazón durante los primeros meses del embarazo. Puede ocasionar una alteración en la estructura anatómica del corazón, o el debilitamiento del mismo, lo que puede resultar fatal.
La cardiopatía congénita se divide en cianótica y no cianótica. Los principales padecimientos son:
- Deformidad anatómica.
- Problemas con alguna de las válvulas o cámaras del corazón.
- Orificios o soplos en el corazón.
¿Cómo se produce?
Actualmente no se ha descubierto la causa específica de estas anomalías, por lo que los científicos la han denominado como una consecuencia multifactorial, donde interactúan defectos o anomalías genéticas con factores ambientales desconocidos.
Sin embargo, se sabe que algunas enfermedades de la cardiopatía son más propensas a aparecer cuando la madre consume alcohol, alguna medicina que no es prescrita para embarazadas, tiene tratamiento con insulina, padece de lupus o rubéola.
Asimismo, aumenta en un 50% las posibilidades de que el bebé nazca con cardiopatía congénita si uno de los padres o de los tíos padece de dicha enfermedad.
Los síntomas van a variar de acuerdo a la afección de la cardiopatía que se padezca. Hay algunas enfermedades que pueden desarrollar sintomatología desde el embarazo, mientras otras pueden hacerse más notables en la adultez e incluso existen aquellas que nunca desarrollan síntomas notables.
Para las personas que tienen cardiopatía congénita el control médico de por vida es indispensable, pues será lo único que controlará que la enfermedad no avance.