Nayib Bukele y la MS-13, estrategias con las que el presidente de El Salvador pretende hacer frente a la pandilla
¿Negociará Bukele con las pandillas?, no parece
“Jueves a las 0:00 horas comienza nuestro plan contra la delincuencia: proyecto Control Territorial”.
Nayib Bukele avanzó así este miércoles -obviamente a través de Twitter, su herramienta de comunicación favorita- la próxima entrada en vigor de lo que será una de las prioridades de su plan de seguridad.
El presidente de El Salvador anunció el martes en conferencia de prensa estrategias concretas con las que pretende reducir la violencia en el país, que continúa entre los que registran mayores tasas de homicidios en el mundo (50,3 por cada 100.000 habitantes en 2018).
Hasta ahora poco se conocía sobre los planes para enfrentar este grave problema por parte de Bukele, quien asumió su cargo el pasado 1 de junio, salvo unas líneas muy genéricas incluidas en su plan de gobierno presentado en campaña electoral.
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En el texto del llamado Plan Cuscatlán se criticaban anteriores políticas gubernamentales de “mano dura” contra las pandillas y se apostaba por un “cambio de paradigmas” en el combate al crimen, al considerarlo un problema social surgido de la falta de oportunidades y pobreza.
En las pistas que ofreció ante los periodistas sobre su plan de seguridad, sin embargo, no se habló de prevención ni políticas de reinserción sino de atacar a las pandillas en dos escenarios considerados clave por el actual gobierno: las cárceles y los centros de grandes ciudades.
“Las pocas propuestas que hemos conocido son una suerte de déjà vu de lo que ya se ha hecho. Además de no novedosas, lo que hacen es continuar algunas de las estrategias que ya tuvieron éxito en gobiernos anteriores”, resume Sofía Martínez, consultora experta en seguridad en Centroamérica.
Estas son tres de las claves con las que el plan de seguridad de Bukele pretende acabar con la actividad delictiva de las maras en El Salvador.
1. Atacar las finanzas de las pandillas
Bukele quiere evitar a toda costa que las pandillas tengan ingresos y, para ello, aboga por atacar a quienes las financian.
“Mientras no se ataque a los que están arriba financiando estos crímenes no vamos a pararlos”, dijo el mandatario, asegurando que sin dinero será muy difícil para las maras sostener sus estructuras.
Criticó que en el pasado “no se ha ido tras los financistas. Los financistas han sido los mismos partidos políticos, y se tienen videos de partidos políticos ofreciendo hasta US$10 millones a las pandillas. ¿Y quién ha ido tras ellos?”, preguntó.
En conversación con BBC Mundo, Martínez considera positiva esta propuesta que, en su criterio, tendrá como objetivo especialmente a las empresas con las que las pandillas blanquean el dinero que obtienen mediante extorsiones.
Según datos de Bukele, de hecho, es gracias a esta práctica de extorsiones que las pandillas financian sus operaciones hasta en un 80%.
2. Recuperar los centros de grandes ciudades
Para llevar a cabo esta estrategia, Bukele anunció su intención de controlar los territorios “donde más flujo de dinero se les generan a las pandillas”, que en su opinión son los centros históricos de ciudades de gran tamaño donde estarían la mayoría de negocios relacionados con la extorsión.
Bukele se aleja así de la política de priorizar las actuaciones en pequeñas comunidades, donde en el pasado se centraron muchos de los esfuerzos gubernamentales contra las pandillas.
El presidente aseguró que esa táctica no tenía ningún efecto en la criminalidad “porque no es en esos lugares donde se cometen la mayoría de crímenes”.
Para recuperar el control de estos centros históricos, Bukele prometió cámaras de seguridad y mayor presencia de las fuerzas del orden, para quienes pedirá un refuerzo presupuestario de US$15 millones a fin de garantizarles condiciones básicas para su trabajo.
“Muchas veces se quedan sin operar porque no tienen dinero para la gasolina de las patrullas o de las motocicletas, no tienen dinero para darle de comer a la tropa. Todas esas ridiculeces que pasaban antes ya no van a pasar”, afirmó.
Martínez cree que es “importantísimo” el refuerzo de la policía como un cuerpo que está “en primera línea de batalla contra las pandillas”, pero alerta de la necesidad de una mayor transparencia de cómo y en qué se van a emplear exactamente esos millones.
3. Cortar la comunicación en las cárceles
El presidente afirmó que el 80% de las órdenes de homicidios y extorsiones salen de las propias cárceles, por lo que “descabezar” la comunicación en estos centros será otra de las prioridades de su plan de seguridad.
Anunció reuniones con las empresas de telefonía para que ayuden a garantizar el bloqueo de señal de teléfono que, oficialmente, ya está activo en las cárceles. Sin embargo, según Bukele, “se viola todos los días” e incluso se llega a desconectar para que los presos puedan comunicarse con otros miembros de pandillas en el exterior.
También anunció una depuración de custodios que trabajan en los centros penales y que en algunos casos fueron “contaminados por la corrupción”.
La analista Martínez cree que esta depuración de personal penitenciario “tiene sentido”, especialmente tras denuncias de violaciones a derechos humanos en las cárceles, y que podría “aportar cierta luz” a cómo se trabaja en los centros penales.
En cuanto a su apuesta por mejorar el bloqueo de comunicaciones desde la cárcel -una medida que también se puso en marcha en Honduras, un país que logró reducir notablemente sus cifras de homicidios en los años recientes-, Martínez descarta que pueda tomarse como modelo en Centroamérica.
“El gobierno de Juan Orlando Hernández está centrado en una política muy ‘manodurista’, pero carece absolutamente de un plan de prevención de la violencia”, dice, a la vez que destaca en este área a El Salvador como “el país modelo” gracias a programas de inversión en prevención en zonas afectadas o rehabilitación de reos.
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“Bukele, además de mirar lo que funciona en países vecinos, debería utilizar los experimentos positivos que ya tiene en sus manos como la estrategia de prevención ‘El Salvador Seguro’, en la que se han invertido millones de dólares. Hay que rescatar lo que funciona, aparte de perseguir el delito”.
¿Y el diálogo con las pandillas?
No se refleja en su plan de seguridad, pero los periodistas presentes en la conferencia en la que presentó sus estrategias no dejaron escapar la oportunidad de hacerle la pregunta de la que todo el mundo quiere conocer la respuesta: ¿negociará Bukele con las pandillas?
“Yo no he recibido ninguna comunicación de la Mara Salvatrucha (MS13) para buscar diálogo, y tampoco estamos dispuestos a dialogar con grupos criminales”, respondió.
Antes de su investidura, la MS13 dijo en una entrevista en la revista salvadoreña Factum que esperaban un cambio en las políticas de seguridad del país y que confiaban en que Bukele pudiera ser “el presidente que trate el problema desde la raíz y no con esa política absurda de las medidas extraordinarias, grupos de exterminio y más, como querer armar a la gente para matar pandilleros”.
Martínez, como la mayoría de analistas consultados por BBC Mundo, apunta a que estas conversaciones son poco menos que inevitables si el gobierno quiere tener éxito en sus planes contra la violencia.
“Mantener los homicidios a raya es de lo que más le interesa a Bukele, y la única manera de hacerlo a día de hoy es tratando de generar algún tipo de diálogo con las pandillas”, sostiene.
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“En El Salvador nunca han bajado los homicidios de manera sostenible a no ser que los poderes políticos hablaran con las pandillas. Es un tabú en este país pero todo el mundo lo hace, porque las pandillas son las que tienen la palanca en las cifras de homicidios”.
“Doble estrategia”
De momento, a juzgar por las medidas hechas públicas, la política de seguridad de Bukele se centra más en la persecución del delito y de las pandillas que en la prevención que se vislumbraba en su plan de gobierno, algo que Martínez engloba en lo que podría ser una mera estrategia política.
“La criminalidad es lo que más preocupa a la población así que quiere llevar el mensaje de implacabilidad, que es lo que quieren los salvadoreños, ver que matar no sale gratis”, dice.
Pero la experta asegura que las políticas exclusivas de “mano dura” no funcionan sin un plan “que vaya a las raíces socioeconómicas de la violencia en el país, sin lo cual no sirve de nada meter a miles de pandilleros en la cárcel porque las maras son ya parte del tejido social de El Salvador”.
Por eso Martínez cree que Bukele podría tener una doble estrategia: comenzar su mandato con una política visible más dura frente al crimen, para esperar a la reacción de las pandillas al respecto y poder promover después algún tipo de propuesta alternativa.
“Él sí entiende la realidad de su país, entiende el problema de las pandillas porque ha lidiado con ellas cuando era alcalde de San Salvador. Pero con estos mensajes iniciales está intentando también ganar popularidad para conseguir puestos en la Asamblea”, donde actualmente su partido Nuevas Ideas no tiene representantes.
La analista asegura por ello que las elecciones legislativas de 2021 es una fecha clave en el horizonte de Bukele. “Ahí probablemente va a cambiar la estrategia de seguridad, porque con apoyo en la Asamblea va a poder hacer muchas mas cosas. Sin apoyos, va a seguir seguir viviendo de decretos y de publicidad mediante las redes sociales”.
Martínez reconoce que lidiar con el tema de la inseguridad en El Salvador no es nada fácil y que la imagen pública de muchos presidentes anteriores se fue al traste por su gestión de esta área.
“En El Salvador ya se sabe cuál es el problema y la receta para mejorar: una fórmula que combine persecución del delito con prevención. Bukele debería hacer gala de lo que promueve: un cambio en su país y tener valentía para llevarlo a cabo. Siendo esa sangre fresca que llega al gobierno, debería jugársela”, concluye.
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