NY garantiza un día de descanso, el derecho a sindicalizarse y pago de horas extras a trabajadores agrícolas
Esta ley entierra últimos indicios de la segregación racial en el estado
Desde 1935 una ley federal había excluido a los trabajadores agrícolas de las protecciones laborales más fundamentales, el Congreso de entonces había sacado del renglón de beneficios mínimos, como horas extras y días de descanso, a la fuerza laboral de las granjas porque en su mayoría eran afroamericanos. Este miércoles, 84 años después, la legislatura de Nueva York aprobó una ley que trata de equiparar los beneficios de estos trabajadores, a los del resto del estado.
Se trata de la Ley de Prácticas Laborales Justas para los Trabajadores Agrícolas, aprobada en la agonía de las sesiones legislativas de este año, por la mayoría demócrata del senado, luego de 20 años de intentos por garantizar seguridad laboral a un promedio de 100,000 trabajadores, de la multimillonaria empresa agrícola de Nueva York.
“Esta ley otorgará a nuestros trabajadores agrícolas un día de descanso, el derecho a sindicalizarse y el acceso a pago de horas extras“, dijo Frankie Miranda, vicepresidente ejecutivo de la Federación Hispana, una de las organizaciones impulsoras de la legislación.
Para Miranda, la lucha no ha terminado, pues continuarán abogando por el pago de horas extras, frente a una junta de salarios recién establecida.
“Protegiendo a la fuerza laboral de las granjas, Nueva York puede continuar posicionándose como una de las economías más grandes del mundo”, aseveró el activista.
La senadora Jessica Ramos, patrocinadora del proyecto celebró que “estamos corrigiendo una injusticia histórica, un remanente de las leyes de la época de Jim Crow, para afirmar que a los trabajadores agrícolas se les deben otorgar derechos como cualquier otro trabajador”.
Aproximadamente una cuarta parte del territorio de este estado está cubierto por granjas, en donde la fuerza laboral en un 90% es hispana, predominantemente de México, Honduras y Guatemala. Varias organizaciones y universidades han documentado las terribles condiciones que padece esta mano obra en su jornada laboral.