Editorial: Chantaje con las deportaciones
Otra vez Trump juega con la estabilidad de los inmigrantes en Estados Unidos
El presidente Donald Trump e s como el verdugo que amenaza con cortarla cabeza de la familias indocumentadas. Ya sabemos que en el pasado no tuvo problemas en hacerlo. Por eso su intimidación tienen un impacto aterrador. Pero parte del juego es mostrar generosidad, como para posponer por un tiempo la ejecución. Un chantaje para obtener algo distinto.
Esa es una táctica negociadora que este presidente repite una y otra vez. Es un acto de sadismo cuando se usa la destrucción de familias, como se usan las fichas que están sobre la mesa. No es una sorpresa.
Desde el inicio de la presidencia, la intención de causar el dolor más profundo a los indocumentados es la base de la política migratoria de la administración Trump para desalentar el arribo de inmigrantes.
Cuando llegó el momento, se separaron los hijos de los padres en la frontera. Hoy hay menores en el sistema de casa de crianza y adopción que posiblemente nunca más vean a sus padres gracias a la deshumanización de las autoridades que dividieron a grupos familiares como animales, sin control ni seguimiento. No obstante los esfuerzos de la Casa Blanca, nuestro país mantiene sus valores gracias a los tribunales, que rechazaron la deliberada división de familias en la frontera como una política de gobierno.
Trump habla de los indocumentados que son un peligro para la sociedad, pero sus acciones están dirigidas hacia las familias. Son un blanco más fácil, más vulnerable. Si el propósito es causar dolor, qué mayor sufrimiento que separar a padres de sus hijos.
El plan que fue suspendido por dos semanas, a menos que el Congreso haga algo sobre las leyes de asilo, apunta a unas 2,000 familias identificadas en 10 ciudades. ICE supuestamente envió cartas para que se presenten ante las autoridades de inmigración o que se vayan de Estados Unidos. Durante esos operativos no es extraño que caigan otros indocumentados que estén en los alrededores.
El Presidente quiere que el Congreso apruebe cambios a la ley de asilo para evitar que sea solicitado en la frontera. De lo contrario dice que se realizarán estas deportaciones. No dice que se suspenderán todas las deportaciones que dividen familias. El éxito del chantajista es que puede repetir la amenaza cada vez que le convenga.
El Congreso tiene en sus manos un paquete de $4,500 millones de dólares de ayuda a la crisis humanitaria de la frontera. Trump quiere que allí se ponga la reforma del asilo, para eso usa la amenaza a las familias. El cambio de las leyes de asilo es parte de una reforma integral y no de fondos de emergencia.
Hoy urge aprobar esos fondos. Las amenazas continuarán y, desafortunadamente, las deportaciones también, con Trump en la Casa Blanca.