Blockchain: qué es esta tecnología y por qué dicen que cambiará el mundo tanto como internet
La cadena de bloques o blockchain es la gran apuesta de muchos inversionistas, a pesar de que pocos entienden bien qué es
The Long Island Iced Tea Company, como su nombre indica (té helado), se dedicaba al negocio de las bebidas. Pero de hecho, no le iba tan bien como quería en ese sector. En el tercer trimestre de 2017 perdió cerca de US$4 millones.
Fue entonces cuando decidió darle un pequeño giro al negocio.
¿Dejaría de vender bebidas? No.
Solo anunció un cambio en el nombre de la marca.
En lo sucesivo se conocería como Long Blockchain Corporation.
¿Eso significa que iba a vender bebidas a través de blockchain? Tal vez.
La compañía haría cosas relacionadas con blockchain. Quizás, decía en su anuncio. Probablemente.
Los detalles eran confusos, pero eso no impidió que los inversionistas se emocionaran.
¿Qué es blockchain? ¿Y qué tiene que ver con el té helado Long Island?
Blockchain es en esencia es una base de datos de transacciones financieras que se guarda en varias computadoras y que crece constantemente a medida que se le agregan nuevas transacciones o “bloques”, formando una cadena de datos continua y pública.
¿Por qué es importante?
Entre otras cosas, es la tecnología que hay detrás del bitcoin y otras monedas digitales.
El registro de las transacciones financieras es importante porque determina qué dinero tienes, a quién le debes o quién tiene que pagarte.
En el caso más extremo, si ese registro es robado, borrado o desaparece, nadie sabría el estado de sus cuentas o dónde está su dinero.
Puede que blockchain aún esté en su infancia, pero el capital riesgo, es decir los inversores que invierten en las primeras fases de un negocio, ya ha puesto miles de millones en empresas de nueva creación con planes mucho más definidos que los de Long Island Iced Tea Company.
Incluso Facebook quiere entrar en el negocio blockchain.
Los partidarios dicen que blockchain podría llegar a ser tan disruptivo como internet.
Comparan esta tecnología con la aparición de la World Wide Web en la década de los 90.
En ese momento, muchos tenían claro que se iba a convertir en algo relevante, pero pocos lo entendían realmente o preveían su potencial y sus limitaciones.
Entonces, ¿qué problema quiere resolver blockchain? ¿Es una moda o una tecnología que ha llegado para quedarse?
Comencemos con una pregunta engañosamente simple: ¿qué me impide gastar el mismo dinero dos veces?
Cuando son las monedas físicas las que determinan el valor del dinero es fácil.
No puedes dar la misma moneda a personas diferentes.
¿Cómo sabes que no le has dado el mismo dinero a otra persona?
Confías en que el banco, o MasterCard, o PayPal, garanticen que eso no suceda y que sus sistemas no lo permitan.
Pero tal y como está configurado el sistema, es fácil que estos intermediarios financieros se vuelvan muy poderosos.
A fin de cuentas, cuando pagas un café en una tienda con una tarjeta, pongamos Visa, es Visa la que adelanta el dinero a la tienda, mientras reclama ese mismo importe de tu cuenta bancaria.
A día de hoy, esa transacción se hace en milisegundos, pero el proceso no deja de ser así.
Además existe el “efecto red” que hace que cuántos más clientes lo utilicen, más atractivo es el servicio para las tiendas también.
Sin embargo, existe el miedo fundado de que si estos intermediarios fallan, el sistema colapsará.
¿Qué pasaría si no los necesitáramos? ¿Sería el sistema financiero más seguro?
¿Qué pasaría si los registros financieros que lubrican la economía global fueran, de alguna manera, de propiedad colectiva?
En 2008, alguien que usaba el seudónimo Satoshi Nakamoto propuso un nuevo tipo de dinero: el bitcoin.
Las transacciones no serían verificadas por un tercero de confianza como un banco o proveedor de tarjetas de crédito, sino por una red de computadoras que resuelven problemas criptográficos.
La teoría con la que nació la criptomoneda es que mientras haya suficientes personas con computadores potentes para verificar la solución, nadie podrá falsificar los registros o realizar transacciones fraudulentas.
Además, el sistema incentivaba a los ciudadanos individualmente.
Aquellos que cedían parte de la potencia de sus computadoras al proyecto, serían pagados con la nueva moneda.
¿Puede extenderse?
Era y es un sistema ingenioso.
La gente empezó a preguntarse si la tecnología blockchain que hace posible todo esto, podría extenderse a más facetas de la vida cotidiana.
Lo que atrae en realidad es que blockchain ofrece una forma completamente nueva de colaboración entre extraños sin necesidad de confiar en una autoridad centralizada o en un intermediario.
Es entonces cuando empezamos a escuchar frases como “transformar todo” y “cambiar el mundo”.
En teoría, blockchain ayuda a reducir los costos de verificar transacciones y crear nuevos mercados.
¿Qué serían Facebook, Uber y Amazon, por ejemplo, sin las bases de datos en las que sustentan sus negocios y que nos ayudan a interactuar?
¿Podría blockchain construir algún día nuevos modelos en línea en los que seamos propietarios de nuestros datos o en los que tengamos el poder sobre nuestros datos para vendérselo a quien queramos?
Algunos piensan que sí.
Otros trabajan en hacer que blockchain rastree el trayecto de bienes en las cadenas de suministro o en de la propiedad intelectual en el mundo digital.
O para firmar contratos más rápidos o sistemas de votación más seguros.
En este contexto, siempre habrá alguien en algún lugar intentando desarrollar procesos en una cadena de bloques.
Pero seamos honestos: la mayoría de nosotros no entendemos los aspectos básicos de estas ideas.
E incluso si lo hacemos, no podemos imaginar cómo se desarrollarán estas ideas en la práctica.
Fraudes y locuras del mercado
Como era de esperar, la combinación de la información despiezada y una tecnología difícil de entender se ha traducido en que algunas personas no hayan pensado de la manera más crítica.
Como aquellos que compraron acciones de una compañía de té helado que tenía pérdidas solo porque su nombre incluía la palabra “blockchain”.
O quien hizo subir el valor total de “DogeCoin”, una criptomoneda cuyo logo es el perro de un meme, a más de US$2.000 millones.
O quien puso US$660 millones en algo llamado pincoin, una criptodivisa basada en poco más que un bonito sitio web.
Quienes estaban detrás de Pincoin se llevaron el dinero y desaparecieron estafando a la gente.
¿Cuán emocionados deberíamos estar por la llegada de la tecnología blockchain a nuestras vidas?
El economista Tyler Cowen es cauto al respecto.
Considera que, al menos por ahora, “el escepticismo es más plausible que el entusiasmo”.
La razón es que las cadenas de bloques pueden ser lentas.
Bitcoin, por ejemplo, registra tres o cuatro transacciones por segundo. Visa tiene un promedio de 1.600.
Para validar estas transacciones, las computadoras totales que resuelven los enigmas criptográficos de bitcoin consumen, según una estimación, la misma cantidad de electricidad que Irlanda.
Algunos cuestionan la importancia de estas cifras, pero el desafío tecnológico de escalar blockchains parece real.
Es decir, extender el uso para que sea un método interesante para todo el mundo.
Uno de los atractivos del bitcoin es que tu billetera no está vinculada a tu identidad real y esto es especialmente útil para quienes compran cosas de dudosa legalidad.
Pero si queremos usar blockchain para almacenar registros médicos, tenemos que asegurarnos de que no puedan vincularse con el paciente equivocado.
Al eliminar los intermediarios, blockchain nos recuerda de vez en cuando por qué vale la pena pagar por los servicios de Paypal, Visa o Mastercard, por poner un ejemplo.
Ventajas e inconvenientes
Los intermediarios pueden arreglar errores.
Si pierdes el acceso online a tu banco, puedes llamar para que te manden una clave nueva.
Si pierdes el código de acceso a tu billetera de bitcoin, te puedes despedir de tus monedas.
Pero blockchain también puede resolver disputas.
La mejor manera de hacer eso son los “contratos inteligentes”, que se describe más amablemente como una conversación en evolución.
La confianza en un intermediario ahora tendrá que ser reemplazada por la confianza en otras cosas.
Como que el software es fiable y que las estructuras de incentivos no se descompondrán en circunstancias inesperadas.
Pero evaluar esa característica en un software es difícil.
La Organización Autónoma Descentralizada, un fondo de inversión pionero que invertía en la criptomoneda Ethereum, recaudó US$150 millones antes de que alguien lo pirateara y robara US$50 millones.
El economista Eric Budish sugiere que hay límites en cuán valioso puede llegar a ser bitcoin antes de que los incentivos para atacarlo superen los incentivos que actualmente mantienen a los hackers a raya.
Pero solo ha pasado una década desde el nacimiento del blockchain.
¿No deberíamos esperar algunos errores y falsos comienzos antes de que averigüemos para qué sirve?
Cuando la World Wide Web tenía una edad similar, estaba mucho más asentada y era más avanzada, pero los inversionistas seguían poniendo dinero en Webvan, Flooz y Pets.com y también en negocios exitosos como Amazon.
No debería sorprendernos que las acciones de Long Blockchain Corporation se desplomaran rápidamente un 96%.
Pero tampoco deberíamos ser demasiado cínicos con respecto a lo que algún día podría ser posible con esta tecnología.
Tim Harford escribe la columna “Economista clandestino” en el diario británico Financial Times. El Servicio Mundial de la BBC transmite la serie 50 Things That Made the Modern Economy. Puedes encontrar más información sobre las fuentes del programa y escuchar todos los episodios o suscribirte al podcast de la serie.
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