La increíble historia de Millán Ludeña, el ecuatoriano que bajó al infierno y subió al cielo corriendo maratón
Logró un récord Guinness por correr entre las entrañas de una mina en Sudáfrica y las alturas nevadas del volcán Chimborazo
NUEVA YORK. – A primera vista, cualquiera que vea a Millán Ludeña, jamás podría imaginar que sobre esa humanidad de delgada contextura y de 1.61 metros de estatura, es decir, la antítesis de lo que suponemos deba ser un atleta de deportes extremos, es quien logró la hazaña de ganar un Récord Guinness, por cierto, el primero para su país, el Ecuador.
Ludeña, un guayaquileño de 38 años, que cuando habla, tiene una locuacidad multiplicada por mil a través de sus vivaces ojos, asevera, que lo que él hace, es una forma diferente de convertir en realidad los sueños. Y es que. lo que le hace falta de físico, lo supera con perseverancia y un corazón inmenso equipado para grandes emociones.
“Todos tenemos límites y con ellos dos opciones. Podemos dejar que estos límites determinen nuestra vida o tratar de desafiarlos. La elección es tuya”, dijo Ludeña, en entrevista con El Diario. Está de paso por Nueva York para promocionar el documental ‘From Core to Sun’ (Desde el Núcleo al Sol), donde en una hora y media está registrada su historia, calificada por el Libro de Records Guinness como: “oficialmente increíble”.
El gran reto
Ludeña es el único hombre del mundo que ha sido capaz de correr en dos horas y media, una media maratón – o13 millas-, a 11,680 pies -2 y ¼ millas-, de profundidad, a través de la mina de oro Mponeng, en Sudáfrica, bajo 107 grados Fahrenheit- 42 grados Celsius- de temperatura, con un 80 % de humedad, sorteando las irregularidades propias del terreno, en la oscuridad, apenas iluminado desde la frente por un casco de minero.
Mponeng es una mina de oro en la provincia sudafricana de Gauteng, considerada la más profunda del mundo. El viaje desde la superficie hasta el fondo de la mina lleva más de una hora.
“No soy profesional del deporte. No me he formado para eso, de pequeño ni soñé siquiera enfrentarme a los lugares más extremos de la Tierra. Soy un hombre que persigue sueños”, revela Ludeña, cuando se le pregunta cómo se define como persona.
El ecuatoriano confiesa no ser un atleta a tiempo completo. Es ingeniero agrónomo graduado en la Universidad Panamericana El Zamorano, en Honduras y tiene una maestría en la Escuela de Negocios del Incae, en Costa Rica.
Cuando cuenta cómo empezó a fraguar la idea de unir los dos puntos extremos de la tierra, su rostro se ilumina y parece que volviera a vivir nuevamente su sueño. Pues su aventura es eso, un intrincado sueño hecho realidad: Unir el extremo más cercano al núcleo de la tierra en lo profundo de la mina Mponeng y el punto más alto del planeta, en el volcán Chimborazo, que por su posición en la línea ecuatorial y con sus 6.263 metros de altura, es el extremo más cercano al Sol.
Al compartir por primera vez los entretelones del proyecto, a todos les pareció una locura irrealizable y mucho más, que alguna empresa decidiera interesarse e invertir en promoverlo. Y faltaba algo más, quizá fue la parte más difícil; el reto debía cumplirse en un tiempo de 80 horas, lo que implicaba, correr en las entrañas de la mina en Sudáfrica, tomar un avión a Ecuador -un vuelo de más de 30 horas-, y continuar la segunda fase de la prueba, en el Chimborazo.
“Mi meta era lograr un récord por partida doble. La media maratón subterránea y la otra media maratón en la cumbre helada de la montaña. Guinness sólo reconoció el primero”, expresó. Ludeña. No obstante, la aventura que da nombre al documental ‘Desde el Núcleo al Sol’, convirtieron a este ecuatoriano en héroe del deporte extremo, por su tenacidad inquebrantable en lograr un objetivo sin precedentes.
Pero este no es su único proyecto. Antes Ludeña se embarcó en otras iniciativas tanto o más sorprendentes, como la ‘Maratón de los Sables’ que corrió en el desierto del Sahara, cubriendo 240 km, luego la prueba de 100 km en la Antártida a menos de 30 grados y la carrera ‘La Misión’ de 160 km en la Patagonia. Cuando responde sobre sus razones para plantearse llevar adelante esos desafíos, él dice: “No se trata de cantidades, ni lugares, ni distancias recorridas, ni siquiera de temperaturas. Son desbloqueos mentales”.
Para explicar esa perspectiva Ludeña retrocede a los años en que junto a Juan José Castelló, su compañero de estudios, luego de concluir sus carreras en El Zamorano, decidieron montar un proyecto para desarrollar cacao orgánico y que cuando estaba listo para su ejecución, todo quedó en nada, por la muerte de Castelló en un accidente de tránsito.
“Su muerte hizo que yo entendiera lo efímera que es la vida. Ambos planificamos estratégicamente nuestra visión de trabajo en una computadora: eran el proyecto y negocio perfectos, pero la vida real es otra cosa”.
Ludeña razona que la mayoría de la gente se aferra a planificar su existencia, pero dice, “el único hecho real es que esta noche, por ejemplo, no sabemos con certeza si llegaremos a nuestra casa”.
“Si sabemos que vamos a morir en algún momento, nos vale que empecemos a vivir y hacerlo con un concepto que vaya más allá del simple hecho de respirar. Hay que replantearse la vida, analizar el camino que hemos recorrido y preguntarnos qué hemos hecho. Lo peor es sentir que la vida se nos va sin haber hecho nada valioso por nosotros o por el resto”.
De esta forma, este trotamundos de gran aliento, ha devenido en una suerte de motivador a través de las conferencias que viene impartiendo y en las entrevistas que está dando en todo el mundo sobre el documental basado en su inspiracional aventura.
“Si conseguir los permisos para que yo pudiera tener acceso a la mina fue una odisea, lo fue más para que se dejara entrar a todo el equipo de filmación. Fue una verdadera prueba de resistencia enviar decenas de emails, donde las primeras respuestas fueron negando rotundamente esa posibilidad y después, para que entendieran el alcance del proyecto. Al final, triunfó mi persistencia”, narra Ludeña.
“Los protocolos de seguridad de la mina Mponeng -de donde se extrae más del 50 por ciento del oro del mundo- son extremadamente estrictos, por otro lado, la naturaleza del proyecto, no tenía precedentes, de allí lo difícil que finalmente se diera acceso a la carrera y a su filmación”, extendió Ludeña.
Nunca estuvo sólo en su empeño, Ludeña destaca que, mientras se preparaba para la prueba, contó con el respaldo de su familia y de varios profesionales que se sintieron identificados con el proyecto, que incluyeron a la psicóloga deportiva Liza Portalanza, el entrenador Gonzalo Calisto, el médico deportivo Oscar Concha, la fisioterapeuta Gisela Toledo, el dietista Alex Caamaño y Carolina Bassignana, su novia.
Una historia edificante
Ludeña siempre quiso que su esfuerzo quedara plasmado en una cinta y es aquí donde empieza la segunda parte de su proyecto, buscar que ‘From Core to Sun’ llegue a la plataforma de Netflix. El documental se lanzó en Estados Unidos y Canadá en iTunes y Amazon el 11 de junio.
El documental se estrenó en Ecuador en 2018 y se convirtió en la película más taquillera del año y estuvo en los cines durante 14 semanas. En agosto y noviembre de este año, ‘From Core to Sun’ estará en los festivales de cine latinoamericano de México y Uruguay; y luego en los más conocidos, Cannes, Francia; TIFF, Canadá; Sundance, Estados Unidos y el de San Sebastián, España.
“Nuestros países cuentan historias en negativo y las presentan como que es nuestra realidad. Aquí, queremos hacer lo mismo, pero en positivo. Que se vea que la realidad de nuestros países también es optimista”, dice Ludeña.
El documental se hizo a un costo de $ 250.000 bajo la dirección del guionista uruguayo Oliver Lee Garland, que contó con el aporte de la escritora Carolina Sosa, con la cercana participación del canadiense Jeffry Karram y Shanna Robalino, de la productora ecuatoriana, Levector Films, que incluyó entre otros, al técnico de iluminación Quints Nel y el director de fotografía Simon Brauer.
“No resultó fácil convencer a las empresas para que aportaran capital a un proyecto que en sí, es una gran historia y como película, es un producto de exportación triunfador. De ahí que el título original es en inglés”, afirma Karran, el productor canadiense que acompaña a Ludeña en su gira promocional por Estados Unidos.
El documental en síntesis rescata una historia edificante donde el protagonista muestra determinación, perseverancia y amor por su país. Las declaraciones de Ludeña a El País de España, la revista especializada de cine CED, El Universo de Ecuador, entre tantos otros medios que han abierto sus páginas y segmentos en televisión para contar la hazaña, reflejan eso, el impulso mental que motiva a Ludeña a alcanzar la meta que se ha propuesto, quien afirma que ya está buscando un nuevo desafío que, “con seguridad será más complejo y mejor”, concluye.