Letras: Más falso que un billete de tres dólares

Cuando utilizamos las condicionales y seudocondicionales

“Si él canta bien, yo soy Gardel”, comentó mi amigo despectivamente de su vecino, que se creía un gran cantante sin serlo. El comentario despertó señales inequívocas de aprobación y hasta una duda gramatical de una joven estudiante de secundaria, que se preguntó si era realmente una oración condicional.

¿Por qué la joven pensó en gramática? Precisamente porque el día anterior la profesora le había dicho: “Si no estudias no aprobarás el examen”, y después le preguntó qué tipo de oración era esa. Muy sencillo, había respondido la adolescente. Una oración condicional ya que expone una condición, la suposición de que la falta de estudio significará el fracaso en el examen. ¡Qué fácil es la gramática! ¿No?

Claro que no todo es lo que parece. Aunque hay oraciones condicionales hechas y derechas, también hay otras que se les asemejan, que tienen una estructura similar pero que no son condicionales. Y ya que están disfrazadas de lo que no son, se les ha dado el nombre de seudocondicionales. Seudo (o pseudo, como usted prefiera ya que ambas formas son correctas) significa falso, como seudocientífico.

¿Por qué son falsas condicionales? Primero volvamos al ejemplo ya que resulta más claro ir de la práctica a la teoría. “Si él canta bien, yo soy Gardel” es una seudocondicional bien redondita. La oración parece condicional porque empieza con ese mismo  si no acentuado con que comienza la mayoría de las condicionales. Pero no lo es. ¿Y sabe por qué? Porque aunque tiene la forma de aquellas, se diferencia en que no aporta una hipótesis. ¿Y qué es hipótesis? La suposición de algo para sacar de ello una consecuencia.

Comparemos la condicional verdadera con la falsa. “Si no estudias no aprobarás el examen” sostiene la hipótesis de que sin estudio no habrá aprobación, o sea, una consecuencia bien clarita. En cambio, “Si él canta bien, yo soy Gardel” no aporta ninguna hipótesis, ya que no sugiere ninguna consecuencia. Por el contrario, implica que el vecino canta como la mona y no precisamente que si llega a cantar bien, su crítico llegará a ser el nuevo rey del tango.
¿Otras seudocondicionales? “Si tú estás cansada, yo estoy agotada”, “¡Como voy a disfrutar de mis hijos si nunca estoy en casa!”, o “Si Juventus tiene a Cristiano Ronaldo, Barcelona tiene a Lionel Messi”.

Jorge Ignacio Covarrubias es secretario general de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE)

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