El “negro” secreto del muro de Donald Trump
Literalmente, tiene que ver con el color
El muro que el presidente Donald Trump ha ordenado construir en la frontera de Estados Unidos con México no sólo es notablemente alto y puntiagudo, para herir a cualquier que trate de saltarlo, y está pintado de negro para que sea “más caliente que el sol”. Además, está cableado para que las autoridades fronterizas puedan saber al instante si alguien está intentando cruzarlo.
Esto último lo contó el propio presidente. El problema es que al Ejército no le hizo ninguna gracia que se supiera, puesto que, presuntamente, era un secreto.
Trump se comprometió ante su electorado en numerosos actos electorales a completar hasta 500 millas de barrera durante sus cuatro años de mandato. Le queda poco más de un año y apenas se han construido algunas millas.
Es cierto que se han renovado 60 millas de valla antigua: “Era como una lámina de metal y la gente simplemente podía derribarla de manera rutinaria”, dijo. Pero hasta ahora no había podido construir el nuevo muro prometido, lo que podría haber sido considerado una humillante derrota antes de las elecciones de 2020.
El problema es que prometió que México lo pagaría y México se negó a pagarlo. Luego quiso que el Congreso lo pagara con dinero de los contribuyentes estadounidenses, pero el Congreso, incluso con mayoría republicana, se negó a darle todo el dinero que pedía. Así que Trump declaró una emergencia nacional en la frontera y desvió fondos del Ejército (que ha alertado que eso podría causar una emergencia nacional).
Su plan ahora es construir prácticamente una milla de muro al día para cumplir su promesa de levantar 500 antes de las elecciones de 2020.
En realidad, la frontera se extiende unas 2,000 millas, pero él mismo admitió que no haría falta levantar una barrera desde el océano Pacífico hasta el Golfo de México, sino sólo entre 700 y 900 millas. Primero, porque ya hay 654 millas de muro construido, a las que se suman otras 51 millas con barreras dobles o triples. Y porque, además, “hay un montón de barreras naturales”, entre ellas montañas “y ríos violentos y crueles” que sirven como muro natural.
No será un muro, porque Trump rectificó en enero: “Dije que iba a construir el muro, no dije que lo fuera a hacer de cemento”, explicó, aduciendo que “el acero es más fuerte que el cemento”. “La gente necesita poder ver a través del muro”, añadió, en referencia a los agentes migratorios.
En febrero trascendió que quería hacer con esa valla: “Vamos a pintarla de negro, se pondrá tan caliente que será imposible trepar por encima”, dijo a sus asesores, “así será más caliente que el sol”. De hecho, añadió, supuestamente en broma, que perdonaría a quienes fueran condenados por incumplir la ley para acelerar la construcción de esta barrera.
Este miércoles, durante una visita electora a un sector del muro reconstruido cerca de San Diego, insistió: “Puedes freír un huevo en esa pared. Este muro no se puede saltar”. Orgulloso, llegó a firmar un barrote con su nombre.
Quizá por orgullo también, se excedió al parecer presumiendo de las capacidades de esta valla, que bautizó como “el Rolls-Royce de los muros fronterizos”, en referencia al costosísimo auto de super-lujo.
Trump explicó a los periodistas que el muro está “cableado, para que sepamos si alguien está intentando penetrar”. “Puede que usted quiera comentar un poco más, general”, añadió luego, volviéndose hacia Todd Semonite, jefe de los ingenieros del Ejército.
Pero Semonite respondió: “Señor, podría ser mejor no hablar de esto”.
Entre risas nerviosas de otros oficiales, Trump replicó: “Ok, me gusta eso, es una gran respuesta, sólo les diré que está cableado, ¿ok?”.
Cableado o no, el muro no está pintado de negro: era demasiado caro. “Tiene un potente, buen color oxidado”, dijo Trump, añadiendo que podría ser pintado de negro en el futuro.
Hasta ahora se han construido 66 millas, contando los tramos renovados de valla ya existente, y hay 251 más en construcción en 17 sectores, más contratos para otras 163 millas. El resto tendrá que esperar por problemas con los propietarios privados de las tierras donde se quiere levantar la valla fronteriza.
(Editado por Bruno G. Gallo)