Editorial: Se resquebraja la leyenda
Trump puede asegurar con su usual inmodestia que la decisión en Siria es “estratégicamente brillante” pero su imagen de gran negociador está mancillada
El repudio de la mayoría de la bancada republicana en la Cámara de Representantes al retiro de tropas de Siria en el voto del miércoles es un fuerte revés para el presidente Donald Trump. Es una situación desconocida hasta ahora en la Casa Blanca. Llega en un momento difícil para la presidencia.
La Cámara Baja condenó la decisión de Trump de retirar las tropas estadounidenses que ayudaron a los rebeldes Kurdos a derrotar al Estado Islámico. La salida dio de hecho el visto bueno al gobierno turco de Recep Tayyip Erdogan para invadir una zona fronteriza de Siria para perseguir a las Unidades de Protección Popular (YPG) kurdas a las que considera terroristas .
La traición repentina de Trump a los aliados en el frente de la lucha contra el extremismo islámico en el Medio Oriente causó indignación general, incluso entre los republicanos donde existe un alto nivel de tolerancia hacia los caprichos presidenciales.
Las excusas de Trump no tuvieron éxito en esta ocasión. El Presidente se quejó de los kurdos por no ayudar a Estados Unidos en el desembarco de Normandía en la Segunda Guerra Mundial, dijo que los kurdos “no son ángeles”, que EEUU no tiene nada que ver con ellos, que ese es un tema regional que pertenece más a Siria y a Rusia que a Estados Unidos. Y que es razonable que los kurdos pidan desesperadamente ayuda al régimen de Damasco ante el ataque turco, a pesar de haberse rebelado contra Assad en el pasado.
El alto al fuego supuestamente obtenido por el vicepresidente Mike Pence, ante las críticas a la Casa Blanca, no cambia el daño causado. Declara un cese al fuego momentáneo de Turquía para permitir el retiro del YPG del área, que es exactamente lo que buscaba Erdogan. Las incertidumbres sobre el papel de Rusia y Siria en un acuerdo donde no están incluidos son tan numerosas como los cese de fuego ya violados en la región. El reloj no puede regresar al pasado como si no hubiera sucedido nada.
Trump puede asegurar con su usual inmodestia que la decisión en Siria es “estratégicamente brillante” pero su imagen de gran negociador está mancillada. De igual manera se derrumba a su alrededor la narrativa sobre su “conversación perfecta” con su colega de Ucrania. La investigación en el Congreso está revelando que el abogado privado del Presidente, Rudy Giuliani, estaba a cargo de las relaciones entre Estados Unidos y Ucrania.
El caso de los kurdos y las revelaciones sobre Ucrania amenazan con crear un parteaguas en la leyenda de un presidente que sobrevive todos los escándalos. El desgaste de Trump se ve en las encuestas.
Ojalá también se sienta en las urnas.