Al papa Juan Pablo I lo mataron con Valium y cianuro, plantea excapo de la mafia italiana en NYC
Explosivas declaraciones de exintegrante de la mafia Colombo contenidas en un libro
Juan Pablo I falleció de un infarto solo 33 días después de iniciar un papado que prometía reformas en la Iglesia Católica, o, al menos, eso dice la historia oficial.
Ya van casi 40 años de su muerte, el 28 de septiembre de 1978.
Apenas un mes antes, el 6 de agosto había fallecido su predecesor de un infarto, Pablo VI.
Sin embargo, todavía persisten las dudas sobre las circunstancias del deceso del sustituto.
El hecho de que nunca se le realizó una autopsia oficial al cuerpo agregó peso a la teoría de conspiración alrededor de su fallecimiento.
Ahora, “When the Bullet Hits the Bone” (“Cuando la bala impacta el hueso”), el libro del exnarco Anthony Raimondi –que reseñan medios internacionales esta semana– añade más controversia al debate.
En la obra, el exintegrante de la mafia Colombo, afirma que ayudó a matar al Pontífice para mantener en secreto un supuesto fraude financiero.
La mafia Colombo es una de las cinco “familias” de La Cosa Nostra siciliana en Nueva York, aparte de Bonanno, Genovese, Luchese y Gambino. A pesar de ser entidades separadas, los miembros de esta organización colaboran entre ellos en actividades criminales.
De acuerdo con la versión del italiano contenida en el libro, el Papa fue envenenado a poco más de un mes de ser proclamado el máximo líder de la Iglesia.
Durante una entrevista con el medio The New York Post el fin de semana pasado, Raimondi detalló que fue reclutado para cometer el crimen por su primo cardenal, Paul Marcinkus, quien dirigía el Banco Vaticano. Al momento del alegado hecho, Raimondi tenía 28 años.
“Sabía que eso me compraría un boleto de ida al infierno”, señala Raimondi, pero aún así asegura que lo hizo.
Una monja fue quien se topó con el cuerpo moribundo del Papa.
Un médico del Vaticano estableció que Juan Pablo I había fallecido.
Fraude de millones
La teoría expuesta por Raimondi apunta a que la alta cúpula de la Iglesia quería evitar la exposición de un fraude estimado en $1,000 millones de dólares.
Los mafiosos, supuestamente, vendieron certificados falsos de acciones de grandes compañías estadounidenses a compradores ingenuos.
Juan Pablo I, supuestamente, había prometido expulsar a Marcinkus y a “la mitad de los cardenales y obispos en el Vaticano“, planteó el capo.