Exagente boricua de la DEA que lavó millones para cartel colombiano compró diamante en Tiffany
Participó en la captura de decenas de narcotraficantes y lavadores de dinero; pero él era uno de ellos
El puertorriqueño José Irizarry fue un agente destacado de la Administración para el Control de Drogas de Estado Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) en Colombia. Este viernes fue arrestado y acusado por lavado de dinero.
El periódico colombiano El Tiempo publicó hace un año que Irizarry participó en la captura de decenas de narcotraficantes y lavadores de dinero y era uno de los líderes de la oficina de esa agencia en Cartagena, en donde se había establecido y llevaba una vida de lujos.
La acusación contra el exagente, contra quien ahora pesan 19 cargos, se hizo desde una corte en Florida. Prensa Asociada reporta que, además de Irizarry, las autoridades también arrestaron a su esposa, Nathalia Gómez.
El Tiempo obtuvo copia del documento, en el que declaran al boricua coopartícipe de una megaoperación de blanqueo de capitales que involucra a su esposa, quien es natural de Colombia, y a dos conspiradores que no se identifican, uno de ellos el padrino de sus hijos.
Irizarry estuvo en Colombia desde agosto de 2009 hasta enero de 2015, y fue sacado de Colombia por orden de su jefe inmediato y enviado a una oficina en Washington mientras se avanzaba la investigación por el supuesto nexo de Gómez, con el colombiano Diego Marín.
Prensa Asociada indicó en su reporte que Irizarry renunció a la DEA en enero de 2018. Añadió que, antes de ser expuesto, Irizarry fue un agente ejemplar, ganando premios y los elogios de sus supervisores.
Cuando era un agente en Miami a principios de 2009, le fue confiado un operativo encubierto de lavado de dinero utilizando empresas fachada, cuentas en bancos ficticios y mensajería.
Aunque en la acusación no se revelan los nombres de otros implicados, se asegura que el hoy exagente “usó su posición especial e información privilegiada en su beneficio y en el de sus cómplices”.
Aunque se declaró en bancarrota, en diciembre de 2010 se le rastrearon varios bienes que no pudo justificar.
Gómez creó una compañía (Irizarry y Gómez), en Miramar, Florida, a través de la cual movieron grandes cantidades de dinero.
Parte de los fondos habrían provenido de una red de tráfico de drogas y lavado de un cómplice colombiano que se convirtió en padrino de los hijos del agente de la DEA y de la colombiana.
Los lujos y los Ambuila
La investigación se refiere a un segundo cómplice, también colombiano, que ayudó a mover los fondos hacia Estados Unidos. Y aunque no lo identifican, señala, que fue un funcionario público.
Se indaga si su caso está vinculado con Ómar Ambuila, quien se desempeñaba como jefe de control de carga en la Dian y cuya hija adquirió un Lamborghini.
“El serial que aparece en el indictment es el mismo de la hija de Ambuila”, le aseguró a EL TIEMPO una fuente federal.
Los movimientos de dinero se realizaron entre 2011 y 2018, por New York, Ciudad de México, Houston y Atlantic City.
Según la investigación, mientras el agente entregaba reportes falsos u ocultaba información a sus supervisores, usaba la información de la DEA para beneficio de sus cómplices.
Además, compraba joyas, carros y hasta propiedades: “Sus movimientos de dinero iban de $5,000 hasta $400,000 “.
De hecho, apenas se declaró en bancarrota, se compró en Miami BMW X-5, avaluado en más de $65,000.
Otro de los carros es el Lamborghini Huracán, en cuya compra aparece un co-conspirador o cómplice, según el indictment.
El auto fue comprado en $329,000, en abril de 2016.
De hecho, le alcanzó para comprar un diamante en Tiffany, el 6 de diciembre de 2013, por el que pagó en efectivo $30,000.
Así se confirmó en la tienda de Bal Harbor, Florida, a pesar de que, para hacer la compra, presentó una identidad falsa. Por esa época, enero de 2015, adquirió una casa en Cartagena por cerca de $767,000.
También hay evidencia de que ayudó a blanquear al menos un millón de euros a una red mafiosa de Holanda.
Ahora, la Corte de Florida establecerá la fecha del juicio: “Por ser un agente federal puede enfrentar hasta 40 años de cárcel”, aseguró un alto funcionario en Miami.
“Es un golpe duro para la DEA tener a uno de sus agentes envuelto en un nivel de corrupción tan alto”, dijo Mike Vigil, exdirector de Operativos Internacionales de la agencia. Sin embargo, dio crédito a las autoridades federales por detectar el plan delictivo y presentar los cargos.