El petróleo y el COVID-19 tumban las Bolsas
El Dow y S&P 500 registran las mayores caídas desde 2008, el año de la Gran Recesión
Se avecinaba un lunes negro en los mercados de valores, deuda y materias primas y lo ha sido.
Al coronavirus o COVID-19 se le unió el enfrentamiento de la OPEP con Rusia por la respuesta a la caída de la demanda del petroleo y todo ello formó una tormenta perfecta que acabó con el hundimiento de las Bolsas de todo el mundo. En EEUU el Dow cerró con una caída de 2,013 puntos, un 7.79% en un día en el que el mejor escenario siempre fue de más de 1,000 puntos.
El batacazo fue tan importante que los frenos automáticos pararon la cotización durante 15 minutos poco después de iniciada la jornada de contratación. El Dow no perdía un porcentaje tan amplio desde octubre de 2008, año de la Gran Recesión y suma este las abultadas pérdidas de las semanas precedentes.
Pero ni la pausa para respirar consiguió calmar la tensión.
A las caídas del Dow, que es el índice más volátil de la Bolsa, se suma la del S&P500 que se dejó 225 puntos (-7.60%). Es el peor día desde el 9 de septiembre 2008. Se ha perdido ahora más dinero que entonces porque la Bolsa ha llegado a cotas más altas desde aquella crisis. El Nasdaq que descontó 624 puntos un 7.29% menos.
El bono a 10 años, uno de los mejores termómetros de la situación volvió a rebajar su rentabilidad por debajo del 0.5%, algo nunca visto aunque recuperó hasta acercarse al 0.6. El de 30 años está por debajo del 1%. Son valores que nadie había visto antes y facilita la contracción de más deuda aún (más barata) por parte del Estado para posiblemente poner en marcha medidas sociales y fiscales con las que facilitar la transición por la crisis vírico-económica.
La rentabilidad de los bonos del Tesoro cae con la subida de demanda por ellos y eso ocurre porque se ve a la deuda federal de EEUU como el valor más seguro (refugio) dentro de esta crisis. Tanto es así que los inversionistas prefieren ganar muy poco dinero (o nada si se descuenta la inflación) a seguir perdiendo dinero en la Bolsa.
Hace un año una inversión de un millón en el bono a 10 años habría rendido unos $26,000 en intereses y ahora aproximadamente $5,900.
La guerra por el precio del petróleo se ha agudizado este fin de semana después de que Rusia descartara el recorte de producción para atajar la bajada de precios debido a la caída de demanda a final de marzo. Hay un menor consumo de petróleo por las medidas de contención del coronavirus y su efecto en el transporte y la producción. La caída del lunes del 25% es la peor desde la guerra del Golfo de 1991. El lunes el barril WTI costaba $31.13.
Arabia Saudí, contrariada por la posición rusa, ha amenazado con seguir llenando de petróleo a un mercado que no lo quiere y llevar la bajada de precios al extremo produciendo más para forzar una rebaja que Rusia, presumiblemente, no pueda mantener. Ya han anunciado descuentos de precio en abril. Es algo que no ha convencido a los analistas en lo más mínimo. Saudi Aramco, la empresa nacional (pero parcialmente en Bolsa) de Arabia Saudí perdió el máximo permitido ayer en Bolsa, el 10%.
Mientras tanto, las víctimas abundan en los mercados y todas las empresas de petróleo cotizaban hoy con fuertes pérdidas debido a la rebaja de la rentabilidad de su negocio principal. Los productores americanos de fracking, la medioambientalmente discutida extracción de petróleo de esquisto que ha dado lugar a una era dorada de la producción de petróleo y gas en EEUU, no es rentable a estos precios. El miedo a la deflación, o la caída en espiral de unos precios que impidan que la producción permita ganar dinero, está en el aire y con ello el pánico en los mercados.
Los analistas de Oxford Economics estiman que la caída de los precios del petróleo, si se sostienen, pueden eliminar 0.2 puntos porcentuales del PIB este año por la menor inversión en el sector del fracking. Ahora bien, si el estrés en los mercados continua, con los precios de las acciones cayendo como lo hicieron el lunes, “no podemos descontar el riesgo de rebajas de calificación y quiebras en el sector de la energía lo que podría contagiar a otros segmentos de la economía”.
La situación del petróleo, que puede tener fuertes consecuencias geopolíticas, se une a la serie de noticias negativas que llegan de distintas zonas del mundo por el coronavirus. El norte de Italia, la zona más industrializada del país está en cierre, rompiendo así otra cadena más de producción global. Todos los gobiernos de Europa están empezando a barajar medidas fiscales de contención. Los economistas de Oxford explican que el problema del COVID-19 no es el número de casos que se registren con la enfermedad sino la “irrupción en las economías por las medidas de contención”.
La Casa Blanca ha llamado a los líderes de Wall Street a una reunión
La Reserva Federal, que lleva meses ayudando al mercado interbancario para evitar falta de liquidez (repo market) ha anunciado que aumentará la cantidad de dinero que está ofreciendo a los mercados para cubrir sus necesidades de financiación a corto plazo. En las operaciones nocturnas en las que funciona este mercado, básico para que funcione la maquinaria del dinero, las autoridades van a inyectar entre $100,000 y $150,000 millones entre el lunes y el jueves.
Los analistas ya contemplan que en la reunión de la semana que viene vuelva a haber una bajada de tasas de interés además de otras medidas que permitan mantener la liquidez necesaria en la banca.