Centros de cuidados de ancianos en NY más castigados por el aislamiento que por el coronavirus
Solo 15% de las muertes por COVID-19 en el estado, han sido ancianos que formaban parte del algún programa de atención, muy por debajo de la tasa de decesos en otras ciudades
El enfermero dominicano retirado, Ariel Alvarez, de 68 años, espera poder en las próximas semanas incorporarse al trabajo voluntario en algún hospital de Nueva York, ante la creciente emergencia del coronavirus. Por ahora, a través de una agencia presta servicios a personas de la tercera edad que en El Bronx y Manhattan, requieren de la administración de algún medicamento especial en sus residencias.
“Puede sonar duro. Pero en el caso de muchos envejecientes, que viven solos durante años y están en una situación delicada de salud, el impacto emocional por esta cuarentena es muy bajo, porque finalmente ha sido su estilo de vida por mucho tiempo”, dijó Alvarez.
El quisqueyano, quien prestó servicios por 25 años en el Hospital Mont Sinai en Nueva York, narra que los abuelos que más están sufriendo esta previsión de distanciamiento social, son quienes estaban acostumbrados a recibir la visita de sus hijos, nietos y amigos, o ir a centros de atención a ancianos y participar de actividades diarias.
“Ese grupo de abuelos, en medio de esta crisis de salud pública, tienen prohibido cualquier contacto, y solamente se pueden movilizar para atender asuntos médicos. Su roce es solamente con las enfermeras que los acompañan en casa, si es el caso, o quienes vamos a suministrarle algún tratamiento como la insulina”, contó el profesional de la salud jubilado.
Alvarez, quien egresó de El Bronx Community College en 1977, está a la espera de respuestas del sistema de salud de Nueva York para formar parte de la “primera línea de batalla”, que demanda la ciudad ante esta emergencia de salud pública.
“No dejo de pensar en el riesgo para mi esposa y mi hijo que viven conmigo, pero tenemos una misión y es sagrada, especialmente con nuestras comunidades más vulnerables”, dijo.
Otra enfermera de 48 años, quien trabaja en una agencia de acompañamiento a ancianos en Brooklyn, y quien prefirió tener su nombre en reserva, confesó que optó por tomar unas vacaciones pendientes, porque describe que en general no cuentan con insumos elementales de seguridad para trabajar en el cuidado de estos pacientes.
“Yo vivo con mi mamá que está delicada de salud. Salir a trabajar a exponerme, regresar a casa y contagiarla no me lo perdonaría. En esta emergencia tristemente muchos ancianitos están muy solos, algunos no tienen familia y están enfermos. Estos servicios de enfermeras de compañía están colapsados. Muchas compañeras no quieren asumir ese riesgo para proteger a su familia“, confesó la enfermera.
Los cuidados especiales: ¡Cerrados!
Para garantizar que los neoyorquinos mayores cumplan con las recomendaciones oficiales, de permanecer dentro de sus hogares y practicar el distanciamiento social, todos los 600 centros de cuidados especiales para personas mayores financiados por el Departamento de Adultos Mayores (DFTA) de la Ciudad, están actualmente cerrados.
La amplia gama de programas recreativos, como las tardes de juegos, de películas, de actividades para compartir con otros ancianos, que en muchos casos se trataba de la única distracción en su vida, están suspendidos hasta nuevo aviso. Esta medida se había tomado inclusive antes que aparecieran los primeros pacientes confirmados de COVID-19 en la ciudad.
En medio de un esfuerzo logístico, los adultos mayores de los diferentes centros reciben actualmente apoyo nutricional a través de un sistema centralizado de entrega a domicilio, para garantizar el acceso continuo a los alimentos a pesar del cierre.
“Hemos tomado en cuenta todos los factores de prevención para crear barreras al virus, especialmente hacia esta población vulnerable, los contratistas de entrega de comidas del DFTA, han recibido orientación para mantener distancias seguras al realizar las entregas”, confirmó Suzane Myklebust, vocera de DFTA.
Anderson Torres, Director de Rain, un centro que durante más de 40 años ha administrado 13 centros de atención integral a ancianos en El Bronx y el alto Manhattan, especialmente latinos, especifica que 2,000 usuarios regulares de sus servicios están en sus casas.
“Todos los días estamos perfeccionando nuestra base de datos para garantizarle alimentación y medicamentos”, concluyó.
Centros de ancianos, poco afectados
Los centros de atención a ancianos representan uno de los frentes más importantes en la batalla de Nueva York, para detener la propagación del coronavirus. Incluso, desde el pasado febrero ya se habían creado algunas políticas para proteger al máximo una población que en el mapa mundial del virus, tiene las tasas más altas de mortalidad.
De acuerdo con cifras oficiales del Departamento de Salud del Estado, difundidas por medios locales, el 15% de las muertes por COVID-19 en el estado, han sido ancianos que formaban parte del algún programa de atención.
Funcionarios estatales revelaron que hasta el pasado fin de semana, cuando el número de muertes por el coronavirus en Nueva York saltó a 1,000, se habían registrado 888 casos positivos de coronavirus en hogares de ancianos en todo el estado, incluidos 601 en la ciudad de Nueva York.
Aproximadamente el 28% de estos casos se confirmaron en Queens, el condado neoyorquino más afectado por el virus.
A pesar de que la ciudad de Nueva York ha sido la más castigada por el coronavirus en todo el país, los ancianos que forman parte de los programas de centros de atención públicos y privados, no han sido blanco de infecciones masivas, como sí se ha registrado en otras ciudades.
El gobernador Andrew Cuomo comentó que Nueva York ha sido “afortunada de que la propagación entre los residentes de hogares de ancianos no haya sido peor. El coronavirus en un hogar de ancianos es como el fuego en la hierba seca. Este virus se aprovecha de los vulnerables, de las personas mayores, de las personas con sistemas inmunes comprometidos y enfermedades subyacentes”.
Manos invisibles voluntarias
Y en medio del aislamiento al cual están sometidos centenares de adultos mayores de la ciudad de Nueva York, algunas iniciativas empiezan a surgir para garantizar que esta población cuente con opciones para adquirir sus alimentos y medicinas.
Un grupo de jóvenes voluntarios creó una red digital que en menos de una semana reunió a 7,000 personas, que a través de la página web invisiblehandsdeliver.org pone la disposición en los cinco condados de la Gran Manzana y Unión City, en Nueva Jersey, la posibilidad que a través de una solicitud en línea o telefónica personas de alto riesgo, que no pueden salir a hacer compras, reciban lo que necesitan en la puerta de su casa.
“Nuestro servicio no tiene costo alguno para los beneficiarios. Las ordenes de alimentos y recetas médicas tardan entre uno o dos días en ser procesadas. La iniciativa viene de jóvenes veinteañeros y empieza a tener gran receptividad en toda la ciudad en este momento de crisis”, dijo a El Diario una vocera de Invisible Hands Deliver.
Envejecientes en NYC:
- 1.64 millones de personas mayores viven en los cinco condados de la Gran Manzana, según DFTA.
- 50% de los adultos mayores son inmigrantes, en su mayoría de origen dominicano, mexicano y asiático, es la segunda vez que sucede esta tendencia en la ciudad de Nueva York, desde la Segunda Guerra Mundial.
- 1.4% de los ancianos de la ciudad son indocumentados, de acuerdo con un estudio del Centro para el Estudio del Futuro Urbano.
- 50% más posibilidades de vivir en la pobreza tienen los inmigrantes de la tercera edad.