Denuncian negligencia en muerte de abuela por coronavirus en Long Island

Familiares de Ana Celia Martínez aseguran que la boricua de 77 años se infectó en un centro de cuidado de ancianos, y aunque presentó síntomas, tardaron mucho en darle atención médica

Ana Celia Martínez y su hija, quien murió de coronavirus

Ana Celia Martínez y su hija, quien murió de coronavirus Crédito: Suministrada | Impremedia

Tristeza, mucho dolor, frustración y una bolsa repleta de reclamos, son algunos de los sentimientos que guarda Viviana Rivera. Su madre, Ana Cecilia Martínez, de 77 años, murió el pasado 1 de abril en el hospital Good Samaritan, de West Islip, en Long Island, adonde según denuncia, la llevaron muy tarde los cuidadores del Centro de Enfermería y Rehabilitación Nuestra Señora de la Consolación.

La hija de la abuela puertorriqueña, nacida en Aguadilla, aseguró que la mujer se contagió de coronavirus en el centro de cuidado, y aunque presentó síntomas serios y su estado se fue deteriorando con el paso de los días, no solo no le ofrecieron asistencia médica a tiempo sino que los mantuvieron sin acceso a información precisa por semanas.

“Mi mamá estaba allá desde el 3 de enero, debido a un absceso que le había salido, tras una cirugía de rodilla que le hicieron a finales del año pasado y el 11 de marzo nos llamaron para decirnos que debido a lo que estaba pasando con el coronavirus ya no podíamos volverla a visitar. No pudimos volver, pero la llamábamos todos los días. Luego el celular no le funcionaba y el 24 de marzo que vuelvo a hablar con ella, la oigo ronca y cada día se fue poniendo peor y llamaba y llamaba a la gente del lugar y no me devolvían las llamadas para pedirles que le pusieran atención”, comentó Rivera, destacando que no entendía como el centro de enfermería en el que estuvo no cuenta con un médico permanente ni atención especializada, más en estos momentos.

“El 30 de marzo finalmente le hicieron unos rayos X, y la tuvieron como siete horas esperando para hacérselos y al ver que los resultados salieron muy mal, finalmente la llevaron al hospital, que queda a una cuadra y le hicieron la prueba de COVID-19 que salió positiva. Luego nos llamó el doctor, y nos dijo que mi mamá había sido entubada, que tenía un pulmón colapsado, que los riñones le estaban empezando a fallar y que la presión estaba bajando y nos pidieron autorización para hacerle diálisis y el 1 de abril murió”, agregó la hija de doña Ana Cecilia, quien ni siquiera pudo ir a darle el último adiós.

“Mi mamá se contagió ahí en el nursing y no me dijeron nada ni hicieron nada para atenderla a tiempo. No era un perrito, yo perdí a mi mamá y creo que si la hubieran llevado antes la hubieran podido salvar”, dijo bastante entristecida.

Ana Celia Martínez

“El hospital nos dio la opción de tener un entierro de cuerpo completo o la cremación, pero nos advirtió que si íbamos a verla, teníamos que permanecer 14 días totalmente solas en aislamiento por el riesgo de contagio. Yo tengo cuatro hijos pequeños y mi hermana una hija adolescente, y pensando que si íbamos a despedirnos tendríamos que estar solas en medio de semejante dolor, decidimos no verla y autorizamos la cremación”, comentó Viviana, quien espera recibir las cenizas esta semana.

Y aunque a las hijas de la abuelita puertorriqueña, quien toda su vida fue ama de casa y costurera, les quedó un profundo dolor en el alma, aseguran que no quieren que otras familias vivan tristezas similares, por lo que exigieron que las autoridades esten más vigilantes y los responsabilicen por sus acciones.

El obstáculo es que con las exenciones emitidas recientemente por el Gobierno federal y las disposiciones de inmunidad del estado de Nueva York hacia estos lugares en medio de la pandemia, se dificultan los reclamos.
“¿Qué incentivo y responsabilidad hay para que estos proveedores faciliten la atención y el tratamiento urgentes, y más allá de esto, cuál es el plan del Gobierno estatal y federal para la supervisión y apoyo de estas instalaciones?”, manifestó Viviana.

Ana Cecilia Martínez, de 77 años, murió el pasado 1 de abril en el hospital Good Samaritan, de West Islip, en Long Island,

“Estamos planteando estas preguntas porque podrían marcar una diferencia en el curso de acción para otros residentes de Nuestra Señora de la Consolación. Necesitamos respuestas completas y la verdad absoluta. Estas instalaciones, junto con los gobiernos estatales y federales, deberían haber tenido un plan e involucrar a las familias de los residentes en él”, agregó Alexa Rivera, la otra hija de la abuelita fallecida.

“El Gobierno nos ha amarrado las manos, protegiendo a sitios como esos de su responsabilidad. Nos quedamos con muchas preguntas y mucho dolor, No queremos que esto le pase a otras familias, pues uno creeríá que si en los nursing cierran la puerta a los familiares cercanos, ellos asumirán una resposabilidad más alta con ellos, pero muchos quedan a la misericordia de ellos o a su negligencia”, concluyó Viviana. “Al menos la última vez que la vi le di un besito en la frente y le dije que la amaba”.

Solicitamos un comentario sobre las denuncias al Centro de Enfermería y Rehabilitación Nuestra Señora de la Consolación, y sin entrar en detalles sobre el caso de la señora Martínez, aseguraron que en medio del difícil momento que atraviesa Nueva York con la pandemia del coronavirus, han estado proporcionado el cuidado necesario a sus pacientes.

“Debido a restricciones de privacidad, no podemos proporcionar detalles completos sobre nuestros pacientes, sin embargo, podemos decir que brindamos una comunicación frecuente y continua con nuestros residentes y sus familias. Nos aseguramos de que se brinde toda la atención adecuada para satisfacer mejor las necesidades individuales”, aseguró Chris Hendriks, portavoz del lugar. “Extendemos nuestros pensamientos y oraciones por todos mientras trabajamos en este momento difícil”.

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