Peregrinar para comer, la realidad del hambre que deja el COVID-19
La red de distribución de comida ha sufrido cierres y muchas personas van de un condado a otro por ella
La mayor expansión económica que acabó en febrero fue selectiva. Pese a la bonanza había hambre en Nueva York. Casi 1.2 millones de neoyorquinos tenían antes del coronavirus serios problemas para cubrir sus necesidades alimenticias y el 74% de las despensas y comedores de caridad atendieron a más personas el año pasado.
La pandemia ha empeorado todo.
El aumento del desempleo, los recortes de horas de trabajo, los recortes de salarios y el fuerte aumento del costo de la comida, ha forzado al 48% de los comedores y despensas servidas por el Food Bank de NY hayan dicho a sus usuarios en algún momento que se les ha acabado la comida.
“Este es un aumento significativo comparado con hace unos cuantos meses cuando se hizo la misma pregunta y un máximo histórico desde que empezamos a hacer seguimiento de esta información”, explica en un informe el Food Bank de NY, el mayor de EEUU. En septiembre de 2014 se verificó que el 37% de estos centros tuvieron que dejar que los hambrientos se fueran con las manos vacías y ese es el peor dato reciente.
Pero es peor aún por que se ha aumentado un 20% los recursos con los que el Food Bank está haciendo frente a esta pandemia. Con los que normalmente se emplean, la situación sería aún peor. El 75% de casi 800 despensas y cocinas de caridad han visto crecer el número de personas que atienden y de hecho en una de cada cinco el aumento ha sido de más del doble.
Una de las dificultades con las que se han encontrado las organizaciones de caridad es que las que estaban gestionadas personas mayores o las que tenían problemas para implementar la distancia social han tenido que cerrar, la mayoría en zonas de alta necesidad.
Así las cosas, el 70% de las que estaban abiertas han tenido que atender a personas que han llegado de otros condados. Para comer, ha habido que peregrinar por la comida. Y la lista de los vulnerables que se han sumado a este peregrinaje incluye mayoritariamente a los que por primera vez usan estos servicios, familias con hijos, indocumentados, gente que no recibe ayudas o no las han recibido aún (ayuda a desempleo) además de personas en desempleo temporal y embarazadas.
El Banco de Comida está intentando hacer frente a esta debilitación de la red de distribución buscando alternativas y asociándose con socios de respuesta comunitaria en cada condado.