El estallido de la bolsa de aire de tu auto podría dejar marcas de por vida en tu piel
Aunque las bolsas de aire están diseñadas para salvar tu vida en caso de algún accidente, éstas podrían dejar tatuado el logo de la marca de tu auto si no conduces de forma correcta
Conducir un carro es, lamentablemente, sinónimo de estar expuesto a un accidente, y aunque no lo deseamos a nadie, es mejor tomar las precauciones necesarias para evitarlo y no involucrar a otros autos en el. Sin embargo, en caso de que un accidente ocurra, tu auto está equipado normalmente con bolsas de aire que pueden ayudar a salvar tu vida.
¿Cómo funciona una bolsa de aire?
Una bolsa de aire se activará siempre y cuando todos los sensores determinen que es necesario hacerlo.
De acuerdo con el portal Motorpasión, el proceso es tan rápido que desde que los sensores detectan la activación, hasta que los airbags se inflan completamente, pasan únicamente entre 60 y 80 milésimas de segundo, por eso es imposible para un humano poder reaccionar ante el impacto.
Muchos pensarían que al llamarse bolsa de aire es porque se infla con aire, sin embargo, realmente es a través de una reacción química que se genera en el interior de las bolsas lo que logra el inflado de las misma, y la cual sucede gracias a los compuestos químicos que dan como resultado gas nitrógeno.
¿Cómo podría dañarte una bolsa de aire?
Debido a que las bolsas de aire se despliegan a una velocidad de hasta 300 km/h con una temperatura en su interior que supera los 275°C, es muy probable que la lesiones que causen sean notables, aunque no precisamente tienen que ser graves.
Han existido casos en los que, debido a que la temperatura que se genera por dentro del airbag es tan alta, al momento del estallido, el emblema de la marca del auto se ha quedado marcado en la piel del conductor.
Choque y los amables de Mazda me concedieron un tatuaje, @MazdaOficial si te voy a patrocinar de por vida móchate con una feriesita,no? pic.twitter.com/n0kmd5W1sI
— Teresilla🌻 (@MariaTeresaBop) July 8, 2020
Esto se puede evitar siempre y cuando el conductor está sentado correctamente, con las manos en el volante como se debe (en la posición 9 y 3 según las manecillas del reloj), y evidentemente con el cinturón de seguridad colocado. Así, quizá las únicas lesiones leves que podría tener serían en las muñecas, barbilla y en ocasiones en frente y nariz, y éstas serían a causa de los gases que libera la bolsa al instante en el que se acciona y de inmediato libera la presión.
Los gases que salen de los airbags podrían incluso dañar los ojos o los pulmones, pues están compuestos por azida de sodio o conocido también como NaN3, que es un sólido blanco formado por los iones Na+ y N3-, que aunque es estable a temperatura ambiente, al reaccionar se eleva a altas temperaturas.
La distancia entre el conductor y el volante también es esencial y aunque suene redundante, la posición en la que nos sentamos puede hacer la gran diferencia, esto implica no llevar los pies arriba, ni sentarse casi acostado, ni manejar con una mano o incluso casi con las rodillas.
La posición correcta es estar lo suficientemente lejos del volante, pero que nuestras muñecas alcancen a tocar la parte superior del volante cuando estamos bien recargados en el respaldo. Además, nuestras rodillas deben quedar ligeramente flexionadas al pisar los pedales a fondo.
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