Cómo proteger a niños latinos que tienen más riesgos de enfermedades respiratorias

La Dra. Elena Ríos es presidenta y directora ejecutiva de la Asociación Nacional Hispana de Medicina (National Hispanic Medical Association)

La ciudad de Los Ángeles tuvo su peor concentración de smog en 30 años.

La ciudad de Los Ángeles tuvo su peor concentración de smog en 30 años. Crédito: Mario Tama | Getty Images

Una de las lecciones más importantes que aprendimos de la pandemia del coronavirus es que ignorar a los científicos y a los profesionales de la salud nos pone en riesgo a todos. Lo vemos actualmente con el aumento de casos de COVID-19 en la Florida, Texas, Arizona, Georgia y Puerto Rico, luego de que sus gobernantes abrieron las economías haciendo caso omiso a las recomendaciones de los expertos de continuar con el confinamiento y el distanciamiento social.

Hoy vemos las consecuencias y un Estados Unidos con más de cinco millones de infectados y más de 175 mil muertos.

No solamente sufrimos la amenaza del COVID-19, para rematar, la crisis climática también es real e impacta de manera desproporcionada a nuestras comunidades de minorías étnicas y raciales.

La contaminación por carbono, el calor extremo, los eventos meteorológicos como los huracanes y los incendios forestales, y los cuerpos de agua contaminados se manifiestan de forma más grave en los lugares donde viven los latinos, quienes están en la primera línea de batalla de la lucha contra la crisis climática.

Para dar un ejemplo, según el Departamento de Salud de los Estados Unidos, nuestros niños latinos son más propensos a morir por un ataque de asma que un niño blanco no hispano. Asimismo, dos de cada cinco latinos viven a 30 millas de una planta de energía que produce CO2.

Por tal razón, cuando el Comité Selecto sobre la Crisis Climática de la Cámara de Representantes publicó el Plan de Acción frente a la Crisis Climática, tuve que apoyarlos y unirme a su llamado. El plan le brinda al Congreso una hoja de ruta sobre cómo combatir el cambio climático, construir una economía de energía limpia que valore a los trabajadores, adelantar la justicia económica y ambiental, y prepararnos para afrontar los retos que vienen.

Este informe es el resultado del esfuerzo de un año que incluyó conversaciones orientadas a examinar las herramientas, políticas, soluciones locales y acciones que reduzcan la contaminación con carbono y las emisiones de gases de efecto invernadero que impulsan el cambio climático. Si se adoptaran por completo estas recomendaciones, se lograrían niveles de cero emisiones netas de carbono para el 2050: una meta que es necesaria para evitar los peores efectos de la emergencia climática.

Entre los pilares del informe, el Comité señala la importancia de mejorar la salud pública y manejar los riesgos climáticos a la infraestructura de los servicios de salud. Necesitamos un plan nacional para ayudar a las comunidades y a los departamentos de salud a que se preparen y respondan a los riesgos a la salud que están relacionados con la crisis climática. Tenemos que invertir en nuestras comunidades, especialmente en aquellas en la primera línea, las vulnerables, las indígenas y las que han cargado con el peso mayor de la crisis climática y la contaminación. Al mejorar la salud pública y mitigar los riesgos climáticos a la infraestructura de salud podemos empezar a enfrentar las décadas de desigualdades vinculadas a las injusticias ambientales y a las disparidades en los servicios de salubridad.

Los científicos y expertos de salud pública de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y de las fuerzas armadas nos han advertido por años que debemos tomar acciones contundentes para lidiar con la crisis climática antes de que sea muy tarde.

Necesitamos un plan serio para atajar la crisis climática. Debemos tomar acción para proteger nuestro aire, nuestras tierras, nuestros cuerpos de agua, y a nuestros niños y comunidades de los efectos devastadores de la contaminación y el cambio climático.

Se está acabando el tiempo para enfrentar la crisis climática, pero también se le está acabando el tiempo a la clase contaminante y negacionista de Washington que procura obstruir el progreso para el futuro y que pretende mantenernos dependientes de los combustibles fósiles.

Como profesional de la salud pública y líder de la organización de médicos hispanos más grande en los Estados Unidos, pido a todos los miembros del Congreso a considerar con cuidado este plan y apoyar las políticas que procuran luchar contra el cambio climático. Los exhorto a que apoyen políticas para luchar contra el cambio climático que ya está afectando a las comunidades en todos los rincones de este país.

El Senado ya presentó su propio informe con soluciones para combatir la crisis y también necesitamos el apoyo y compromiso de nuestros senadores para comenzar a tomar acción a favor del clima en ambas cámaras.

Sencillamente hay demasiado que perder y ya basta el silencio de quienes tienen la responsabilidad de tomar acción y velar por nuestra salud, nuestra seguridad y nuestro bienestar.

Elena Ríos, MD, MSPH, es la presidenta y directora ejecutiva de la Asociación Nacional Hispana de Medicina.

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