“Histórica” disculpa y la indemnización de Volkswagen a trabajadores “subversivos” en Brasil
Tras una demanda judicial que tardó casi cinco años, la automotriz alemana pagará $6.4 millones de dólares en compensación a extrabajadores de sus plantas en el país sudamericano que acusaron a la compañía de colaborar con el gobierno militar
Un oscuro capítulo de traiciones, denuncias y encubrimientos de la historia de Brasil ha llegado a su fin.
Tras una demanda judicial que tardó casi cinco años, el fabricante alemán de automóviles Volkswagen (VW) acordó pagar US$6,4 millones en compensación a extrabajadores de sus plantas en el país sudamericano que acusaron a la compañía de colaborar con el gobierno militar (1964-1985).
Una investigación designada por el gobierno brasileño encontró que Volkswagen fue una de varias corporaciones que ayudaron en secreto a las autoridades para identificar a presuntos “subversivos” y sindicalistas, muchos de los cuales fueron detenidos y torturados.
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En consecuencia, en 2015, antiguos empleados de la empresa y sus familiares demandaron al fabricante de automóviles por violaciones de derechos humanos.
Tras un largo proceso, el acuerdo entre las partes que finalizó la disputa judicial fue suscrito la pasada semana.
“Lamentamos las violaciones que ocurrieron en el pasado. Para Volkswagen es importante lidiar responsablemente con este capítulo negativo en la historia de Brasil y promover la transparencia”, dijo en un comunicado la jefa de integridad y asuntos legales de VW, Hiltrud Werner.
Sin embargo, algunos de los sobrevivientes y fiscales cuestionaron el acuerdo por considerar que “blanqueaba” el alcance de la cooperación de Volkswagen con el régimen militar de Brasil y que saldaba la demanda por una cantidad simbólica.
Otros, como Geovaldo Santos, que asegura haber sido entregado por los jefes de VW en 1981 a los militares, señalaron que aunque no estaba complacido con el resultado, era la única opción en las actuales circunstancias políticas del país.
“Fue el único trato posible con el gobierno que tenemos”, dijo a la prensa local en referencia al presidente Jair Bolsonaro, un abierto defensor del gobierno militar.
Christopher Kopper, un historiador de la Universidad de Bielefeld que trabajó de cerca en el informe que reveló la colaboración de VW con los militares, consideró que, pese a sus limitaciones, se trataba de un hecho “históricamente innovador”.
“Será la primera vez que una empresa alemana asume la responsabilidad por violaciones de derechos humanos hacia sus propios trabajadores después del fin del nacionalsocialismo“, dijo en un comunicado.
Años convulsos
De acuerdo con el informe de Kopper para VW, durante al menos diez años la compañía entregó “sin reservas” a sus empleados a los militares “en un momento en que el uso de la tortura por parte de la policía política ya era conocido tanto por el público brasileño como por el alemán”.
La investigación interna del fabricante de autos procedió a un reporte de la Comisión de la Verdad durante el gobierno de Dilma Rousseff, que también denunció la colaboración de la compañía con el régimen militar.
Un grupo de 12 exempleados demandaron entonces a Volkswagen tras alegar que fueron arrestados y torturados en una enorme fábrica en São Bernardo do Campo, cerca de São Paulo, mientras que otros fueron despedidos y puestos en listas negras.
Según la demanda, muchos no pudieron encontrar trabajo durante años y otros tuvieron que lidiar con los traumas de los maltratos y la tortura por largo tiempo.
La investigación sobre lo sucedido arrojó que agentes de seguridad de la compañía monitoreaban a los empleados e informaban a las autoridades militares cuando se encontraban folletos y periódicos comunistas ilegales.
“La dirección de VW de Brasil mostró una lealtad sin reservas hacia el gobierno militar”, concluyó el estudio.
El hallazgo
Los primeros hallazgos formales sobre el caso tuvieron lugar cuando se publicaron los resultados de la comisión establecida para investigar los abusos cometidos durante el gobierno militar.
Esta encontró que agentes estatales realizaron arrestos ilegales, torturas, ejecuciones y desapariciones forzadas de manera sistemática durante el gobierno militar y describieron el caso del empleado de VW Lucio Bellentani.
“Estaba en el trabajo cuando dos personas con ametralladoras se me acercaron”, contó Bellentani, un activista comunista.
“Me sujetaron los brazos a la espalda e inmediatamente me esposaron. Tan pronto como llegamos al centro de seguridad de Volkswagen, comenzó la tortura. Me golpearon y abofetearon”, recordó.
La comisión encontró que más de 400 personas fueron asesinadas y alrededor de 40.000 personas fueron torturadas durante la dictadura de Brasil.
Volkswagen se fundó en la década de 1930 como parte de un plan de Adolf Hitler para producir un automóvil asequible para los trabajadores alemanes.
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