La BBC ingresa a la disputada Nagorno Karabaj: “Esta es una situación horrorosa, pero el mundo se ha quedado callado”
Dos corresponsales de la BBC entran a la zona de conflicto donde son testigos del bombardeo, el temor de los refugiados y la determinación de la etnia armenia para resistir el embate de las fuerzas azeríes.
Armenia y Azerbaiyán continúan acusándose mutuamente de ataques y bombardeos en el conflicto por la disputada región de Nagorno Karabaj.
Las autoridades armenias sostienen que, Stepanakert, la capital de Nagorno Karabaj está siendo objeto de fuego de artillería, mientras que Azerbaiyán dice que su segunda ciudad, Ganya, ha sido severamente bombardeada.
Un equipo del Servicio Ruso de la BBC visitó varias localidades del enclave y pudo ver los combates que ocurrían a la distancia, así como hablar con la población local.
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Viajamos por Lanchin -un pueblo cercano a la frontera entre Nagorno Karabaj y Armenia. Se escuchan sonidos de sirenas, una advertencia de posible ataque de artillería. El ejército azerí ha estado atacando el puente de este pueblo durante tres días, tratando de bloquear la vía de acceso entre Armenia y Karabaj.
Hay dos carreteras que conectan a Armenia y Karabaj. La del norte, sobre la orilla del lago Sevan, está demasiado cerca a las áreas controladas por Azerbaiyán.
Desde el primer día del conflicto, quedó bloqueada. “El corredor de Lanchin” es la ruta principal desde Stepanakert, capital de Nagorno Karabaj, hasta la capital armenia de Ereván.
Logramos arrancar en dirección de Stepanakert el domingo en la mañana, pero al entrar la noche el puente se vuelve demasiado peligroso para transitar. Trabajadores de carretera vierten gravilla en los bajos del río para que los vehículos puedan atravesar sobre una superficie temporal.
Artillería
A medida que atravesamos el centro de Lachin, empiezan nuevos bombardeos y las sirenas de ataque aéreo son ensordecedoras. Un vehículo de policía pasa raudo por la calle, una voz por el altoparlante advierte a la gente a tomar refugio tan pronto como pueda.
Para el equipo de la BBC, el refugio más cercano es el sótano de un supermercado. Su dueña, una mujer llamada Nelly, vivió 17 años en California antes de decidir regresar a su tierra natal con su familia.
Dos cuartos que almacenan cajas de tomates, sacos de arroz, botellas de brandy y palas, se están llenando lentamente de gente. Aquí hay lugareños y otros que, como nosotros, pasaban por Lanchin y fueron sorprendidos en la calle.
Algunas de estas personas salían de Stepanakert tratando de huir de los combates. Las otras se dirigían hacia allá.
Nelly les ofrece a todos café y comida, que prepara aquí mismo en el sótano.
Artista y combatiente
Un hombre canoso y delgado, vestido con un chaleco y suéter de lana parece estar fuera de lugar. Lo primero que pensamos es que es un colega periodista.
Pero resulta que Grachik Armenakian es un artista. Era estudiande durante la primera guerra de Karabaj. En 2016, la última vez que se dieron fuertes combates, vivía en Moscú.
Ahora vive en Ereván. Y asegura que ni siquiera consultó con sus amigos y familia antes de venir a pelear.
“Me hubieran dicho que no tenía cartas en este asunto. ‘¿Por qué vas a ir allá?¡Quédate en casa!”. Simplemente les dije a todos que necesitaba ir a Karabaj y salí esta mañana”, relata.
No podemos dejar de preguntarle a Grachik qué planea hacer en Nagorno Karabaj, ya que nunca ha peleado en una guerra. ¿Se está ofreciendo de voluntario?
“Creo que podría ayudar a la artillería con direcciones”, dice. “Nosotros los artistas tenemos un buen sentido del espacio”.
Grachik no tiene entrenamiento militar, pero espera que se lo den y también piensa que cualquier tipo de apoyo es importante en una guerra: moral, físico, “ayuda de talento” como la denomina.
Apoyo solidario
Su decisión de ira a pelear en Nagorno Karabaj puede sonar excéntrica y extraña, pero nosotros hemos visto cómo decenas de armenios de todas partes del mundo están llegando a Karabaj vía Moscú.
En lugar de los más pequeños aviones que cubrían la ruta Ereván-Moscú, hoy en día hay enormes Boeing-777 despegando -el tipo de aviones típicamente reservados para transportar turistas a populares destinos vacacionales, como Nueva York o Tailandia.
La pandemia de coronavirus ha cambiado las rutas turísticas y la guerra las ha vuelto a cambiar aún más. Ahora, decenas de hombres en sus 50 y 60 están abordando estos vuelos con destino a Nagorno Karabaj. Muchos de ellos han hecho esto antes, hace 30, 20 y hasta cuatro años.
Cautela
Gevorg Mnatsakan, representante de la autoridad local, dice que Lachin no es la única localidad importante para el futuro de Karabaj. “Todas las ciudades y pueblos son igualmente importantes para nosotros”.
Indica que hasta ahora no ha habido serios bombardeos o daños a Lachin.
Nuestra conversación es constantemente interrumpida por hombres uniformados. Al comienzo de este reciente conflicto, el ejército buscaba la presencia de periodistas en la zona, pero ahora están mucho más cautelosos.
No quieren que haya transmisiones en vivo por internet ni emisiones directas, porque está preocupados de que se revela el lugar exacto de la entrevista.
Sólo podemos filmar contra un fondo neutro, para que nada del panorama pueda delatar dónde nos encontramos.
Refugiados y voluntarios
De vuelta en el sótano, la muchedumbre se agranda mientras esperamos el cese del bombardeo.
Hay todo tipo de personas aquí: periodistas que han salido de Stepanakert, algunos refugiados de las aldeas aledañas a la frontera azerí, voluntarios que van camino a la zona de batalla.
Algunas mujeres lloran, lamentando haber abandonado sus hogares, mentras que otras, más compuestas, discuten calmadamente cuándo podrían regresar.
Un par de hombres fuman a la entrada del sótano, fingiendo no estar atemorizados. Sostienen que aunque nos han advertido tomar refugio, el bombardeo actual está sucediendo tan lejos como Stepanakert.
Tan pronto terminan diciendo eso, una bomba detona muy cerca. Rápidamente se esconden en el sótano con el resto.
Cuando no quieres irte
La antigua ciudad de Shusha está entre 10 y 15 minutos por auto de Stepanakert. La capital se encuentra en un valle, mientras que Shusha está en una ladera. Aunque recibe menos fuego de artillería, cuando sucede es más difícil encontrar un sótano dónde refugiarse.
El domingo, un centro cultural en Shusha donde unos refugiados se escondían, fue impactado por una bomba. El autodenominado gobierno de la República de Nagorno Karabaj denunció que por lo menos cuatro civiles murieron ese día, en Shusha y en en Stepanakert.
Desde Shusha se puede ver muy bien a Stepanakert. Filmanos aquí un par de horas y durante eso no hay bombardeos.
Pero sabemos que todas las mañanas y todas las noches Stepanakert es bombardeada implacablemente. Aquellos colegas periodistas que se quedaron en Stepanakert dicen que la situación empeora día a día.
En Shcha nos encontramos con personas, la mayoría muy ancianas, que han llegado de las aldeas cerca a la frontera con Azerbaiyán.
Raya Gevorkian es una maestra rusa. Dice que recibió una llamada de su autoridad local pidiéndole que se fuera.
“Quería evitar tantas bajas civiles como fuera posible. Unas 50 personas se fueron”, nos cuenta.
En 1988 se vio forzada a abandonar Azerbaiyán, en 1992 y en 2016 también tuvo que huir de Nagorno Karabaj temporalmente. Esta es la cuarta vez que abandona su hogar. Tiene dos hijos en el frente y no sabe si siguen con vida ya que no hay comunicación entre ellos.
Aida Melkanian, otra mujer del grupo de refugiados, también está preocupada por sus seres queridos. Su hijo que fue conscripto en el ejército a la edad de 18 años y un hermano que se fue a combatir de voluntario.
Aida dice que supo de su hermano hace unos días: le contó que estaba bajo fuego y que intentaría llegar a Stepenakert a pie. No hay transporte alguno. “Dijo que no estaba herido pero pude detectar en su voz que algo andaba mal”, nos relata.
“Esta es una situación horrorosa, pero el mundo se ha quedado callado. Este es el siglo XXI y los civiles pacíficos están siendo bombardeados, ¡es inhumano!”, expresa.
“Dependemos de nosotros mismos”
Nagorno Karabaj no es reconocido por nadie como un estado independiente, ni siquiera por Armenia. La república informal tiene un representante en Ereván pero no cuenta con una embajada.
El representante Sergey Gazarian indica que la relación de armenios y azeríes en el frente es de 13 a 1, a favor de Azerbaiyán. Sin embargo, afirma que después de una semana de combates, los avances de Azerbaiyán no son significativos.
Cuando le preguntamos si Stepanakert espera recibir asistencia de Rusia, incluyendo la militar, sonríe con cansancio.
“No podemos esperar. ¿Para qué y por cuánto? Sólo podemos depender de nosotros mismos. Si un enfrentamiento es inevitable, tienes que golpear primero. Bakú se ha estado preparando para esta guerra durante meses. Armenia no tiene razones para iniciarla”.
Los combates llevan más de una semana ahora. Por primera vez en 30 años hay señales de que Azerbaiyán está siendo apoyado por Turquía, una fuerte presencia regional con la que Azerbaiyán comparte vínculos étnicos y lingüísticos.
Otros países y organismos internacionales -Rusia, Francia, EE.UU., la Unión Europea, la ONU, OTAN y la OSCE- están exgiendo un cese de hostilidades y el reinicio de negociaciones de paz.
Pero esta vez, tanto Turquía como Azerbaiyán afirman que las negociaciones solo se reiniciarán cuando Armenia abandone su “ocupación de Nagorno Karabaj” como ellos la interpretan y que las fuerzas de la república informal y Armenia dejen el territorio que le pertenece a Azerbaiyán bajo ley internacional.
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