5 grandes mentiras que te han dicho sobre las grasas
Rompe con los mitos acerca del consumo de grasas en la dieta y descubre sus beneficios para mejorar la salud y promover la pérdida de peso
La alimentación es un tema complejo y demasiado relevante en el estado de salud de las personas. Si bien, hoy en día uno de los temas más relevantes se enfoca en el adecuado equilibrio entre los principales macronutrientes, también existen numerosos mitos entorno al consumo de ciertos grupos de nutrientes como es el caso particular de las grasas. Los medios de comunicación, inclusive los profesionales que trabajan medicina, nutrición, dietética y otros campos científicos, adoran generalizar y etiquetar tajantemente a los alimentos como “grasas saludables” o “grasas no saludables”. La realidad es que aunque la intención es buena y en el fondo busca brindar claridad para el público en general, a menudo se quedan muchas dudas entorno al consumo de grasas en la dieta diaria.
Llama de manera especial la atención saber que la percepción acerca de las grasas, es un concepto que ha ido cambiando a lo largo de los años; sobre todo teniendo en cuenta que en un principio prevalecía la idea de que las dietas bajas en grasas son más saludables. Por ejemplo: en la década de 1940, la grasa y el colesterol se convirtieron en enemigos y mucho se hablaba sobre los efectos nocivos de su consumo. Por otra parte las primeras Guías Alimentarias para los estadounidenses, fueron publicadas años después en 1980 y se destacaron por integrar leyendas como “Evite el exceso de grasas saturadas y colesterol.” No fue hasta inicios del año 2000 que se empezó a contar con diferentes referencias al respecto y se empezaron a dar a conocer nuevas versiones acerca del consumo de grasas en la salud. De tal modo que es un tema controversial que se ha prestado a todo tipo de mitos y falsas creencias. Conoce los principales, sin lugar a duda es información que será de gran ayuda para tomar mejores desiciones en torno a tu alimentación y salud.
1. Una dieta baja en grasas y alta en carbohidratos es la dieta humana óptima
Las falsas creencias entorno al consumo de grasas se desataron en las décadas de los años 60 y 70, época en la cual científicos y médicos destacados consideraban que las grasas saturadas eran la principal causa de padecer cardiopatías y altos niveles del colesterol “malo” en la sangre. De hecho gracias a ello fue que se desató la popularidad de las dietas bajas en grasas, la respuesta fue tal que en el año 1977 se convirtió en la dieta recomendada para todos los estadounidenses. Lo más relevante es que no se contaba con un solo estudio que avalara dichas declaraciones y de cierta manera el público estadounidense comenzó a creer que las grasas son el enemigo.
A la par comenzó la epidemia de obesidad y de diabetes, con base en ello salieron a la luz las pautas de bajo contenido en grasas. Actualmente seguimos pagando las consecuencias, de este tipo de dietas. La razón principal es que las personas comenzaron a comer menos alimentos saludables como carne, mantequilla y huevo ¿Lo peor? Aumentaron su consumo de alimentos procesados con alto contenido de azúcar y carbohidratos refinados. De tal manera que se puede concluir que no existe evidencia en la cual se avale que las dietas bajas en grasas tengan algún beneficio: no provocan pérdida de peso a largo plazo, ni reducen el riesgo de enfermedades crónicas, sobre todo en lo referente a los padecimientos cardiovasculares. De hecho se cuenta con referencias y múltiples estudios humanos que han comprobado que una dieta baja en grasa, se asocia con efectos contraproducentes ya que puede empeorar algunos factores de riesgo importantes: aumento de los triglicéridos, disminución en los niveles de colesterol bueno “HDL”.
2. Los alimentos ricos en colesterol, son malos para la salud
Una de las más graves consecuencias sobre las falsas creencias de las grasas, es que se ha logrado demonizar a ciertos alimentos que son perfectamente saludables, simplemente por el hecho de ser ricos en grasas saludables y colesterol. Probablemente uno de los mejores ejemplos son los huevos, que se encuentran entre los alimentos más saludables del planeta y aún así, debido a su alto contenido en colesterol, se cree que causan enfermedades cardíacas. La buena noticia es que se cuenta con prestigiosos estudios científicos que demuestran que el colesterol de la dieta, no eleva el colesterol malo en la sangre. De hecho alimentos como los huevos, son una gran adición a la dieta: aumentan el colesterol HDL (el bueno) y no están asociados con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca. Son increíblemente saludables al estar cargados de proteínas, antioxidantes, vitaminas, minerales y poderosos nutrientes que son importantes para el buen funcionamiento del organismo.
3. Los de colesterol total y LDL, son buenos indicadores de riesgo de ataque cardíaco
Es bien sabido que uno de los parámetros más importantes para medir la salud, son los niveles de colesterol total y LDL. También se sabe que uno de los principales errores de la medicina moderna es considerarlos como indicadores de riesgo de ataque cardíaco. Aunque es cierto que su medición aumenta el riesgo de padecer condiciones cardiovasculares es un tema más complejo que eso. El colesterol total en realidad engloba muchos conceptos, incluido el HDL también conocido como colesterol “bueno”, lo cual quiere decir que tener un HDL alto en realidad aumenta los niveles de colesterol total. Otro dato muy relevante es que el colesterol LDL, también tiene dos subtipos: las partículas LDL pequeñas y densas (muy malas) y luego tenemos las LDL grandes y esponjosas (buenas). Las partículas pequeñas están asociadas con enfermedades cardíacas, mientras que las grandes son en su mayoría benignas.
4. Los aceites de semillas y vegetales procesados son saludables
Por alguna razón muy extraña los aceites vegetales y de semillas procesados, en algún momento fueron reconocidos como alimentos saludables. Se sabe que los humanos comenzamos a consumirlos hace unos 100 años, porque no teníamos la tecnología para procesarlos hasta entonces. Y es por ello que los grandes genios de la nutrición se anclaron de ello y pensaron que serían una adición muy saludable a la dieta y sobre todo una buena alternativa a las grasas saturadas. Lo demás es historia ya que surgieron numerosas variantes como el aceite de soja, maíz y semilla de algodón, los cuales desafortunadamente son muy ricos en ácidos grasos poliinsaturados Omega-6 (que son dañinos en exceso) y pueden contribuir a la inflamación. De hecho se cuenta con un estudio que avala sus efectos contraproducentes en la salud cardíaca, en el cual se analizó a los aceites de cocina comunes en el mercado de Estados Unidos y encontraron que del 0,56% al 4,2% de los ácidos grasos que contenían eran grasas trans altamente tóxicas. Como conclusión contundente los aceites procesados de semillas y vegetales son muy poco saludables, están cargados de ácidos grasos Omega-6 y grasas trans que pueden contribuir a la enfermedad.
5. Comer grasa engorda y las dietas altas en grasas son peligrosas
El principal mito entorno al consumo de grasas se relaciona con sus efectos directos en el aumento de peso. Lo cierto es que aunque la grasa tiene más calorías por gramo en comparación con las proteínas y los carbohidratos, los alimentos que son naturalmente ricos en grasas son muy satisfactorios y difíciles de comer en exceso. Según un estudio inspirado en analizar los efectos sobre dietas altas en grasas (y bajas en carbohidratos), se ha comprobado que son una pauta alimenticia que causa una mayor pérdida de peso que las dietas bajas en grasas. Otra genialidad es que se ha comprobado que este estilo de alimentación también conduce a otros grandes beneficios de salud, como es el caso del aumento del colesterol HDL, disminución de los triglicéridos, disminución de los niveles de insulina y azúcar en sangre, mayor pérdida de grasa abdominal y mayor tamaño de las partículas de LDL.