¿Rejuvenecer el cerebro con trasplantes fecales? Esto plantean los científicos

Un experimento con ratones arrojó resultados sorprendentes

cerebro

Las funciones cerebrales y cognitivas se ven afectadas con el paso de los años. Crédito: Shutterstock

Desde hace algunos años la ciencia ha comunicado la íntima relación entre el funcionamiento del cerebro y la microbiota intestinal, compuesta por las bacterias que viven en el sistema digestivo. Se dice incluso que el estómago funciona como un segundo cerebro.

Para comprobar la importancia de esta relación que los científicos llaman “eje cerebro-intestino”, expertos de diversas instituciones británicas e italianas plantean que rejuvenecer el cerebro mediante trasplantes fecales es posible.

En el laboratorio, realizaron trasplantes fecales de ratones envejecidos a ratones más jóvenes y observaron cambios en su microbiota intestinal así como una afectación en su memoria y su capacidad de aprendizaje espacial: los ratones jóvenes trasplantados de ratones más viejos tuvieron dificultades para desempeñarse en una prueba de laberinto. Además, sufrieron alteraciones en las células del hipocampo, la parte del cerebro encargada de la memoria, la conciencia espacial, del aprendizaje, el estado de ánimo y el comportamiento emocional.

Los investigadores creen que el proceso contrario es posible. “Si bien queda por ver si el trasplante de donantes muy jóvenes puede restaurar la función cognitiva en receptores de edad avanzada, los hallazgos demuestran que los cambios relacionados con la edad en la microbiota intestinal pueden alterar componentes del sistema nervioso central”, especificó el profesor Claudio Nicoletti, de la Universidad de Florencia.

De hecho, los científicos han implementado el servicio de trasplante fecal para tratar infecciones intestinales graves y realizan experimentos para estudiar su eficacia en el combate de dolencias relacionadas con la edad, como el deterioro cerebral.

“Estos resultados destacan la importancia primordial del eje intestino-cerebro en el envejecimiento y proporcionan una sólida justificación para diseñar terapias que tengan como objetivo restaurar una microbiota similar a la de los jóvenes para mejorar las funciones cognitivas y el deterioro de la calidad de vida en los ancianos”, concluyen los autores de la investigación publicada en la Biblioteca Nacional de Medicina.


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