Prueban a racistas que inmigrantes no son responsables del cambio climático

Extremistas vienen acusando a los inmigrantes sobre la crisis del medio ambiente

Huracán Delta

Una zona inundada por el huracán Delta en Delcambre, Louisiana. Crédito: Dan Anderson | Cortesía

Durante los pasados cuatro años se ha llevado a cabo una campaña de descrédito originada históricamente por supremacistas blancos contra los inmigrantes, responsabilizándolos de los daños al medioambiente pese a que la comunidad científica e investigaciones han refutado esa conexión, advierte este lunes el Center for American Progress.

El Centro destaca que esa acusación es “racista, absurda” y señala, en contraste, el daño ambiental causado por una regulación débil e inadecuada de las industrias contaminantes, la destrucción del hábitat de la vida silvestre para dar paso al desarrollo en beneficio de los ricos o el subsidio a la extracción de combustibles fósiles pisoteando los derechos de indígenas para dar cabida a proyectos de perforación y minería.

Esos factores y otros causan daños ambientales exponencialmente más severos “que una familia que escapa de la violencia, la pobreza o el sufrimiento para buscar una nueva vida en Estados Unidos”, sostiene el Centro.

Recuerda que esa campaña de descrédito no es nueva y que los individuos y organizaciones que más fervientemente propagan esos argumentos vienen primordialmente de grupos de odio con poder económico, que abusan de ideologías desacreditadas que prevalecieron en el movimiento conservacionista estadounidense del siglo XIX.

Casi todos los argumentos formales que afirman que los inmigrantes son la fuente de la degradación ambiental se remontan a un puñado de grupos antiinmigrantes financiados y fundados por extremistas que no tienen nada que ver con el movimiento ambientalista dominante, dice el Centro.

Agrega que esta línea de pensamiento actualmente es propagada principalmente por extremistas que se disfrazan de conservacionistas para hacer sus argumentos más aceptables para un público preocupado por su medioambiente, fenómeno que los investigadores han llamado “enverdecimiento del odio”.

Estas afirmaciones no cuentan con el apoyo de la comunidad científica, y la investigación que se ha realizado en esta área las refuta rotundamente.

La publicación del Centro destaca que la gran mayoría de los estudios de comportamiento demuestran que los inmigrantes tienen estilos de vida ambientalmente más sostenibles que los estadounidenses nativos, tanto que la densidad de inmigrantes está asociada con menores emisiones de carbono.

Las encuestas muestran que las comunidades de color, a las que pertenecen la mayoría de inmigrantes y estadounidenses de segunda generación, son las más preocupadas por la degradación ambiental, y las más propensas a apoyar políticas que protejan el medioambiente.

Por ejemplo, las encuestas muestran un alto apoyo latino a la conservación del agua, la reducción de la contaminación del aire y la protección de la vida silvestre. También que los inmigrantes, que contribuyen menos a la contaminación en promedio que los estadounidenses nativos, tienen una probabilidad desproporcionada de sufrir las consecuencias de la contaminación tóxica de las industrias.

El Centro asegura que la Administración del presidente Joe Biden tiene la oportunidad de concentrarse en reparar los errores crueles y contraproducentes del Gobierno de Donald Trump para establecer un sistema de inmigración legal que funcione, un proceso de asilo y un camino hacia la ciudadanía, todo lo cual beneficiará al movimiento ambiental de Estados Unidos.

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