5 hábitos de cena que te hacen subir de peso y acortan la vida, según la ciencia

La calidad de los alimentos que cenamos es determinante en la salud, prevención de enfermedades y peso corporal. Descubre cuáles son las peores costumbres de cena y apuesta por un mejor estilo de vida

Cena

Durante años nos han hecho creer que alimentos como el chocolate, el pan blanco, el vino tinto, los huevos fritos y la pasta son nocivos para la salud.  Crédito: Foto de Elina Sazonova en Pexels | Pexels

Tomar malas desiciones de cena no solo se asocia con un posible aumento de peso, puede deteriorar significativamente nuestro estado de salud. Los investigadores han comprobado que nuestros hábitos alimenticios representan aproximadamente el 40% de nuestros comportamientos diarios, lo cual es una clara señal sobre cómo nuestras costumbres cotidianas ejercen una buena influencia sobre nuestras vidas. Además cuando se trata de comer, ciertamente somos criaturas de hábitos y en muchas ocasiones sucede que empezamos el día con mucha disciplina y terminamos cenando mal ¿Lo peor de todo? No somos conscientes sobre aquellas conductas que están deteriorando nuestra salud física y mental, sobre todo a la hora de la cena. 

Por fortuna existen ajustes muy sencillos y sostenibles que serán la herramienta perfecta, para empezar a tomarnos la cena con mayor seriedad. Finalmente somos lo que comemos ¡A todas horas! De manera particular durante la noche el organismo se recupera de las funciones diurnas, el corazón descansa, los músculos se reparan, el cerebro se limpia y en general la energía se restaura. De tal modo que nuestros hábitos de cena influyen directamente en nuestro estado de salud general y el buen descanso.

1. No planificas las comidas

El peor hábito para seguir una dieta saludable es no tener un plan de alimentación organizado. Esto no quiere decir que es necesario exagerar y tener hojas impresas con el menú por día, sin embargo es importante tener a la mano aquellos ingredientes que fácilmente nos resuelven la cena. De lo contrario es probable que terminemos ordenando comida a domicilio, consumiendo alimentos congelados o enlatados altamente procesados, y con ello se aumenta el riesgo de subir de peso y padecer enfermedades crónicas. Un estudio de Harvard de 2016 reveló que las personas que cocinan regularmente en casa, tienen un menor riesgo de diabetes que las que rara vez cocinaban en casa. Dicho estudio fue publicado por investigadores de Harvard T.H. Chan School of Public Health, analizó datos dietéticos y de salud de 100,000 personas y descubrió que las personas que comían hasta 14 almuerzos o cenas caseras a la semana tenían un riesgo 14% menor de desarrollar diabetes tipo 2 que aquellos que comían seis o menos. Una buena alternativa es dejar una rica ensalada previamente montada, guardarla en refrigeración y simplemente aderezarla antes de dormir. 

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Cocinar saludable. /Foto: Shutterstock

2. Acostumbras beber un cóctel antes de cenar

Muchas personas suelen beber algún cóctel alcohólico antes de la cena, como aperitivo y con el objetivo de relajarse un poco. Sin embargo este tipo de bebidas solo precargan la cena con calorías adicionales y lo peor de todo es que estimulan el apetito, de hecho los investigadores popularmente lo llaman como el fenómeno el “efecto aperitivo”. No en vano los estudios muestran que incluso el consumo moderado de alcohol estimula el hambre y un deseo específico de alimentos salados. Así lo sugiere un estudio publicado en la revista Appetite, en el cual se contó con la participación de 24 hombres a quienes se les dio al azar un vodka y jugo de naranja o solo jugo de naranja antes de la cena. Resultó que los participantes que recibieron  alcohol consumieron un 11% más de alimentos en total que los bebedores de jugo. 

Margarita de lima
Margarita de lima. /Foto: Pixabay

3. Comes muchos alimentos preparados salados

Consumir alimentos salados en muchas ocasiones no tiene nada que ver siquiera con levantar el salero, más bien nos referimos al hábito de comer fuera de casa o tener muchos alimentos preparados listos para cenar. Este tipo de costumbres nos hacen consumir mucho más sodio del que imaginamos, recordemos que según información revelada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos, más del 70% del sodio dietético proviene de comer alimentos empaquetados y preparados, no de la sal agregada a los alimentos cuando se cocina o se come en casa. Una alta ingesta de sodio es el peor enemigo de la salud y se relaciona con alteraciones en la presión arterial, uno de los principales factores de riesgo de enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular.

Pollo frito. /Foto: Shutterstock

4. Tus cenas raras vez incluyen vegetales

Otro de los principales errores que cometemos con la cena es el poco equilibrio de nutrientes en el plato. En muchas ocasiones suelen estar dominados por los carbohidratos, una regla e indispensable regla de oro es agregar abundantes frutas y verduras para cuidar la salud cardiovascular y el peso. También es un hábito que beneficia la digestión y el buen descanso. Según un estudio presentado en la conferencia anual de la Sociedad Estadounidense de Nutrición en 2019, que analizó datos dietéticos de 113 países junto con investigaciones sobre las causas de muerte. Los investigadores encontraron que cada año casi 1 de cada 7 personas en todo el mundo muere de enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular causado por no comer suficiente fruta y aproximadamente 1 de cada 12 muere de enfermedad cardiovascular por no consumir cantidades adecuadas de verduras. Recuerda la importancia de seguir las recomendaciones de la Asociación Estadounidense del Corazón: comer 4 porciones de frutas y 5 porciones de verduras todos los días.

Pasta y pan. /Foto: Pixabay

5. Finalizas con un gran postre

Todos hemos sentido la necesidad de terminar la cena con un toque dulce y es cierto que consumir un poco de alimentos dulces saludables después de la cena, puede proporcionar una buena recompensa psicológica para mantenernos motivados y seguir un plan de alimentación saludable. Es de gran ayuda para evitar las restricciones y privaciones, finalmente son medidas poco saludables y sostenibles. Sin embargo no todos los alimentos dulces son iguales y consumir postres ricos en calorías, azucares y grasas saturadas, de manera recurrente en la noche ¡Es una pésima costumbre! Comer postres abundantes y azucarados todas las noches puede aumentar de peso y provocar obesidad y diabetes. A su vez las grasas saturadas pueden aumentar el colesterol LDL y provocar enfermedades cardíacas. 

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Postres. /Foto: Pixabay

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