Cuál es la mejor manera de prevenir alergias a los alimentos en los niños

Los niños son una población vulnerable ante las alergias, intolerancias y sensibilidades alimentarias. Recientemente los expertos han comprobado que la introducción de alimentos alergénicos, puede tener un efecto protector y ayudar a prevenir alergias en el futuro

alimentación infantil

Para que los niños no se aburran de comer siempre lo mismo, te ofrecemos estas alternativas. Crédito: Shutterstock

Llega un momento en la vida de los bebés en que los padres comienzan a preocuparse por las posibles alergias alimentarias y es cuando pasan a la etapa de iniciar con los alimentos sólidos. Es un momento delicado en el que algunos niños, suelen presentar alergias alimentarias graves e incluso potencialmente mortales. Teniendo en cuenta los datos liberados por la Academia Estadounidense de Alergia, Asma e Inmunología, aproximadamente el 8% de los niños tienen alergia a los alimentos. De ellos, alrededor del 40% ha tenido una reacción grave. Una alergia a los alimentos ocurre cuando el cuerpo reacciona a una proteína en particular, generalmente poco después de ingerido o ingerido un alimento y los niños son una población bastante vulnerable. 

Las alergias ocurren cuando el sistema inmunitario comete un error. Normalmente, el sistema inmunológico nos protege de gérmenes, enfermedades e infecciones y lo hace fabricando anticuerpos que nos ayudan a luchar contra las bacterias, los virus y otros organismos diminutos que nos pueden hacer enfermar. Sin embargo cuando se padece alguna alergia alimentaria, el sistema inmune tratará por error algún componente de cierto alimento como si fuera potencialmente peligroso. Esto es lo que ocurre en cualquier alergia, sea a un medicamento (como la penicilina), al polen contenido en el aire (procedente de la hierba, las flores y los árboles), o a un alimento, como los cacahuetes. Por lo tanto, la sustancia que desencadena la reacción alérgica no es perjudicial en sí misma, pero la forma en que el organismo reacciona ante ella sí lo es.

Por lo tanto los pediatras y diversos especialistas recomiendan que los padres de familia se mantengan informados sobre las alergias y cómo hacer frente a ellas, sobre todo teniendo en cuenta que existen muchos mitos y conceptos erróneos entorno al tema. Si bien aunque la idea de una alergia alimentaria grave parece aterradora, existen algunas cosas que los padres pueden hacer para ayudar a prevenir las alergias. En principio los expertos enfatizan que lo principal es amamantar al bebé, de hecho se cuenta con estudios en los que se comprueba la la lactancia exclusiva durante los primeros cuatro a seis meses, reduce significativamente las posibilidades de sufrir alergias alimentarias que en aquellos bebés alimentados con fórmula. Incluso si alimentar al bebé solo con leche materna no es una opción, la lactancia materna parcial o la leche materna extraída o donada también pueden aportar beneficios similares. 

Otra de las recomendaciones más importantes va dirigida a las madres, es importante que durante el período de embarazo y lactancia, las mujeres pongan especial atención en seguir una dieta equilibrada y variada. No es necesario preocuparse por establecer restricciones dietéticas o evitar alimentos potencialmente alergénicos como nueces, legumbres (maní, soja), huevos y leche de vaca. De hecho, incluir esos alimentos puede tener un efecto protector y ayudar a prevenir las alergias en el futuro. También se ha comprobado que exponer a los niños a alérgenos alimentarios comunes desde el principio no es tan aterrador como parece. Así lo señala un estudio en el cual se mostró que la introducción temprana del maní en Israel en realidad es considerado un método para prevenir las alergias al cacahuate en el país.

Los médicos y científicos involucrados en estudiar sobre el tema, han declarado que reportan una gran diferencia en la cantidad de alergias debido a la introducción temprana de todos estos alimentos alergénicos, principalmente huevo, lácteos, maní, nueces, pescado y mariscos. Cabe mencionar que estos seis alérgenos son responsables del 90% de las alergias alimentarias. Una de las más reconocidas recomendaciones es la sugerencia de los especialistas de Stanford Children’s Health, quienes aconsejan lo siguiente: una vez que los bebés comiencen a comer alimentos menos alergénicos, como es el caso de granos, frutas y verduras, se recomienda que los padres comiencen a introducir alérgenos potenciales entre los cuatro y seis meses de edad. De hecho se ha comprobado que retrasar por más tiempo la introducción puede aumentar el riesgo de que el bebé desarrolle alergias. 

Otra de las preguntas más frecuentes es qué hacer con las alergias ya existentes. Una de las más comunes en niños es la alergia al maní y la recomendación en principio es para los padres si bien es importante ser cautelosos con la exposición al maní y productos que lo contenga, las nueces de árbol no están necesariamente prohibidas. De hecho uno de los mitos más comunes es creer que los niños alérgicos al maní también son alérgicos a otros frutos secos, lo cual puede aplicar en algunos casos, sin embargo no en todos. Cabe mencionar que los cacahuates son un maní o legumbre, mientras que las nueces y otros variantes similares pertenecen a la familia de los frutos secos. Es decir, si un niño es alérgico a los cacahuates no es automáticamente alérgico a las almendras o anacardos. Este es un gran error que los padres suelen cometer, es por ello que la adecuada supervisión médica es indispensable y de gran utilidad ya que permite explorar con un buen control la repuesta de los niños ante otros frutos secos. 

Además otro de los puntos clave es conocer la diferencia entre las distintas formas en que los niños pueden reaccionar a los alimentos. Es decir, las alergias, intolerancias y sensibilidades alimentarias son únicas y cada niño va requerir de un tratamiento diferente, a continuación un breve resumen sobre las principales diferencias:

– Alergia causada por reacciones específicas a una proteína. Los síntomas varían de leves a potencialmente mortales e incluyen problemas de piel o estómago o hinchazón y los síntomas graves se son pérdida del conocimiento o anafilaxia (dificultad para respirar, erupción cutánea, náuseas, vómitos y shock).

– Sensibilidad alimentaria. Se presenta con problemas para digerir ciertas proteínas alimentarias, como el trigo. Los síntomas comunes incluyen problemas de estómago e hinchazón.

– Intolerancia a la comida. Se produce cuando el cuerpo no produce suficiente enzima necesaria para digerir un alimento, como ocurre con la intolerancia a la lactosa.

Como última recomendación es importante decir que los padres también deben de tener en cuenta que muchas cosas pueden causar síntomas que se asemejan a una alergia alimentaria. Por lo tanto lo más importante es una buena planificación de las comidas y conocer a nuestros hijos, ante cualquier reacción se recomienda consultar primero con el pediatra o un médico experto en alergias. Cabe mencionar que para diagnosticar como tal una alergia se deben realizar diferentes pruebas y al ser confirmada se debe seguir un plan creado por un especialistas para controlar la alergia, basado en las características y síntomas de cada niño.

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