La NRA tiene que rendir cuentas

La entidad ha torpedeado por mucho tiempo los intentos por reforzar leyes sobre el control de armas

Se han alzado voces a favor y en contra de las armas en los recintos escolares

Se han alzado voces a favor y en contra de las armas en los recintos escolares Crédito: Charles Trainor Jr. - Pool/Getty Images

En momentos en que el país atraviesa por una galopante ola de violencia armada, aplaudimos la decisión de un juez federal de desestimar la solicitud de bancarrota de la Asociación Nacional del Rifle (NRA).

Para nadie es un secreto que la NRA es una organización con gran poder que ha torpedeado en el Congreso las propuestas de una verdadera reforma para el control de armas en Estados Unidos. Se amparan de forma ruin en la segunda enmienda de la Constitución, y en complicidad con la bancada republicana no dan paso a un verdadero escrutinio que desaliente la compra-venta de armas.

Pero esta vez a la organización le salió el tiro por la culata. El juez Harlin Hale, del distrito norte de Texas, determinó que la NRA presentó el pedido de bancarrota “de mala fe” para escabullirse de una demanda que interpuso la Fiscalía General de Nueva York, que pidió su disolución por malversación de fondos benéficos.

Nada va a devolver las vidas que se han perdido en balaceras sin sentido, pero al menos por ahora la NRA y sus directivos no podrán escapar de la querella en Nueva York ni reinstituirse en Texas.

A pesar de que la sede central de la NRA está en Virginia, se constituyó en el estado de Nueva York poco después de la Guerra de Secesión, por lo que se rige bajo la autoridad regulatoria neoyorquina.
Esperamos que la justicia haga su parte y destape la corrupción al interior de la entidad.

La Fiscalía de Nueva York tiene un caso fuerte que denota una cultura de mala administración y supervisión negligente ilegal, opresiva y fraudulenta dentro de la organización, especialmente por parte de cuatro de sus principales ejecutivos a quienes acusa de llenarse los bolsillos durante años.

Pero más allá del desenlace en los tribunales, hay que mantener la presión para retomar cuanto antes el cambio a las leyes de porte de armas.

Cifras que Gun Violence Archive (GVA) dio a conocer esta semana muestran que en lo que va de 2021 se han registrado 191 tiroteos masivos. El grupo sin fines de lucro da el calificativo de matanza cuando hay más de 4 víctimas fatales. El más reciente ocurrió el fin de semana en Colorado, donde 6 personas de una misma familia fueron baleadas.

Durante todo el 2020, hubo un total de 610 incidentes de ese tipo en el país.

La propia administración Biden-Harris reconoce que esta epidemia de la violencia por armas tiene que acabar, por eso hay que desmantelar a la NRA y aprobar leyes más fuertes en el Congreso.

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