Cáncer colorrectal: la carne roja, cada vez más “culpable”, según la ciencia

Comer menos carne roja es un consejo médico estándar para prevenir el cáncer colorrectal. Un nuevo estudio llega para darnos más claridad, publicado recientemente en la revista Cancer Discovery ha identificado patrones específicos de daño en el ADN desencadenado por dietas ricas en carne roja

Carne roja

De acuerdo con los investigadores, el alto consumo de carnes rojas se relacionó con ciertos tipos de cáncer, diabetes, obesidad, afecciones cardíacas y más.  Crédito: Shutterstock

A estas alturas todos sabemos sobre las bondades de seguir una dieta basada en plantas. Sin lugar a dudas las consecuencias de la pandemia llegaron como una contundente invitación a cambiar nuestro estilo de vida y alimentación. Con base en ello han salido a la luz numerosas referencias científicas que relacionan al consumo de carne roja con un mayor riesgo de padecer enfermedades crónicas y degenerativas. Recientemente una nueva investigación habla sobre el vínculo entre comer carne roja y el cáncer colorrectal, lo cual hace sentido con la creciente evidencia que en los últimos años ha posicionado a la carne roja como un potencial agente cancerígeno.

Este nuevo estudio estuvo a cargo de Marios Giannakis, reconocido oncólogo del Instituto del Cáncer Dana-Farber, quien se dio a la tarea de estudiar cómo la carne roja afecta en la incidencia del cáncer. Si bien se cuenta con algunas referencias al respecto, Giannakis y su equipo identificaron patrones específicos de daño en el ADN provocados por dietas ricas en carne roja, lo cual es una referencia más que la posiciona como una comida cancerígena. El estudio también habla sobre la posibilidad de detectar el cáncer de forma precoz y diseñar nuevos tratamientos. Y de cierta manera es bastante novedoso ya que difiere de los esquemas anteriores, porque los participantes llevaban un registro de sus dietas sin saber si algún día tendrían cáncer. Mientras que los estudios anteriores esperaron hasta que los participantes estuvieran enfermos para completar una encuesta.

El análisis de los investigadores encontró una mutación que nunca antes se había identificado, pero que indicaba un tipo de daño en el ADN llamado ‘alquilación’. De tal modo que la mutación se asoció significativamente con el consumo de carne roja procesada y sin procesar antes del diagnóstico de cáncer del paciente. Sin embargo, no se relacionó con la ingesta de aves de corral, pescado u otros factores del estilo de vida que se examinaron. Según los descubrimientos del estudio, lo que sucede con la carne roja, es que contiene sustancias químicas que pueden causar alquilación. 

Giannakis y sus colegas secuenciaron datos de ADN de 900 pacientes con cáncer colorrectal, que fueron extraídos de un grupo mucho más grande de 280,000 trabajadores de la salud que participaron en estudios de un año que incluyeron encuestas de estilo de vida. Y descubrieron que las firmas estaban fuertemente asociadas con la parte inferior de los intestinos que conduce al canal anal, que es donde la investigación ha sugerido que ocurre principalmente el cáncer de colon relacionado con la carne roja. Además, los genes que se vieron más afectados por los patrones de alquilación fueron los impulsores más comunes del cáncer colorrectal cuando mutaron.

Como parte de las conclusiones de Giannakis, sugiere que en conjunto, las múltiples líneas de evidencia construyen un argumento convincente sobre la relación entre el consumo de carnes rojas y el riesgo de cáncer colorrectal. Sin embargo como parte de sus sugerencias, muy al contrario de lo que pensaríamos, no sugiere que se elimine la carne roja por completo. Señaló que la mutación podría ayudar a identificar a las personas predispuestas al cáncer de colon, para que los médicos puedan tratarlo antes y posiblemente informar al paciente sobre sus posibilidades de recuperación. Cabe mencionar que se observaron altos niveles de daño por alquilación tumoral solo en pacientes que comieron, en promedio, más de 6 onzas de carne roja al día, que es lo equivalente a dos porciones.

Una invitación más que se suma a las crecientes recomendaciones de los expertos en salud y medicina, para animarnos a realizar ajustes sostenibles en la dieta y estilo de vida. Finalmente cada día son más certeras las pruebas que avalan los inmensos beneficios medicinales de la alimentación. Recuerda el secreto de salud mejor guardado se basa en el equilibrio y la moderación, en lo que respecta a la carne roja una buena recomendación es apostar por el estilo de vida mediterráneo y consumirla en variantes orgánicas, en porciones controladas y únicamente en ocasiones especiales.

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