Lo que sucede en el cuerpo al dejar de comer carne roja

La calidad de la dieta es uno de los factores más relevantes en la salud. Con base en ello mucho se ha dicho sobre la carne roja, limitar su consumo es una buena medida para combatir la inflamación, regular el colesterol y reducir el riesgo de padecer enfermedades crónicas

carne asada

De acuerdo con el estudio, el mejor esquema dietético para proteger al corazón y prevenir ECV, se encuentra en seguir una dieta mediterránea.  Crédito: Kasumi Loffler | Pexels

Recientemente se liberó información errónea sobre la iniciativa del presidente Joe Biden, sobre su propuesta para que los estadounidenses reduzcan el consumo de carne roja en un 90% para 2030 como parte de su iniciativa climática está circulando por Internet. Este número específico se utilizó para tergiversar lo que el presidente realmente dijo sobre dicha iniciativa, que busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 50% en los próximos nueve años. Con base en ello muchos afirman falsamente que Biden quiere crear mandatos sobre la dieta estadounidense promedio debido a un artículo académico que fue publicado por la Escuela de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la Universidad de Michigan. El documento propuso limitar el consumo de carne roja como una solución para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, pero nunca fue un mandato del propio presidente.

Lo cierto es que hace varios años este tema ha estado circulando y nos invita a reconsiderar nuestros hábitos alimenticios, sobre todo aquellos que se relacionan con un alto consumo de carne. Existen varias razones la salud es uno de los motivos principales, pero también reducir el consumo de carnes rojas marca una significativa diferencia en lo que respecta al medio ambiente. El motivo principal tiene que ver con la ganadería, de acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA), la agricultura (incluida la producción ganadera), representa el 10% de las emisiones totales y con base en ello la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) señala que la mayoría proviene de la producción de carne de res. Por lo tanto al reducir el consumo de carne y reemplazarlo con productos de origen vegetal, las emisiones totales disminuirían significativamente. El documento sugirió que reducir el 90% del consumo de carne roja es la respuesta, que es de donde se originó ese número específico.

Si bien dicho artículo académico es una sugerencia que vale la pena tener en cuenta, sobre todo por cuestiones enfocadas en el medio ambiente; también se relaciona con un impacto muy relevante en la salud individual. Si bien no se puede negar que mantener la carne roja en la dieta tiene algunos beneficios para la salud; consumir una cantidad significativa de carne roja a diario, se relaciona con algunos efectos secundarios negativos. Con base en ello nos dimos a la tarea de recopilar algunos de los beneficios de limitar o inclusive eliminar la ingesta de carnes rojas, seguramente serán una buena guía para tomar desiciones más saludables.

1. Posible disminución de la inflamación

Dependiendo de cómo se produzca la carne roja, el cuerpo puede experimentar cierta inflamación principalmente como resultado de su contenido de grasa. Por lo general, la carne roja tiene una cantidad significativa de grasas saturadas, cuando se consume más de la cantidad asignada que el cuerpo debería consumir en un día, se inicia la inflamación. Según información liberada por la Asociación Estadounidense del Corazón, el estadounidense promedio debe limitar su consumo de grasas saturadas a no más del 6% de sus calorías totales por día. Para mayor contexto: para una dieta de 2,000 calorías, eso es lo equivalente a 120 calorías, o 13 gramos de grasa saturada y es lo equivalente a una porción de 4 onzas. Por ejemplo una hamburguesa de carne de res molida 80/20 (80% de carne magra, 20% de grasa) tiene alrededor de 5 gramos de grasa saturada, según The University of Rochester Medical Center. De tal modo que eliminar la carne roja de la dieta puede ayudar a disminuir significativamente la ingesta de grasas saturadas, lo que a su vez ayudará con cualquier inflamación que pueda estar experimentando por la carne. 

2. Podrás limitar algunos nutrientes beneficiosos para el organismo 

Es importante mencionar que la carne roja no es el enemigo, de hecho consumirla ocasionalmente y en variantes de calidad aporta nutrientes esenciales, y que de otro modo serían difíciles de obtener. En una porción de carne molida, se obtiene una cantidad significativa de calcio, colina, magnesio, niacina, fósforo, potasio, selenio, vitamina B12 y zinc. Estos nutrientes ayudan con la producción de energía, el crecimiento y el desarrollo, la función inmunológica y la producción de glóbulos rojos. Además, incluso pueden ayudar a mejorar el estado de ánimo. Dependiendo del tipo de carne roja que compre, también puede obtener un impulso de ácidos grasos omega-3. Es por ello que los expertos  de la Universidad de Berkley recomiendan el consumo de carne de res alimentada con pasto, ya que tiende a ser más magra debido a la dieta del ganado, que es principalmente pasto y heno. Esto significa que la carne tiene un mayor contenido de omega-3 almacenado. Aunque los ácidos grasos omega-3 en la carne de res alimentada con pasto no son tan importantes como los que aportan diversas variantes de pescados grasos, la carne de res alimentada con pasto puede ser una buena fuente de ácidos grasos omega-3. 

3. El recuento de hierro puede ser bajo 

El hierro es un nutriente increíblemente importante en la dieta debido a su capacidad para estimular los glóbulos rojos. Lo cierto es que la deficiencia de hierro en realidad puede conducir a una disminución de la capacidad de transporte de oxígeno, así como a un mayor riesgo de infecciones e incluso problemas cardíacos. Además, los niveles bajos de hierro se relacionan con fatiga extrema y apatía. Según los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos, un adulto estadounidense promedio (entre las edades de 19 y 50) debe consumir entre 8 y 18 miligramos de hierro por día. Lo cierto es que os requerimientos pueden variar según la etapa de la vida de cada persona, por ejemplo: los hombres pueden consumir tan solo 8 miligramos, mientras que las mujeres necesitan hasta 18, mientras que las mujeres embarazadas necesitan hasta 27 miligramos. Por lo tanto consumir 4 onzas de carne roja, aportará 2,15 miligramos de hierro, que es entre el 11% y el 20% de la ingesta diaria. En caso de limitar el consumo de carne roja, ya sea por razones ambientales o de salud, es indispensable asegurarse de obtener suficiente hierro a través de otros alimentos. Lo mejor de todo es que existen magníficas fuentes de hierro en alimentos de origen vegetal.

4. El colesterol bajará

Es bien sabido que una de las principales recomendaciones médicas para personas con niveles de colesterol alterados, es eliminar la carne roja de su dieta. Todo se enfoca en su contenido en grasas saturadas, que son de los principales culpables de producir colesterol LDL “malo” en el cuerpo, lo que conduce a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. Según datos liberados por Clínica Mayo, las grasas saturadas aumentan los niveles de colesterol LDL en el torrente sanguíneas. Las carnes rojas y los productos lácteos, así como los productos horneados, los alimentos fritos y otros productos altamente procesados, tienden a tener altas cantidades de grasas saturadas, lo que conduce a un colesterol alto.

5. Menor riesgo de padecer enfermedades crónicas

Eliminar el consumo de carnes rojas, se asocia con un riesgo significativamente menor de enfermedad cardiovascular debido a la disminución de grasas saturadas en la dieta. Un estudio reciente demostró que comer carne roja sin procesar puede aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular, así como cáncer. Además, el estudio también muestra que comer más proteínas de origen vegetal (como tofu, maní, nueces y frijoles) puede disminuir significativamente el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas o morir prematuramente. En general, eliminar la carne roja de la dieta y apostar por el consumo de proteínas magras o incluso proteínas de origen vegetal, se verá reflejado en una mejora significativa en la salud.  No en vano el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer recomienda limitar el consumo a aproximadamente tres porciones (12-18 onzas), de carne roja cocida sin procesar por semana.

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