COVID: Enfermera embarazada no vacunada y su bebé mueren en EE.UU.

Haley Mulkey Richardson era madre de otra niña que cumplirá 3 años esta semana. Temía que la vacuna contra COVID afectara su fertilidad. Murió a los 32 años

Haley Mulkey Richardson

Haley Mulkey Richardson. Crédito: Facebook | Cortesía

Haley Mulkey Richardson era una enfermera registrada con práctica en el sur de Alabama, EE.UU., donde trabajaba en la unidad de parto del Hospital Ascension Sacred Heart en Pensacola. Estaba embarazada y no estaba vacunada contra COVID, así que ella y su bebé murieron a causa de la enfermedad.

Aproximadamente a finales de julio o principios de agosto, Haley se contagió de COVID-19. Permaneció en su casa con síntomas durante una semana, hasta que su frecuencia cardíaca comenzó a elevarse peligrosamente. Fue hospitalizada primero en una clínica para mujeres y niños y después fue trasladada a la unidad de cuidados intensivos del hospital USA Health en Mobile, Alabama.

“Después de unos tres o cuatro días en el hospital, el (obstetra) le dijo que iba a perder al bebé, y ella siguió empeorando cada vez más”, narró Jason Whatley, un amigo de la familia, a AL.com. La enfermera estaba aislada en su habitación del hospital cuando recibió la noticia y escribió el que sería su último post en su cuenta de Facebook, el 9 de agosto pasado.

“Aquí en la oscuridad, en las primeras horas de la mañana, es tan fácil fingir que todo esto fue sólo una pesadilla o que estoy aquí en esta cama de hospital debido a mis propios problemas con COVID. No por nada las cosas están mal con mi dulce niña a quien pensé que estaba protegiendo en mi propio útero. Conozco el pronóstico y conozco la realidad. Y aunque una parte de mí puede comenzar a reconocer esto, la otra parte de mí todavía cree que Dios es el Dios de los milagros y tiene el control por encima de todo. Espero y rezo por milagros, pero habiendo dicho eso, también rezo para que se haga su voluntad”, se lee en su conmovedor post de Facebook.

La bebé de 27 semanas murió el 18 de agosto, se llamaba Ryleigh Beth. La enfermera murió dos días después, el 20 de agosto. Haley era madre de otra niña pequeña, Katie, quien apenas cumplirá 3 años esta semana. Julie Mulkey, la madre Haley, le dijo al mismo medio que su hija rechazó vacunarse porque planeaba tener otro bebé y temía que la vacuna contra COVID afectara su fertilidad y le provocara reacciones alérgicas, pues había atravesado episodios de anafilaxia anteriormente.

Sin embargo, la propia Julie y su otra hija decidieron vacunarse a raíz de lo que le ocurrió a Haley e invitan a otras mujeres embarazadas a que hagan lo mismo, pues en el hospital donde murió la enfermera se ha registrado un aumento de mujeres enfermas gravemente de COVID entre las 26 y 27 semanas de embarazo.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU. recomiendan a las mujeres embarazadas o que planeen embarazarse se vacunen lo más pronto posible, y aseguran que no existe evidencia científica de que el fármaco provoque alteraciones en la fertilidad o algún otro efecto adverso en este sector de la población.


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