Por qué cuesta tanto dejar de comer azúcar, no importa cuán dulce sea el alimento

Es innegable decir que el consumo de azúcar goza de muy mala reputación. Sin embargo, nuestro deseo constante por alimentos azucarados es mucho más complejo de lo que creemos y viene desde la niñez. También, el cuerpo humano tiene el inmenso poder de anhelar lo que necesita, como una forma de indicarle al cerebro que comience a comer lo que nos hace falta ¡Maravilloso!

Donas

De acuerdo con la ciencia, el hombre antiguo consumía ocasionalmente frutas y esto les daba mayor supervivencia. Lo cual indica que los humanos desde hace siglos relacionamos a los alimentos azucarados con bienestar. Crédito: Lisa Fotios | Pexels

¿Te declaras adicto a los alimentos dulces? Galletas, pasteles, brownies, muffins, helados, budines, bollería y golosinas, son tu más peligrosa tentación. La realidad es que a muchos de nosotros nos pasa, de hecho parece ser como si nuestros cuerpos anhelan los alimentos azucarados ¿Te has preguntado por qué? Sin lugar a dudas todo sería más fácil si nuestros antojos más recurrentes fueran por brócoli, que es una gran fuente de vitamina C, K, hierro y potasio. Sin embargo, si el azúcar es tan nociva para la salud ¿por qué sabe tan bien? Resulta que los científicos se han hecho esta pregunta durante décadas, no en vano hay cientos de artículos de revistas científicas que intentan responder esa misma pregunta. Hoy tenemos varias respuestas interesantes que compartirte.

Uno de los primeros puntos que es importante poner sobre la mesa, es que desde niños nos hacen amar el azúcar. De hecho, es difícil encontrar a un niño que no sea goloso. Pero detengámonos un momento antes de culpar a los padres de familia por complacer a los pequeños con azúcar: los estudios han demostrado que el amor que los niños sienten por el azúcar puede ser innato. En otras palabras, los niños suelen tener un amor intrínseco por todas las cosas dulces. Se cuenta con referencias interesantes al respecto, se sabe que la preferencia por los alimentos dulces es evidente desde nuestros primeros días de vida, los recién nacidos prefieren fórmulas más dulces. También parece ser compartido por los niños de todo el mundo en todas las culturas y climas. Hay más evidencia, en la que se sugiere que las papilas gustativas de los niños son más sensibles a los alimentos de sabor amargo, eso incentiva con mayor intensidad el consumo de alimentos dulces.

Un estudio mostró que los adultos tienden a maximizar su preferencia de azúcar en aproximadamente el nivel de azúcar en una lata de refresco, pero a los niños mayores todavía les gustan las bebidas que son dos veces más dulces. Los científicos no pudieron encontrar un límite para la concentración de azúcar que prefieren los niños más pequeños. Resulta que a los niños todavía les gustó la bebida azucarada incluso más allá del punto en el que había demasiada azúcar para disolverla en agua.

Este tipo de estudios llegan para darnos más claridad sobre los hábitos de consumo, que en realidad hemos establecido desde muy pequeños y también para entender de manera más compleja lo que sucede en el organismo. Y la realidad es que nuestros cuerpos necesitan azúcar. Si bien, es innegable decir que el azúcar goza de muy mala reputación, también es importante entender que no todas las fuentes de azúcar son malas. El azúcar proporciona calorías, que luego el cuerpo convierte en energía. Los niños, en particular, necesitan esta energía para impulsar su rápido crecimiento. El azúcar también nos ayuda a almacenar grasa, que se puede utilizar más tarde si la necesitamos.

Un dato bastante fascinante es que el cuerpo humano tiene el inmenso poder de anhelar las cosas que necesita, como una forma de indicarle al cerebro que comience a comer lo que nos hace falta. Así que si en algún momento del día sientes un deseo intenso por comer un paquete de galletas o esa tentadora dona, probablemente no es por que sean alimentos deliciosos. Más bien, puede ser señal de que algo le está faltando a tu cuerpo, por ejemplo: no has comido suficiente proteína en el día.

Lo cierto es que el excesivo consumo de azúcar se relaciona activamente con el estilo de vida de la sociedad moderna. En la época de los primates prehumanos y los primeros humanos, aquellos que consumían la mayor cantidad de calorías tenían una mejor oportunidad de sobrevivir y, por lo tanto, de transmitir sus genes.Sin embargo, los primeros humanos estaban muy lejanos a consumir las cantidades exorbitantes de azúcar que ingerimos hoy en día ¿La razón? La fruta, la fuente natural de azúcar más común, podía proporcionar más energía que otras fuentes de alimentos, como las verduras, pero eran relativamente escasas. Sin embargo, se cuenta con algunas referencias científicas que sugieren que los primeros humanos que comieron la mayor cantidad de frutas vivieron más tiempo y tuvieron más bebés. Claro, estamos hablando que la única fuente de azúcar que tenían disponible era a través de las frutas y verduras ¡Nada procesado! Lo cierto: es posible que esas generaciones futuras hayan evolucionado para desear esa fruta azucarada como una parte importante de su supervivencia.

Hoy en día todo ha cambiado y por supuesto, el azúcar es todo menos escasa. La consumimos en muchas formas y en cantidades increíblemente mayores que el consumo ocasional de fruta de los antiguos pobladores. Entonces, en el juego evolutivo de la supervivencia del más apto, el más apto ya no es necesariamente el que tiene más dulces. Otro de los grandes problemas en la actualidad es que la industria alimentaria y su crecimiento desmedido, nos ha llevado a extraer el azúcar de la fruta para convertirla en todo tipo de productos como jugos y dulces. Esto hace que sea más fácil consumir cantidades mayores de azúcar de las que nuestro cuerpo necesita. También significa que nuestro azúcar no siempre viene con una dosis de fibra, como sucedería si simplemente consumiéramos fruta como única fuente de azúcar. La energía que obtenemos de estos azúcares procesados ​​no solo dura mucho menos en el organismo, es la llave de numerosas enfermedades crónicas que están matando día con día a la población mundial.

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