Hispano sentenciado a 27 años de cárcel por prostituir mujeres en Maryland las drogaba con heroína, “crack” y Xanax
Feliciano de Jesús Díaz Martínez, indocumentado de origen guatemalteco, habría obligado a ocho víctimas, entre estas una menor a incurrir con actos sexuales con hombres a cambio de dinero
Un operativo contra la prostitución en Pomona, Callifornia. Crédito: David McNew | Getty Images
Un hispano deberá cumplir 27 años de cárcel en Maryland luego de que resultara convicto de operar una red de prostitución que incluía a una menor de edad.
Feliciano de Jesús Díaz Martínez, de 43 años y origen guatemalteco, fue sentenciado a esa cantidad de años seguido de 10 años bajo libertad supervisada por tráfico sexual de un menor, tráfico sexual forzado e incitar a un menor a ejercer la prostitución, entre otros.
Díaz Martínez, quien es indocumentado, habría obligado a ocho víctimas, entre estas la menor a incurrir con actos sexuales con hombres
Los hechos se reportaron entre el 2016 y mayo del 2019, según un comunicado de la Oficina del Fiscal de Distrito de Maryland.
Díaz-Martínez, que ha permanecido bajo custodia desde que fue acusado el 25 de julio de 2019, fue declarado culpable por un jurado federal el 18 de noviembre del año pasado.
La evidencia que desfiló en el juicio confirmó que Díaz-Martínez sabía que la menor tenía 16 años cuando la llevó a involucrarse en actos sexuales comerciales. La jovencita, identificada como la víctima 1, continuó bajo el control del abusador hasta los 18 años.
La mayoría de las víctimas del hispano sufrían de adicción a la heroína, “crack” y Xanax.
El criminal se apropiaba de la mitad del dinero que obtenían las mujeres por los actos sexuales, y además, le vendía drogas por el doble del precio en las que las había obtenido.
Díaz-Martínez, de Owings Mills, era quien cuadraba las citas entre las víctimas y los clientes. A algunos les suministró fotos de las féminas.
El hombre también creó cuentas en redes sociales para promover el negocio ilegal. Los encuentros sexuales se realizaban en un apartamento rentado y en una unidad de almacenamiento.
En ocasiones, el traficante le exigía a las víctimas que mantuvieran relaciones sexuales con él sin retribución. Si las féminas no seguían las órdenes, el delincuente amenaza con tomar represalias contra ellas.
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