Un plan de casi $2,000 millones para asegurar alimentación de adultos mayores, impulsado por senadora Gillibrand
La inseguridad alimentaria para adultos mayores se complica en EE.UU., sobre todo para las comunidades de color, incluidos los latinos, por lo que la senadora Kirsten Gillibran y otros congresistas piden asignar casi $2,000 millones de dólares para programas que permiten asegurar el envío de alimentos a esta población
Un proyecto en el Senado busca asegurar fondos por $1,930 millones de dólares para asegurar la alimentación de adultos mayores en Estados Unidos bajo la llamada Ley de Estadounidenses Mayores (OAA, en inglés).
El plan es impulsado por la senadora demócrata Kirsten Gillibrand, a la que se sumaron Greg Olsen, director de la Oficina para la Tercera Edad del Estado de Nueva York, así como Lorraine Cortés-Vázquez, comisionada del Departamento para la Tercera Edad de la Ciudad de Nueva York y Beth Shapiro, directora ejecutiva de Citymeals on Wheels.
Los fondos serían para el año fiscal 2023 –que comenzó en octubre y concluye en septiembre del siguiente año–, en medio de las negociaciones por las asignaciones de recursos federales, los cuales tienen un impacto en los estados.
“Como miembro del Comité Especial sobre el Envejecimiento en el Senado, estoy comprometida a combatir la inseguridad alimentaria y garantizar que nuestros adultos mayores tengan acceso a comidas saludables y asequibles”, destacó la senadora Gillibrand.
Los recursos ayudarían a financiar comidas en centros de atención para personas mayores, entregas a domicilio y otra asistencia establecida en el Título III de OAA, ley que aplica desde 1972.
“Reforzar los programas nutricionales de la Ley de Estadounidenses Mayores es un paso vital para abordar las barreras únicas que enfrentan los adultos mayores para acceder a los alimentos”, acotó la senadora demócrata. “Me enorgullece encabezar la convocatoria de casi $2,000 millones en fondos para la OAA para que todos puedan tener comida en la mesa durante la temporada navideña y más allá”.
El anuncio de este lunes sigue a una carta que el 22 de noviembre firmada por la senadora Gillibran y otros 25 congresistas, incluido el senador Bernie Sanders (Vermont), presidente del Comité de Presupuesto.
Millones en riesgo
De aprobarse, los fondos permitirán a los proveedores de servicios para adultos mayores atender el aumento de los costos de los alimentos, así como reducir las listas de espera al atender a más gente e implementar planes para abordar diversos desafíos en su actividad.
“La pandemia exacerbó la inseguridad alimentaria… Ahora más que nunca, es importante que ciudades como Nueva York reciban el apoyo que tanto necesitan para sus programas de comidas colectivas y comidas a domicilio, que alimentan a algunos de nuestros ancianos más vulnerables”, dijo la comisionada del Departamento para el Envejecimiento de la Ciudad de Nueva York, Lorraine Cortés-Vázquez.
Se esitma que 7.3 millones de adultos mayores tienen inseguridad alimentaria en EE.UU., según cifras de National Council on Aging. Se agrega que los beneficiarios de mayor edad en el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP) ha aumentado constantemente durante la última década, pero solo el 48% de los adultos mayores que califican son beneficiados.
“El acceso a los alimentos es un derecho fundamental y conmino a los miembros de los Comités de Asignaciones del Senado y la Cámara de Representantes a hacer lo correcto e invertir en servicios de nutrición para los estadounidenses mayores”, insistió Cortés-Vázquez.
Un problema de salud adicional
La malnutrición afecta gravemente la salud de las personas mayores, al ponerlos en riesgo de padecer enfermedades crónicas como depresión, asma y diabetes, destaca el programa Feeding America, que también indica que las desigualdades de alimentación es parte de la desigualdad racial y económica, ya que las comunidades de color, gente de raza negra y latinos, se encuentran entre los más afectados.
“El acceso a la nutrición es la piedra angular de la buena salud y el mantenimiento de la independencia”, dijo Greg Olsen, director de la Oficina para el Envejecimiento del Estado de Nueva York. “La pandemia creó una demanda adicional significativa de comidas nutritivas y esa necesidad continúa. Aplaudimos a la senadora Gillibrand por reconocer el valor de los proveedores de nutrición y solicitar este financiamiento federal adicional, que aportaría casi $130 millones al estado de Nueva York para ayudar a los necesitados a poner comida en sus mesas”.
Citymeals on Wheels es un programa que se vería beneficiado con los fonso. Antes de la pandemia, el grupo sirvió a 18,000 neoyorquinos mayores, pero actualmente ayuda a unos 20,000, cifra que podría aumentar a 30,000 a finales del año fiscal 2023, debido al proceso de envejecimiento de la ciudad.
“Casi tres años desde el comienzo de la pandemia, que destacó la vulnerabilidad particular de los adultos mayores, los fondos de ayuda se han agotado y los costos vertiginosos de los alimentos y el combustible representan un desafío insuperable, tanto para los neoyorquinos mayores como para los proveedores que los atienden”, dijo Beth Shapiro, directora ejecutiva de Citymeals on Wheels.
Agregó que la inflación ha agravado la atención a este grupo vulnerable, incluso en una ciudad como Nueva York.
“La inflación está agravando la tensión de esta necesidad que aumenta rápidamente, haciendo que sea mucho más costoso brindar el mismo nivel de servicio”, reconoció.
Advirtió que incluso es más complicado expandir el programa, si no que imposible, al señalar que los costos de combustible se duplicaron del año fiscal 2021 al año fiscal 2022. Mencionó que, por ejemplo, en un distrito de Staten Island, los costos de alimentos aumentaron un 16%.
“Esto no es sostenible y, en última instancia, pondrá en peligro el bienestar de los neoyorquinos mayores”, expuso Shapiro.
Cifras preocupantes
– Hasta 7.3 millones de adultos mayores en los Estados Unidos enfrentan hambre.
– Un 7.6% estimado de adultos mayores en Nueva York padecían inseguridad alimentaria en 2020.
– Más de 75 millones de estadounidenses son mayores de 60 años y eso podría complicar la atención en alimentos.
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