Cumbre de amigos de la inmigración

AMLO dio en el clavo cuando dijo que necesitamos que este Congreso apruebe una reforma migratoria

Los presidentes Andrés Manuel López Obrador, Joe Biden y el primer ministro Justin Trudeau.

Los presidentes Andrés Manuel López Obrador, Joe Biden y el primer ministro Justin Trudeau. Crédito: Getty Images

La llamada cumbre de “los tres amigos” que sostuvieron esta semana los presidentes de Canadá, México y Estados Unidos abre una ventana de esperanza para resolver los problemas de inmigración, y ¿por qué no?, también para solucionar la crisis de pobreza y violencia que obliga a millones de latinoamericanos a abandonar su patria y, cuál invasión, llegar en masa por la frontera sur en busca de una mejor vida para sus familias.

No se trata de la famosa comedia de la película de Hollywood, ¡Three Amigos!, sobre falsos “héroes”, ahora son tres socios en la búsqueda de solución a los problemas que son reales, y que se discutieron en esta cumbre trilateral presidencial en México, entre Justin Trudeau y Andrés Manuel López Obrador, para apoyar a Joe Biden, en las soluciones para la frontera.

Pero AMLO dio en el clavo cuando dijo que necesitamos que este Congreso apruebe una reforma migratoria que frene los ríos de indocumentados o solicitantes de asilo que llegan diariamente a la nación, presionando el gasto social.

Ellos hablaron de temas que también sirven en nuestros países porque la economía de la región está en problemas y se necesitan trabajos con industrias que les entreguen salarios dignos para poder quedarse en sus fronteras, con sus familias, sin tener que caminar hasta el norte, porque la corrupción y la violencia que deja la miseria y la inseguridad les frustra toda esperanza.

Estos amigos ya saben que deben cooperar para cuidar sus fronteras y que México es clave, no sólo para frenar la llegada de indocumentados, si no, contra el creciente comercio de fentanilo que pone en riesgo la vida de miles de jóvenes y estudiantes aquí en los Estados Unidos.

Ellos entienden que Canadá también juega un papel clave, porque es muy posible que desesperados los inmigrantes cambien su rumbo y decidan seguir subiendo a esas gélidas tierras en busca del espacio que necesitan para sobrevivir, lejos del crimen y la violencia de la tierra que los vio nacer.

Y creemos que ese encuentro estuvo bien logrado en el sentido de buscar la manera de canalizar, a través de un centro migratorio, el ingreso de ciudadanos de Cuba, Nicaragua, Haití y Venezuela, que podrían intentar llegar legalmente hasta Canadá, si se cristalizan los temas discutidos. Eso serviría más que construir costosos muros que sólo sirven al populismo, despilfarrando el dinero de los impuestos en una barrera que no detiene el problema.

Y ahí este trío de naciones se hace más interesante, porque entre ellos podrían aliviar la crisis que ya sentimos aquí en New York, porque no hay espacio para tantas personas que llegan desafiando los riesgos de cruzar la selva, de caer en manos de traficantes de personas y de llegar a un país extraño.

Pero el Congreso debe hacer su parte, como fabricante de leyes que abran el camino a la ciudadanía de millones de personas que están listas para pagar impuestos y así sobrevivir al reto, sin que la politiquería partidista separe las orillas del bien común que todos necesitamos.

Como autora, Sofía Villa escribe esta columna a título personal y sus opiniones no representan a Televisa-Univision Inc. donde trabaja como Writer/Producer.

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