Hay amores que matan

No puede soltar la lengua para contar las agresiones que vivió en su hogar de Massachusetts y mucho menos podrá “pasar factura”. Ana Walshe está muerta. 

Ana Walshe, desaparecida en Massachusetts

Crédito: Facebook | Cortesía

Mientras la famosa canción de Shakira y Bizarrap acaparaba la atención de medios latinos, la historia de Ana Walshe era noticia en Estados Unidos. Ana no era una figura pública, pero su relación amorosa también se volvió titular. No puede soltar la lengua para contar las agresiones que vivió en su hogar de Massachusetts y mucho menos podrá “pasar factura”. Ana está muerta. 

Lo sorprendente de su caso no es el macabro plan de su esposo Brian Walshe para desaparecerla a comienzos del 2023, sino que antes de casarse, ella había recurrido a la policía para denunciar que su pareja amenazó con matarla. Y aún sabiendo que Brian era agresivo y hasta sociópata, se casó con él y tuvieron tres niños.

Noticias como estas comprueban que quien asesina a su pareja, lo anticipa con su comportamiento. Pero muchas se hacen ciegas o creen que todo cambiará. Y no digo que quien ignora actitudes tóxicas busca ser asesinada. Sin embargo, hay que observar señales.

Es violento: Darle puños a la pared, tirar o romper objetos en momentos de discusión es peligroso, pues quien demuestra un comportamiento auto destructivo lleva por dentro una serie de situaciones que no ha podido identificar o sanar y las cuales alimentan su nivel de violencia, agrediendo verbal, física o sexualmente.

Usa narcóticos: Estar bajo los efectos de sustancias ilícitas es la manera más fácil para perder el sentido común. Quienes asesinan a su pareja muchas veces le echan la culpa “al diablo” y reconocen la tragedia cuando pasan los efectos.

Es sociópata o psicópata: Aparenta ser la persona más encantadora, pero su cabeza está poseída por la maldad. En realidad no le interesan los sentimientos de su pareja y carne de empatía. Aunque no todos con desórdenes de personalidad son asesinos, es mejor prevenir.

Es excesivamente celoso: Vivir con la obsesión de controlar todo lo que hace la mujer es peligroso, pues celar es el motivo más común para “halar el gatillo”. Mientras convivir con un mentiroso compulsivo o patológico también pone en riesgo la vida. Y es que una constante distorsión de la verdad, lo puede convertir en criminal.

Si te sientes amenazada, ¡sal corriendo y pasa factura si quieres desquite! Pero jamás, te quedes donde estás.

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