Autopsia de latino asesinado agrava tensión en protesta contra sede policial “Cop City” en Atlanta

La polémica sigue empeorando tras conocerse hoy los resultados de una autopsia independiente que reveló que el activista venezolano Manuel Páez Terán tenía las manos en alto al momento de ser abatido en enero pasado por agentes de la Patrulla Estatal de Georgia cuando protestaba en las afueras del Atlanta Public Safety Training Center

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la capital de Georgia ha sido escenario de varias movilizaciones contra el megacentro policial. Crédito: CHENEY ORR | AFP / Getty Images

Las protestas contra la llamada ‘Cop City’, que sería uno de los mayores centros de entrenamiento policial del país, continúan multiplicándose en Atlanta donde diversos grupos han creado un frente común para expresar su repudio a la construcción del sitio.

La polémica sigue empeorando tras conocerse hoy los resultados de una autopsia independiente que reveló que el activista venezolano Manuel Páez Terán tenía las manos en alto al momento de ser abatido en enero pasado por agentes de la Patrulla Estatal de Georgia cuando protestaba en las afueras del Atlanta Public Safety Training Center.

Los abogados de derechos civiles Brian Spears y Jeff Filipovits, que representan a la familia de Terán, quien era conocido como “Tortuguita” , celebraron este lunes una conferencia de prensa en la que anunciaron que han presentado una demanda contra la Alcaldía de Atlanta para que proporcione más información sobre el caso.

Asimismo presentaron los resultados de la autopsia, que revela que ambas manos del joven tenían “heridas de salida de bala en las palmas” y que “lo más probable es que Manuel estuviera sentado, con las piernas cruzadas cuando lo mataron”, indicaron los representantes legales.

Páez Terán, de 26 años y originario de Venezuela, murió acribillado el pasado 18 de enero al sufrir 13 impactos de bala, de acuerdo con un autopsia independiente, luego de que, según el Buró de Investigaciones de Georgia (GBI), disparara contra un agente de la Patrulla Estatal de Georgia cuando un grupo de manifestantes era desalojado de un campamento cercano a la construcción.

Los resultados de la autopsia se dan a conocer en momentos en que la protestas contra el centro policial se han intensificado, a pesar de que las autoridades de Georgia han prometido mano dura contra quienes lo hagan de manera violenta, como ocurrió el pasado 5 de marzo, cuando un grupo lanzó piedras, ladrillos, cócteles Molotov y fuegos artificiales a los policías.

Esa protesta acabó con el arresto de más de 30 personas, de la cuales una veintena fue acusada de terrorismo doméstico. Todos los imputados, salvo dos, son residentes de otros estados e incluso de otros países.

Desde entonces, la capital de Georgia ha sido escenario de varias movilizaciones, todas pacíficas, contra el megacentro policial que se proyecta construir en el bosque Weelaunee, también llamado South River Forest, que abarca 3,500 acres.

Se espera que la llamada ‘Cop City’ se levante en una área de 85 acres, con un costo de 90 millones de dólares.

El proyecto de la Fundación de la Policía de Atlanta (APF) ha generado la oposición de diversos grupos y no solo de Georgia: ambientalistas, defensores de los derechos civiles y anarquistas, entre otros, según pudo constatar EFE.

Como parte de su protesta, durante los últimos años, cientos de manifestantes han vivido en partes del bosque de Weelaunee en tiendas de campaña e incluso en casas en los árboles.

El frente común que han creado los diversos colectivos ha recibido el apoyo de organizaciones nacionales e internacionales, que se sumaron a la causa en parte porque vieron que la “lucha” está librándose en la propia cuna del movimiento de derechos civiles, dijeron fuentes allegadas a los grupos.

Los detractores del complejo de capacitación policial argumentan que la instalación representa una seria amenaza para el bosque y para las comunidades negras y pobres, “en un contexto de constante abuso y violencia de los agentes de seguridad”.

Para Anton Flores, fundador de la organización Casa Alterna, se trata de una militarización de la policía. “Lo que la Ciudad de Atlanta está ignorando es que es cómplice de una violencia estructural y que la policía es parte de esta violencia estructural”, dijo el activista que participó en una de las movilizaciones pacíficas.

La instalación incluiría campos de tiro, zonas para entrenamiento con explosivos y una pista de aterrizaje para helicópteros militares Black Hawk. EFE mw/ims

Atlanta (GA), 13 mar (EFE).- Las protestas contra la llamada ‘Cop City’, lo que sería uno de los mayores centros de entrenamiento policial del país, continúan multiplicándose en Atlanta donde diversos grupos han creado un frente común para expresar su repudio a la construcción del sitio.

La polémica sigue a la orden del día tras conocerse los resultados de una autopsia independiente que reveló que el activista hispano Manuel Páez Terán tenía las manos en alto al momento de ser abatido en enero pasado por agentes de la Patrulla Estatal de Georgia cuando protestaba en las afueras del Atlanta Public Safety Training Center.

Los abogados de derechos civiles Brian Spears y Jeff Filipovits, que representan a la familia de Terán, quien era conocido como “Tortuguita” , celebraron este lunes una conferencia de prensa en la que anunciaron que han presentado una demanda contra la Alcaldía de Atlanta para que proporcione más información sobre el caso.

Asimismo presentaron los resultados de la autopsia, que revela que ambas manos del joven tenían “heridas de salida de bala en las palmas” y que “lo más probable es que Manuel estuviera sentado, con las piernas cruzadas cuando lo mataron”, indicaron los representantes legales.

Páez Terán, de 26 años y originario de Venezuela, murió acribillado el pasado 18 de enero al sufrir 13 impactos de bala, de acuerdo con un autopsia independiente, luego de que, según el Buró de Investigaciones de Georgia (GBI), dispara contra un agente de la Patrulla Estatal de Georgia cuando un grupo de manifestantes era desalojado de un campamento cercano a la construcción.

Los resultados de la autopsia se dan a conocer en momentos en que la protestas contra el centro policial se han intensificado, a pesar de que las autoridades de Georgia han prometido mano dura contra quienes lo hagan de manera violenta, como ocurrió el pasado 5 de marzo, cuando un grupo lanzó piedras, ladrillos, cócteles Molotov y fuegos artificiales a los policías.

Esa protesta acabó con el arresto de más de 30 personas, de la cuales una veintena fue acusada de terrorismo doméstico. Todos los imputados, salvo dos, son residentes de otros estados e incluso de otros países.

Desde entonces, la capital de Georgia ha sido escenario de varias movilizaciones, todas pacíficas, contra el megacentro policial que se proyecta construir en el bosque Weelaunee, también llamado South River Forest, que abarca 3,500 acres.

Se espera que la llamada ‘Cop City’ se levante en una área de 85 acres, con un costo de 90 millones de dólares.

El proyecto de la Fundación de la Policía de Atlanta (APF) ha generado la oposición de diversos grupos y no solo de Georgia: ambientalistas, defensores de los derechos civiles y anarquistas, entre otros, según pudo constatar EFE.

Como parte de su protesta, durante los últimos años, cientos de manifestantes han vivido en partes del bosque de Weelaunee en tiendas de campaña e incluso en casas en los árboles.

El frente común que han creado los diversos colectivos ha recibido el apoyo de organizaciones nacionales e internacionales, que se sumaron al movimiento porque no ven la causa como algo aislado de Atlanta, sino más bien como un problema común y porque “lucha” está librándose en la propia cuna del movimiento de derechos civiles, dijeron fuentes allegadas a los grupos.

Los detractores del complejo de capacitación policial argumentan que la instalación representa una seria amenaza para el bosque y para las comunidades negras y pobres, “en un contexto de constante abuso y violencia de los agentes de seguridad”.

Para Anton Flores, fundador de la organización Casa Alterna, se trata de una “militarización de la policía”. “Lo que la Ciudad de Atlanta está ignorando es que es cómplice de una violencia estructural y que la policía es parte de esta violencia estructural”, dijo el activista que participó en una de las movilizaciones pacíficas.

Flores, un líder religioso que se define como pacifista, aseguró a EFE que a este movimiento, que lo conforman diversos colectivos, lo une el hecho de que cree que la sociedad debería invertir más en proyectos sociales y no en militarizar a la policía.

La megainstalación policial incluiría campos de tiro, zonas para entrenamiento con explosivos y una pista de aterrizaje para helicópteros militares Black Hawk.

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