La comida y su poder curativo: ayuda pero no es un factor aislado
Comer bien nos ayuda a mantener la vitalidad y la salud, pero en caso de alguna afección médica ser debe acudir al especialista para que indique el tratamiento adecuado
Evitar grasas, alimentos procesados, tabaco y alcohol será muy importante para mantenernos saludables después de los 50 años. Crédito: Shutterstock
El poder de los alimentos con altos niveles de nutrientes, vitaminas y sustancias que ayudan al organismo cada día tiene más aceptación por los numerosos estudios que certifican la relación de la alimentación con la prevención de las enfermedades o el mejoramiento de algunas condiciones.
Sin embargo, algunos de estos estudios no están certificados por la ciencia, aunque si admiten que ingerirlos aportan grandes beneficios para la salud.
La medicina convencional indica dietas ricas en alimentos naturales para mejorar las condiciones de salud.
Es importante precisar que aunque la sana alimentación puede apoyar el manejo de la enfermedad “mejorando los síntomas y retardando la progresión de la enfermedad en algunos casos”, la recomendación es no usar la alimentación como “un tratamiento independiente, más bien junto con una terapia médica apropiada”.
Un artículo publicado por Medical News Today explica que el concepto de “la alimentación como medicina se ha aplicado en culturas de todo el mundo han reconocido desde hace mucho el papel de la dieta en la salud”.
También indica que reducir el riesgo de enfermedades crónicas, del corazón y diabetes tipo 2 se invita a adoptar dietas sanas “altas en frutas, verduras, granos enteros, nueces y semillas, proteína magra y los productos lácteos bajos en grasa”.
La comida como medicina
Recalca el estudio que la buena alimentación no es una cura para todas las enfermedades, por lo que recomiendan acompañarla con un tratamiento médico apropiado; ya que la “comida como medicina” no es un remedio independiente para todas las afecciones médicas.
Aunque no hay un concepto de la “comida como medicina” lo relacionan a “a priorizar los alimentos y la dieta en el plan de salud de una persona, con el objetivo de prevenir, reducir los síntomas o revertir un estado de enfermedad”.
El origen de las enfermedades tiene muchos factores como el riesgo genético, la exposición a toxinas ambientales o a afecciones autoinmunes, además de la comida. Por esta razón el desarrollo de enfermedades crónicas no puede ser atribuido solamente a la dieta.
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