Terapia en las redes sociales: ¿es útil?
Los términos psicológicos son cada vez más comunes en las redes sociales. Pero, ¿cómo distinguir entre contenidos valiosos e informativos y conceptos erróneos?
Términos como “banderas rojas”, “comportamiento tóxico” o “desencadenantes de ansiedad”, e incluso terminología clínica como “narcisismo”, “trauma” o “TDAH”, se han convertido en vocabulario común en las redes sociales, abriéndose paso en las conversaciones diarias.
Para Halley Pontes, psicóloga de Birkbeck, Universidad de Londres, esto puede ser una oportunidad porque significa que más personas están tomando conciencia sobre la salud mental. “Esto puede conducir a una mayor comprensión y empatía hacia quienes sufren estos problemas”, explica a DW.
La popularidad de los debates sobre salud mental en las redes sociales es también “una señal de que la gente prefiere ser más abierta y directa a la hora de hablar de estos temas, en lugar de ocultarlas como un problema embarazoso”, según Angelina Hahn, psicóloga licenciada residente en Hamburgo.
Los profesionales de la salud también han adoptado las redes sociales como plataforma para compartir contenidos sobre cuestiones psicológicas, que ahora llegan a millones de usuarios. Sin embargo, a medida que se difumina la frontera entre los influencers y los profesionales de la salud mental, surgen desafíos y consecuencias potencialmente perjudiciales.
Recibir tratamiento psicológico o aprender
Pontes señala que adquirir conocimientos generales sobre conceptos psicológicos puede aumentar la autoconciencia de una persona y ayudarla a reconocer patrones en su comportamiento, pensamientos y emociones, aunque añade que también tiene sus limitaciones y a veces puede inducir a error.
Durante mucho tiempo, Sina, una agente de ventas de 30 años que desea permanecer en el anonimato, luchó contra lo que creía que era “TDAH o un trastorno de concentración similar”. “No es que se me ocurriera totalmente en las redes sociales, también leí artículos de fuentes creíbles sobre el tema”, explica a DW.
Sin embargo, tras estar expuesta a un flujo constante de contenidos en torno al TDAH y los trastornos relacionados con la atención, finalmente decidió buscar ayuda profesional y para su sorpresa, los psiquiatras le dijeron que sus problemas de concentración no estaban relacionados con ningún trastorno de atención.
Según Hahn, dquirir conocimientos sobre los problemas de salud mental puede servir como paso inicial para abordarlos, para saber qué hacer para tener una buena salud mental, pero no es suficiente. “Como seres humanos, tendemos a pensar mejor o peor de nosotros mismos”, afirma.
“Así que si intentamos aprender sobre nuestros problemas por nuestra cuenta, podemos desarrollar una comprensión distorsionada de nuestros problemas”.
Por otro lado, ver a otros hablar abiertamente de su salud mental podría convencer a algunas personas de que su problema es “un comportamiento común”, por lo que “podrían aceptar los términos como etiquetas que los describen, lo que podría hacer que algunas personas dejaran de buscar ayuda profesional”, explica a DW Heinrich Dürscheid, miembro de la Asociación Profesional de Psicólogos Alemanes (BDP).
Cómo distinguir entre buenos y malos contenidos
Antes de decidir seguir una cuenta que comparte contenido sobre salud mental, es crucial verificar la credibilidad de las fuentes. “Busca los nombres de los creadores de contenidos y asegúrate de que sigues a profesionales formados con credenciales válidas”, recomienda Hahn.
Según Pontes, los contenidos fiables sobre salud mental son honestos en cuanto a la complejidad de los trastornos y síntomas mentales, sus orígenes e incluso la ciencia que los sustenta. “Desconfíe de las afirmaciones que generalizan temas complejos de salud mental en términos demasiado simplistas o que sugieren que una única solución funciona para todo el mundo”, afirma.
También advierte contra las publicaciones que utilizan un lenguaje sensacionalista o hacen afirmaciones exageradas. “Esto suele indicar que se da prioridad a ganar visitas o seguidores antes que a ofrecer información veraz”, afirma.
“Sea escéptico con las afirmaciones que prometen resultados instantáneos o soluciones fáciles o con aquellos que descartan por completo los tratamientos convencionales”, concluye.
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