“Perreo”, “juyilanga” y “mofongo”, algunas de las palabras boricuas que buscan incorporar en el Diccionario de la Lengua Española
Los términos fueron sometidos a consideración ante la Real Academia Española (RAE) por la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española
Por Manuel Guillama Capella
Juyilanga. Lambeojo. Mofongo. Jevo. Ñeñeñé.
Estas son solo algunas de las palabras, utilizadas a diario por los boricuas, que bien pudieran incorporarse en un futuro al Diccionario de la Lengua Española (DLE) si logran superar el estricto trámite al que las somete la Real Academia Española (RAE).
Aunque se trata de un trayecto cuesta arriba, ya han dado los primeros pasos, ya que forman parte del Tesoro Lexicográfico del Español de Puerto Rico y fueron incluidas, entre 2021 y 2022, en las propuestas que la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española (APLE) sometió a la RAE para su consideración.
“La proporción de las voces de América se ha ido invirtiendo, hay mucha más presencia de Hispanoamérica, que es donde está la inmensa mayoría de los hablantes del español. Es importante que Puerto Rico se inserte ahí, que Hispanoamérica no sean solamente las variedades del Cono Sur o de Centroamérica”, puntualizó María Inés Castro Ferrer, secretaria académica de la APLE.
La también catedrática de Lingüística Hispana de la Universidad de Puerto Rico (UPR), y quien lideró la recopilación de términos impulsada por la entidad, consideró que “es bien importante que estemos representados, porque somos hablantes del español y somos modélicos. Hemos logrado mantener una lengua a pesar de las ideologías y políticas para sustituir una lengua por otra”.
Los esfuerzos de la APLE no van dirigidos únicamente a lograr que se agreguen nuevas entradas al DLE. Castro Ferrer explicó que el grupo de cerca de 300 palabras sometidas en la propuesta se subdivide en tres grupos: aquellas para las que se pide una acepción adicional que reconozca su significado en Puerto Rico, las entradas nuevas y la incorporación de la “marca Puerto Rico”.
La marca Puerto Rico
Mediante la marca, se reconocería a Puerto Rico entre los países que conceden determinado significado o definición a términos ya incluidos en el diccionario. Un ejemplo al que la RAE añadió la marca Puerto Rico se logró con la palabra “pipón”, cuyo uso para describir a una persona “barriguda” ya era reconocido para países como Bolivia y Colombia.
“La literatura puertorriqueña está llena de estos términos. Según el diccionario, todavía tiene palabras que están en desuso, pero están ahí porque, si alguien va a leer literatura del Siglo de Oro, y no conoce una palabra, la va a tener que buscar. Pues, si alguien va a leer literatura puertorriqueña, y Luis Rafael Sánchez dijo que le dio un yeyo a alguien, o que cogió la juyilanga, es una manera de ayudar a internacionalizar nuestros trabajos, porque el lector tendrá un lugar a donde ir a buscarlos”, resaltó Castro Ferrer, miembro de la APLE desde 2010.
Difícil proceso de aceptación
La académica estimó que, del listado preparado por la APLE en 2022, alrededor de 70 términos han recibido la marca Puerto Rico. Sin embargo, reconoció el reto que representa conseguir que la RAE agregue nuevas entradas o acepciones puertorriqueñas.
“Es mucho más difícil porque hay todo un proceso. Además de la documentación y la evidencia (de su uso generalizado), está la parte más difícil, que es definir la palabra de acuerdo a los criterios lexicográficos, que debe ser breve y tener la mayor cantidad de información posible”, explicó la lingüista.
Castro Ferrer comentó que buena parte de la “evidencia” presentada sobre el uso de los términos surgió de las páginas de El Nuevo Día, luego de un acuerdo con la APLE para ofrecer acceso gratuito a los archivos de este diario.
Dentro del DLE, sostuvo, no abundan las palabras de uso limitado a determinadas regiones de un país hispano. En el caso de Puerto Rico, esos regionalismos son incluidos en el Tesoro Lexicográfico.
El “golpe glótico”
Desde una perspectiva fonética, la experta destacó que en la academia puertorriqueña se analiza el fenómeno del “golpe glótico”, una tendencia identificada principalmente en la población menor de 40 años. El DLE define el término “glotalizar” como el acto de “pronunciar un sonido produciendo una constricción o golpe glótico”.
Al pronunciar, por ejemplo, la frase “los ojos”, los puertorriqueños, típicamente, tienden a convertir la última consonante de la primera palabra en el inicio de la segunda palabra. Sin embargo, con el golpe glótico, “haces un golpe antes de la ‘o’” en la palabra “ojos”, describió Castro Ferrer, agregando que es un sonido que también se utiliza antes de otras palabras que inician en vocal, como “agua”.
“La glotis, que está en la garganta, donde están las cuerdas vocales, hace una especie de cierre, que existe en los sistemas fonológicos de las lenguas. Se aprovecha un sentido que existe en otras lenguas”, abundó la profesora. “Es el fenómenos reciente que más llama la atención”, apuntó.
Un foco de resistencia cultural y política
Para Gabriel Paizy, decano de la Escuela de Comunicación Ferré Rangel de la Universidad Sagrado Corazón (USC), “la riqueza de nuestra cultura en Puerto Rico es casi un idioma aparte, en términos de palabras. En estos últimos años ha habido cada vez un reconocimiento mayor y van a seguir incorporándose”.
Paizy destacó como algo singular el arraigo de los puertorriqueños hacia el idioma español y “la cultura hispana” en el contexto de la subordinación política a una nación anglosajona como Estados Unidos por los pasados 125 años. El comunicador puntualizó que, “sin minimizar la importancia de saber y combinar otros idiomas”, ha sido “imposible que eso (la afinidad al idioma) desaparezca”.
“Eso es contrario a otros países, como Filipinas, que era también una colonia española hasta 1898, y hoy día casi nadie habla español. En el caso nuestro, la herencia hispana está tan arraigada que eso no ha sido posible y nunca lo será”, enfatizó Paizy, también doctor en Historia Latinoamericana, del Caribe y de Puerto Rico.
Actualmente, la APLE colabora con el Departamento de Educación en la organización de un concurso de deletreo que permitirá a los alumnos de cuarto grado en adelante pulir sus destrezas en el idioma español. Castro Ferrer, sin embargo, aclaró que el enfoque de la competencia no se limitará al deletreo de palabras extensas o complicadas.
“Aparte de la continuidad a lo que ya tenemos, el gran proyecto va a ser un concurso de deletreo contextualizado. Es un ‘spelling bee’, pero va a ser diferente porque por contextualizado se entiende que van a tener una serie de lecturas de las cuales se sacará el vocabulario. No son palabras para ver cuál es más difícil o complicada, sino de unos textos. Se harán competencias en las diferentes regiones”, acentuó Castro Ferrer.
Precisó que, a finales del segundo semestre del año académico, se celebrará la final nacional con la participación de los ganadores regionales. En su primer año, el concurso se subdividirá en las categorías de cuarto y quinto grado, sexto a octavo y noveno a duodécimo.