Editorial: Los pacientes asmáticos necesitan alivio
Ya es hora de que el Congreso legisle para meter en cintura a las grandes corporaciones que dominan el mercado farmacéutico
La unión hace la fuerza. Ese fue el poderoso mensaje que mandaron esta semana (3 de abril) el presidente Joe Biden y el senador demócrata Bernie Sanders (Vermont) cuando compartieron juntos el podio para hablar sobre un problema que afecta en gran medida a la población: el alto costo de los medicamentos.
Específicamente los líderes políticos se refirieron al sufrimiento de los 27 millones de estadounidenses que padecen asma, cuatro millones de los cuales son niños. Esta enfermedad respiratoria es la causante de casi un millón de visitas a salas de emergencia hospitalarias cada año. A eso hay que sumar los 16 millones de afectados con obstrucciones crónicas pulmonares.
Aunque el mes pasado tres fabricantes acordaron fijar un tope de $35 dólares al mes para los inhaladores a partir de junio, la realidad es que es un paso importante pero insuficiente porque los tratamientos y el resto de medicamentos siguen mermando el bolsillo de los pacientes.
Según las propias palabras del mandatario, a nivel nacional, se estima que la atención del asma cuesta $50 mil millones al año, “el costo de tratar el asma, no el medicamento, sino el tratamiento del asma”.
Es más, la Fundación Americana del Asma y la Alergia (AAFA, por sus siglas en inglés) asegura que la principal razón por la cual muchos pacientes no obtienen cuidados médicos está relacionada con el oneroso costo de las medicinas para esta afección.
Por eso también abogan para que se formulen políticas adicionales para reducir los costos, incluyendo el programa Medicaid y mediante reformas de políticas para abordar el complejo ecosistema de fijación de precios de medicamentos.
“Todos los interesados: fabricantes, administradores de beneficios de farmacia, aseguradoras, empleadores y el gobierno, tienen un papel que desempeñar en la eliminación de la barrera al tratamiento causada por los altos costos de los remedios”, sostiene AAFA.
AAFA está en lo cierto. Tal como están las cosas para el ciudadano de a pie, quitar este peso de los hogares con personas asmáticas sería un gran alivio. Tener remedios asequibles salvaría vidas, reduciría hospitalizaciones y disminuiría los más de $82 mil millones en costos anuales para la economía de Estados Unidos derivados de esta enfermedad crónica. Es decir que todos salimos ganando.
Las grandes farmacéuticas no pueden seguir colocando precios a su antojo. No puede ser que un mismo medicamento sea barato en otros países y aquí cueste un ojo de la cara. En EEUU las medicinas del asma pueden costar hasta 10 veces más.
Ya es hora de que el Congreso legisle para meter en cintura a las grandes corporaciones que dominan el mercado farmacéutico.
Los congresistas no pueden olvidar que hay gente muriendo por ataques de asma y viviendo en zonas donde la mala calidad del aire afecta aún más su capacidad de respirar.