Ladrón de nueve anillos que ganó Yogi Berra con Yankees explicó cómo vendió todo por apenas $12,000 dólares
Tommy Trotta fue el autor del robo de los anillos de Serie Mundial de Yogi Berra, siendo uno de los casos más asombrosos de su tipo en la historia del deporte estadounidense y que tuvo su desenlace cuando fue capturado en 2018 tras más de 20 años de asaltos relacionados con el deporte y el arte
Una de las históricas más épicas y desconocidas en la historia de las Grandes Ligas, la de los nueve anillos de campeón de Serie Mundial que les robaron al fallecido exjugador de New York Yankees, Yogi Berra, fue revelada hace unos días por el propio autor material del hecho, Tommy Trotta, quien contó qué hizo con las joyas y cómo las vendió por el ínfimo precio de $12,000 dólares.
Durante la más reciente emisión del programa 60 Minutes, de la cadena televisiva CBS , Trotta reveló todos los secretos del incidente de Berra, cómo fue perseguido por la policía, cómo fue capturado y cuál fue el desenlace del botín que por años se rumoraba se habían fundido a cambio de efectivo, como posteriormente confirmó el malhechor.
La historia comenzó con Trotta contando cómo comenzó su carrera delictiva entre los cuales se atribuía robos menores, para posteriormente involucrarse en el robo a casas aledañas a su domicilio en Scranton, Pennsylvania, hasta llegar a la profesión que desempeñó por muchos años sin despertar sospechas: la de robar artículos deportivos.
En un principio el primer objetivo de Trotta fue conseguir reliquias invaluables, sin embargo, no tardó mucho para que sus actos delictivos lo empujaran a buscar otras joyas de su pasatiempo favorito: el béisbol.
En 1999 cometió su primer hurto de un bien del béisbol y éste fue una camiseta del único título de Serie que consiguió en 1905 el lanzador Christy Mathewson, considerado uno de los mejores lanzadores de todos los tiempos al conseguir 373 victorias en Grandes Ligas y uno de los cinco jugadores que ingresaron por primera vez al Salón de la Fama del Béisbol durante su inauguración en 1936.
Sobre el bien que se llevó, Trotta estaba consciente de que así lo vendiera por el 10 % del valor que originalmente estaba tasado (más de $1,000,000 dólares), aún sería difícil que lo pudiera vender.
Según 60 Minutes, las reliquias de los artículos de béisbol mueven anualmente más de $25,000 millones de dólares, pero apenas los compradores se enteran que son robados cae la demanda a cero.
Pese a ello, continuó en sus andanzas como la que hizo en el Museo de Golf de Estados Unidos, donde se escabulló y terminó por llevarse varios trofeos de campeón que pertenecían a la leyenda Ben Hogan.
Los anillos de Yogi Berra, el mayor robo de Trotta y que condujo a su caída
Sin importar que fuese un acérrimo fanático del béisbol y también un fiel seguidor de Yankees, Trotta subió el nivel y apuntó a lo más alto que podía aspirar: los 10 anillos de campeón que en su carrera de Grandes Ligas había conquistado la leyenda de los Mulos, Yogi Berra.
Sin embargo, como era conocido, Berra siempre usaba uno de los anillos en su vida diaria y los otros nueve reposaban en el Yogi Berra Museum & Learning Center de Little Falls, en New Jersey, por lo que Trotta se planteó de inmediato el objetivo de robar los nueve aros de la Serie Mundial.
Motta contó en 60 Minutes que jamás tuvo un hurto tan difícil y complejo como ese y que estuvo a segundos de ser capturado por la policía antes de poder escapar en medio de las alarmas.
“Era… era un vidrio especial a prueba de balas que nunca iba a romperse. Así que ese fue el que usamos”, dijo Trotta describiendo el reto de conseguir los anillos. “Yo tenía la amoladora con una cuchilla especial. Y de hecho corté (el vidrio) abrí las cajas, metí la mano, agarré los anillos y luego fui a la otra caja, corté en pirámide… para sacar las dos placas de MVP también.
“Estábamos a un segundo de que nos atraparan. Vuelvo a la casa, me pongo los anillos. Quería probármelos (…) Me los probé todos. Me los puse sólo para ver. Y luego lo siguiente que hicimos fue comenzar con… fundirlos”, añadió Trotta.
El hombre confesó que una vez los desmantelaron y fundieron, se dirigieron a un vendedor de joyas en el Bronx, quien adquirió el botín a cambio de apenas $12,000 dólares y sin hacer preguntas.
Según declaraciones de Lindsay Berra, nieta del cátcher y que se ha dedicado en vida a preservar el legado de su abuelo, cuando se enteró de lo que había hecho Trotta se puso a llorar, no solo por el hecho de haber perdido artículos de un legado no solo familiar sino para la historia del béisbol, sino por el precio tan insignificante en comparación con el que podría tener en el mercado (cerca de un millón de dólares cada uno).
Sobre el asalto, Trotta sabía que no tenía lógica tomar algo de valor tan grande para venderlo en el mercado negro por “centavos”, solo pensó en tomar el efectivo y planificar su siguiente proyecto criminal.
“12.000 dólares rápidos. Por muy malo que parezca, no lo miré como si fueran anillos. Era dinero. Fue dinero en efectivo”, dijo.
A pesar de ello, Trotta describió el momento como algo que hizo para “tocar la historia”, pero sí especificó que le “molestó” haberse llevado los anillos.
“Créanme, ese trabajo… ese trabajo todavía… en todos los trabajos tenía un significado histórico y… y la importancia de estos elementos. Pero en ese en particular me molestó mucho más que la mayoría de ellos”, expresó.
Trotta continuó hurtando hasta el momento en el que fue capturado
Es cierto que la mayor “hazaña” de Trotta fue llevarse a casa los nueve anillos de Berra, pero eso no impidió que apuntara hacia otras piezas de valor. En 2016, su mal legado continuó al apoderarse de la placa de MVP de 1961 del también Yankee, Roger Maris, así como también haber ingresado al Salón de la Fama del Boxeo para llevarse los cinturones del campeón mundial de peso medio, Carmen Basilio.
Pero la carrera como delincuente de Trotta no solo se basó en deportes, sino también incursionó en el arte al llevarse a casa cuadros de los pintores Jackson Pollock y Andy Warhol, que si bien es cierto ocurrió en 2005 terminó dejando pistas que procedieron a su captura.
Antes de ello, junto a sus cómplices, se dedicó a robar un cajero automático de un pequeño automercado en el que se dejó ver por una cámara de seguridad local y que fue clave a la hora de determinar su culpabilidad por los hechos.
Pero, no fue hasta 2018 cuando finalmente fue detenido por las autoridades aun cuando, en principio, no tenía relación a ninguno de sus anteriores crímenes.
Trotta condujo temerariamente por una carretera de la zona donde vivía y al revisar la maletera del vehículo consiguieron material criminal que lo relacionó directamente con el robo al cajero automático.
Esto trajo como consecuencia que fuese internado en un centro penitenciario donde investigadores vieron que existía un patrón entre su conducta y robos que en el pasado no habían conseguido culpables.
Al verse encerrado, Trotta decidió colaborar con las autoridades y por ello se dedicó a confesar todos los asaltos que se encontraban sin resolver, delató a sus compañeros en las fechorías y también denunció al comprador del oro que adquirió los anillos de Berra.
A cambio, la fiscalía lo procesó por una condena de 51 meses de la cual salió en libertad condicional el pasado mes de junio de 2023, aunque aún mantiene cargos federales que lo podrían regresar a la cárcel si lo declaran culpable por robo de arte importante.
No obstante, al final del capítulo, Trotta se mostró arrepentido por sus acciones afirmando que aunque su justificación era que con los robos “no hacía daño a nadie”, hirió sentimentalmente a muchos, en especial a la familia de Yogi Berra.
Mira el capítulo completo de la historia de Trotta con los anillos de Yogi Berra aquí:
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