Editorial: Los votantes merecen una campaña electoral seria

El presidente Joe Biden dio en el clavo la noche del miércoles 24 de julio cuando pronunció su primer discurso desde que anunciara el abandono de la carrera por la reelección. Dijo que había decidido que la mejor manera de avanzar es pasar el testigo a una nueva generación porque era la mejor forma de unir al país, pero –sobre todo– que la ambición personal no puede interponerse en el camino de salvar la democracia.

Dicho esto y cuando apenas quedan tres meses para las elecciones presidenciales, los votantes y la nación en general merecen que el resto de la campaña electoral tenga sustancia. Urge que los estrategas de ambos bandos orienten el discurso de manera constructiva, no destructiva.

No hay tiempo para desperdiciar en ataques personales o desviar el debate en asuntos insignificantes que en nada aportan a las necesidades del pueblo estadounidense. Como ya lo mencionó en otra ocasión el propio Biden, todavía falta mucho por hacer.

En noviembre, los sufragantes necesitan tener todas las garantías de que pueden ejercer su derecho de manera transparente, sin trabas, y con un criterio formado sobre lo que ofrecen los candidatos presidenciales, en esta oportunidad el republicano y líder del movimiento MAGA, Donald Trump, y potencialmente la demócrata, Kamala Harris.

Con el nuevo giro que dio la contienda, desafortunadamente el ala republicana lanza fuego con una retórica repetida de ataques que solo ensombrecen el ejercicio de la democracia. Es lamentable ver imágenes de carteles con frases como: “Deporten a todos los indocumentados” en un mitin esta semana en Charlotte, Carolina del Norte.

Pero consideramos que no es tarde para enderezar el rumbo. Por el bien del país esperamos que en las próximas semanas los votantes tengan con qué discernir, para tomar la mejor decisión a la hora de ir a las urnas.

Hay temas acuciantes como los altos precios de las medicinas, el elevado costo de vida por la inflación, salarios que no alcanzan para llegar a fin de mes, la falta de vivienda asequible, cerrar la brecha salarial, el racismo sistémico en los cuerpos policiales, posicionar el liderazgo de EEUU en la lucha sobre el cambio climático, definir de una vez por todas una reforma migratoria, etc.

Esos son –por citar algunos– los asuntos que deberían estar bombardeando las redes sociales, y no discusiones banales sobre si un candidato se ríe mucho, o si el otro se pinta el cabello para verse más joven o vigoroso.

Ojalá y los votantes en general, pero especialmente los indecisos, no se dejen llevar por la fanfarria mediática que inunda el universo digital. Ya lo hemos dicho en nuestras posturas editoriales anteriormente: busquemos fuentes fidedignas, confiables, para no votar siendo víctimas de la desinformación o falsedades.

Al final del día, está en manos de los votantes precisar hacia dónde quieren que el país se dirija. Pero sin duda, los candidatos pueden hacer mucho más para ganarse de manera honesta la confianza del electorado.