Se encontró con una perrita de dos narices y se hizo viral: la explicación científica

Una joven que pretendía fotografiar unos gatos en la calle, se topó con este curioso animal, cuyas imágenes pronto se hicieron virales

Nariz perro

La pequeña perrita, al parecer, nació con esta malformación. Crédito: Shutterstock

Cada vez que salimos a la calle, si miramos a nuestro alrededor, podemos toparnos con cosas realmente asombrosas e incluso, que parecieran estar fuera de nuestra naturaleza al no seguir los patrones establecidos y conocidos por todos.

Eso fue justo lo que le sucedió a una usuaria de X (antes Twitter) llamada @cuadraditorojo, quien hace unos días se asomó por su ventana para tomarle algunas fotos a unos gatos cuando, de repente, alguien que pasaba por su casa, le comentó que debía retratar a una perrita que tenía una característica única.

Al bajar la joven para encontrarse con el animalito, en efecto descubrió que era especial: la perrita tenía ¡dos narices!

Pese a que es algo sumamente extraño, lo cierto es que hay canes que pueden tener esta característica.

¿Por qué hay perros que pueden tener dos narices?

La nariz bífida es una mutación genética que resulta en la división del labio superior y la nariz del perro. Aunque puede afectar a cualquier raza, es una característica distintiva de 3 razas en particular: Pachón navarro (España), Sabueso Tigre Andino (Bolivia) y Catalburun (Turquía).

Históricamente, esta característica se fomentaba en la cría de perros de caza, debido a la creencia errónea de que mejoraba su olfato. Sin embargo, un estudio actual sugiere que sus efectos van más allá de lo puramente físico.

La nariz bífida, una característica genética que divide el hocico de algunos perros, ha sido objeto de un reciente estudio que arroja luz sobre sus posibles implicaciones en el comportamiento canino. Esta investigación, liderada por expertos españoles, sugiere que esta mutación podría estar relacionada con patrones específicos de conducta sexual y agresividad en los perros afectados.

El estudio, publicado en VetRecord, fue dirigido por Susana Muñiz-de Miguel, docente del Hospital Veterinario Universitario Rof Codina de la Universidad de Santiago de Compostela. La investigación se centró en Hacho, un cruce de Pachón navarro con nariz bífida, revelando hallazgos sorprendentes sobre la conexión entre esta malformación y ciertos comportamientos caninos.

El Pachón navarro es uno de los perros que fue modificado genéticamente para que tuviera nariz bífida. (Foto: Shutterstock)

La investigación de Muñiz-de Miguel destaca la importancia de dos estructuras anatómicas clave:

* El órgano vomeronasal: Ubicado a ambos lados del tabique nasal, este órgano es responsable de captar las feromonas, sustancias químicas cruciales para la comunicación social y sexual entre perros.
* El septum pellucidum: Una membrana cerebral que interviene en el ciclo de sueño-vigilia y en la respuesta emocional a estímulos ambientales.

Implicaciones en el comportamiento de la nariz bífida en perros

El estudio reveló que la falta del órgano vomeronasal en Hacho coincidía con un déficit en su comportamiento social reproductivo. “Se vio que si tenían déficit del órgano vomeronasal tenían también un déficit comportamental social reproductivo, al igual que ocurre con Hacho; y la extirpación del mismo hacía que perdieran interés por las hembras en celo, al igual que mi perro”, explica Muñiz-de Miguel.

Además, Hacho mostraba una agresividad impulsiva hacia otros perros. Esto contrasta con estudios en roedores, donde la falta del órgano vomeronasal tiende a disminuir la agresividad en machos. Los investigadores sugieren que esta diferencia podría deberse a la presencia de distintos receptores en perros y roedores.

La ausencia del septum pellucidum también podría explicar los problemas de sueño observados en Hacho. “En humanos se ha visto que está asociado al sueño vigilia, lo que podría justificar el porqué Hacho no dormía por las noches”, señala la investigadora.

Aunque el estudio se centró en un solo perro, sus hallazgos plantean preguntas importantes sobre la prevalencia de estos problemas en otros perros con nariz bífida. “Ahora habría que ver si el caso de Hacho es un caso aislado o, efectivamente, ocurre con frecuencia”, afirma Muñiz-de Miguel.
Este estudio subraya la importancia de considerar las causas orgánicas en los problemas de comportamiento canino. Como enfatiza la autora, “Todos los problemas de conducta tienen una causa orgánica hasta que se demuestre lo contrario”.

Mientras se realizan más investigaciones para confirmar estos hallazgos en una población más amplia de perros, este estudio sirve como un recordatorio de la importancia de considerar todos los aspectos de la salud canina, tanto físicos como comportamentales, en la cría y cuidado de nuestras mascotas.

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