En noviembre, debemos elegir el futuro que queremos

¿Cómo serán nuestras vidas en el futuro? ¿Viviremos con tranquilidad y esperanza, o llenos de miedo?

El 'Proyecto 2025' propone concentrar el poder en la figura del presidente.

El 'Proyecto 2025' propone concentrar el poder en la figura del presidente. Crédito: Charlie Neibergall | AP

La verdad es que tenemos el poder de elegir entre estos dos futuros, con nuestros votos en noviembre. Y lo que elegiremos tiene grandes consecuencias para todos en los años que vienen. Por eso, imaginemos por un momento lo que sería si Donald Trump vuelve a la presidencia. 

Despierto y el calendario marca “20 de enero de 2025”. El aire está cargado de tensión. Camino por mi vecindario, y todo se siente… diferente. Las caras conocidas, esas con las que suelo compartir los buenos días, ahora están marcadas por el miedo y la incertidumbre. Y todos nos preguntamos, ¿Cómo llegamos aquí? 

En noviembre de 2024, los votantes decidieron que el odio, el temor y la división eran el camino a seguir. Trump y sus aliados ya han empezado a implementar el Proyecto 2025, que es su plan para desmantelar la democracia. Los derechos y oportunidades con las que contábamos – y por las cuales muchos de nosotros tomamos grandes riesgos para lograrlo – ya pertenecen al pasado. 

Las mujeres fuimos las primeras en sentir este frente frío, porque empezamos a perder el control sobre nuestros cuerpos y vidas aún antes de noviembre en los estados controlados por políticos ultraconservadores. Pero con el regreso de Trump, perdimos nuestros derechos en todo el país. 

Muchos padres y madres inmigrantes, conocemos desde hace años el miedo de no saber cuando salimos al trabajo si volveremos a ver a nuestros hijos en la tarde, o si

seremos acosados o deportados por un policía o agente de ICE que esté de mal humor. 

Pero con el Proyecto 2025, nuestro miedo cotidiano se convirtió en terror. Porque como presidente, Donald Trump cumple con su promesa de encarcelar y deportar a millones de personas inocentes. Y toda persona que cuestione los caprichos del líder máximo se encuentra en peligro. 

En la casa de mis vecinos, la familia Tovar, la escena es particularmente desoladora. Carmen es una madre que llegó a este país hace años con la esperanza de un futuro mejor para sí misma y sus hijos. Ahora enfrenta la dura realidad que con el Proyecto 2025, su sueño americano se ha convertido en pesadilla. Se avecina una deportación masiva de entre 15 y 20 millones de personas, la militarización de la inmigración con ICE, y el uso de fuerzas estatales y locales para cumplir con esta tarea brutal. 

Carmen sabe que las leyes que antes le ofrecieron esperanza y estabilidad están en grave peligro, y llora ante la posibilidad de separarse de su familia y no volver a ver a sus hijos. Bajo el nuevo régimen de Trump, los DREAMers, aquellos jóvenes que crecieron aquí y conocieron este país como su hogar, dejarán de soñar. 

En la casa de los Rivera, Ana y Carlos miran con desesperación cuando sus hijos tosen por el smog que se adueñó del aire, una capa de polución tan densa que oscurece el sol. Se enferman con pulmonías, y les niegan la atención médica. Todo eso porque Trump cumplió con su promesa a las grandes empresas productoras de combustibles y otras industrias contaminadoras de eliminar los requerimientos ambientales. También desmanteló a las agencias que antes nos protegían de la contaminación. Con la apertura de nuevas áreas para la perforación y la expansión del proyecto Willow en Alaska, se ha desencadenado una ola de contaminación sin precedentes. 

Todo esto es solo el comienzo. Bajo Trump, viviremos en un país en que unos miren a otros como enemigos, no como personas que queremos lo mejor para nuestros vecinos y nuestras familias. Este no es el futuro que quiero, ni lo que soñé cuando llegué aquí, ni lo que le prometí a mis hijos. 

El Proyecto 2025 es más que una amenaza política; es un recordatorio brutal de que la democracia no es un derecho garantizado. Es algo que debemos proteger cada día, con cada acción, con cada voto. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de perderlo todo. Y ese es un precio que, sinceramente, no podemos permitirnos pagar. 

La buena noticia es que aún hay tiempo para cambiar nuestro destino. Debemos votar, para el bien de todos, para que Trump y sus aliados no vuelvan al poder. En la democracia en que vivimos y que debemos defender, somos nosotros los que tenemos este poder con nuestros votos. Y si no podemos votar, podemos hablar con nuestras familias y amigos para que voten. 

Tenemos dos futuros ante nosotros: uno en el que despertamos con estas realidades sombrías y otro en el que continuamos construyendo un país más justo y equitativo para todos. 

¿Qué te pareció ese futuro? Aterrador, ¿cierto? Qué bueno que aún estamos a tiempo para cambiarlo.

Sulma Arias es la Directora Ejecutiva de People’s Action

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