¿Coca-Cola o Pepsi? Lengua entrenada con inteligencia artificial logra diferenciarlas

La lengua electrónica basada en IA distingue líquidos como Pepsi y Coca-Cola con una precisión del 98%, y promete revolucionar la seguridad alimentaria

Coca-Cola Pepsi

Para los humanos, suele ser complicado diferenciar los sabores de estas sodas. Crédito: Mark Lennihan | AP

La tecnología ha alcanzado un nuevo hito con la creación de una “lengua” electrónica que, impulsada por inteligencia artificial (IA), es capaz de distinguir entre líquidos aparentemente similares, como Pepsi y Coca-Cola, con una precisión impresionante.

Este innovador dispositivo, desarrollado por investigadores de Penn State, combina un sensor de grafeno con una red neuronal artificial, lo que le permite identificar diferentes bebidas, evaluar la frescura de productos, como jugos, y detectar contaminantes con aplicaciones clave en la seguridad alimentaria.

La IA al servicio del paladar: ¿Cómo funciona la lengua electrónica?

El avance de la lengua electrónica se basa en el uso de un sensor altamente sensible de grafeno, un material con propiedades únicas. El grafeno, compuesto por una capa bidimensional de átomos de carbono organizados en una red hexagonal, posee una alta conductividad eléctrica y térmica. Estas características lo hacen ideal para detectar cambios en las propiedades eléctricas cuando interactúa con moléculas de líquidos.

El dispositivo funciona a través de un transistor de efecto de campo sensible a iones (ISFET, por sus siglas en inglés), que detecta iones químicos presentes en los líquidos. Cuando el líquido entra en contacto con el grafeno, sus propiedades químicas afectan la distribución de carga del material, provocando cambios en su conductividad eléctrica. Esta información se convierte en datos eléctricos que son interpretados por una red neuronal entrenada para reconocer patrones únicos de cada tipo de líquido.

Este sistema no solo identifica de manera precisa las características del líquido, sino que también puede clasificarlo en función de su composición, evaluando incluso si un producto ha sido adulterado, como en el caso de la leche aguada o jugos de frutas que han perdido frescura.

Un reto resuelto: Diferenciar entre Coca-Cola y Pepsi mediante una lengua que funciona con IA

Uno de los desafíos más interesantes que ha abordado esta lengua electrónica es la diferenciación entre bebidas de composición química similar, como Pepsi y Coca-Cola. Mientras que para muchos consumidores la diferencia entre estas marcas es apenas perceptible, la lengua electrónica ha demostrado ser capaz de detectar estas sutilezas con una precisión superior al 80%.

Además, este dispositivo ha logrado identificar otras bebidas, como diferentes variedades de café (espresso, mezclas para el desayuno e italianas), y distinguir versiones dietéticas de refrescos, como Diet Coke o Coke Zero Sugar. Esta capacidad de diferenciar entre productos tan parecidos refuerza el potencial del dispositivo para revolucionar la industria alimentaria.

Más allá de la prueba de sabor, la lengua electrónica destaca en su capacidad para evaluar la frescura de los productos alimenticios. En el caso de los jugos de frutas, el sensor ha demostrado una precisión del 98-99% al determinar su frescura, un aspecto crítico para garantizar la calidad del producto y la seguridad del consumidor.

Del mismo modo, puede identificar diferentes niveles de contenido de agua en la leche, lo que permitiría detectar adulteraciones y garantizar que los consumidores reciban productos de alta calidad. Esta capacidad para detectar cambios en la calidad de los líquidos tiene un amplio potencial de aplicación en la industria alimentaria y bebidas.

La lengua con IA funciona con grafeno, un elemento sensible a los sabores, capaz de detectar otros compuestos de bebidas y alimentos. (Foto: Shutterstock)

La seguridad alimentaria del futuro

La tecnología de la lengua electrónica no se limita a pruebas de sabor y calidad de productos. Los investigadores prevén que este dispositivo podría jugar un papel crucial en la detección de contaminantes en alimentos y bebidas.

Una de las amenazas más preocupantes en la industria alimentaria actual es la presencia de sustancias tóxicas como los PFAS, conocidos como “químicos eternos” debido a su persistencia en el medio ambiente y en los organismos humanos.

Estos compuestos, utilizados en procesos industriales y productos de consumo, pueden ser perjudiciales para la salud humana y difícil de detectar. La lengua electrónica, gracias a su alta sensibilidad, podría ser clave para identificar estos contaminantes de manera rápida y eficiente, contribuyendo a mejorar la seguridad alimentaria global.

La versatilidad de la lengua electrónica impulsada por IA abre nuevas posibilidades para el control de calidad en la cadena de suministro de alimentos. Además de la detección de contaminantes, este dispositivo puede monitorear en tiempo real la frescura de los productos durante su almacenamiento y distribución. Esto permitiría a los productores y distribuidores reaccionar rápidamente ante cualquier signo de deterioro, reduciendo el desperdicio de alimentos y mejorando la satisfacción del consumidor.

El uso de este tipo de tecnología también ofrecería un enfoque más rentable y eficiente en comparación con los métodos tradicionales de control de calidad, que a menudo requieren pruebas más costosas y demoradas. La implementación de sensores basados en grafeno en las instalaciones de procesamiento de alimentos podría agilizar el monitoreo y garantizar que los productos cumplan con los estándares de seguridad y calidad antes de llegar a los consumidores.

Este revolucionario método podría ser de grandísima utilidad, particularmente en cuestiones de seguridad alimentaria. (Foto: Shutterstock)

El futuro del análisis de alimentos y bebidas

El desarrollo de la lengua electrónica impulsada por IA marca un paso significativo hacia el futuro del análisis de alimentos y bebidas. Su capacidad para imitar el sistema gustativo humano, combinada con la potencia del aprendizaje automático, permite no solo un control más preciso de la calidad, sino también una mayor protección para los consumidores.

En un mundo donde la seguridad alimentaria es cada vez más importante, esta tecnología tiene el potencial de revolucionar la manera en que se producen, distribuyen y consumen los alimentos. Desde la detección de contaminantes hasta el monitoreo de la frescura, la lengua electrónica promete cambiar las reglas del juego en la industria alimentaria global, mejorando tanto la seguridad como la calidad de los productos que consumimos a diario.

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