Feminicidios sin freno en América Latina: cada día mueren 11 mujeres

A pesar de que algunos países tienen leyes para proteger a las mujeres, el feminicidio sigue presente en Latinoamérica "por patrones patriarcales y violentos"

Los países de Latinoamérica con mayor número de feminicidios son México y Argentina, según estudio.

Los países de Latinoamérica con mayor número de feminicidios son México y Argentina, según estudio. Crédito: Deutsche Welle

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) proporcionó estadísticas relacionadas con los feminicidios en donde argumenta que cada día son asesinadas al menos 11 mujeres de forma violenta por razones de género en América Latina y el Caribe.

“Este número doloroso e inaceptable nos recuerda que, a pesar de los avances en leyes y protocolos, el feminicidio sigue presente en nuestra región la expresión extrema de los patrones patriarcales y violentos“, compartieron a través de un comunicado.

“Es tiempo de actuar con sentido de urgencia”, señaló José Manuel Salazar-Xirinachs, Secretario Ejecutivo de CEPAL.

Varios países tienen leyes para prevenir la violencia

En la actualidad, todos los países y territorios de América Latina y el Caribe cuentan con leyes dirigidas a prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres. Catorce países han adoptado leyes integrales que amplían la comprensión y rango de acción frente a esta verdadera “pandemia en la sombra”.

Diecinueve países han aprobado leyes y protocolos que penalizan el femicidio o las muertes violentas de mujeres por razón de género, afirmaron en el boletín.

“La tendencia sigue manteniéndose: no se logra frenar el feminicidio”, indicó Leticia Bonifaz, relatora para América Latina del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer de Naciones Unidas (CEDAW). Ninguno de los países ha llegado al punto de saber “así se empieza a revertir el asunto”, grafica crítica la experta en entrevista con DW.

México y Argentina con más feminicidios

¿En qué países la situación es más preocupante? “En mi país, México, y en Argentina, donde con el cambio político se le está dando menos atención a la temática”, indica la abogada nacida en Chiapas.

¿Algunas luces en medio del acuciante panorama regional? “Uruguay es de los países ‘de privilegio’ en nuestro continente”, destaca la profesional. “Y Chile ha tenido avances en los últimos años”, agrega. “Ojalá lográramos que estos modelos permearan en toda la región”, apunta la experta.

Ahora bien, ¿cuáles son las causas sobre las que se asienta esta persistente situación?

“La violencia contra las mujeres no cesa porque aún no se logra el definitivo cambio cultural que nos iguale”, analiza al respecto Silvina Molina, periodista argentina especializada en género.

Existen hombres que creen tener derecho de maltratar mujeres

“Mientras haya hombres que se crean con derecho a maltratar y matar mujeres, la violencia no cesará”, asegura a DW la también integrante de la Red de Editoras de Género del país sudamericano.

A lo cultural también apunta en sus reflexiones la socióloga peruana Liz Meléndez, directora ejecutiva del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán: “Hay una cierta tolerancia a formas de violencia que se invisibilizan, e incluso cierta culpabilización de las víctimas por sus propias tragedias, como si las mujeres no debiéramos hacer tal o cual cosa, o tuviéramos que ser nosotras las que nos tenemos que cuidar de no sufrir violencia”, reprueba en diálogo con DW.

“Creo que la violencia es una herramienta para mantener el lugar de subordinación de las mujeres en la sociedad”, sostiene, por su parte, la feminista colombiana Catalina Ruiz Navarro, directora de la revista feminista latinoamericana Volcánicas.

“Todos los seres humanos somos capaces de violencia”, afirma la comunicadora. “La razón por la cual la violencia contra las mujeres es estructural, es porque hay una desigualdad estructural”, continúa su razonamiento.

“Si no se atiende esa desigualdad, que es lo que nos hace vulnerables a la violencia, nos quedamos en la reacción, lo cual es necesario, pero no resuelve el problema”, advierte.

Tareas pendientes

“La desigualdad es el germen de la violencia y los feminicidios”, condensa en el mismo sentido Molina, desde la capital argentina. “Son necesarias políticas públicas para que esto no ocurra”, afirma la experta.

“También es necesario que los hombres se involucren, que se manifiesten contra la violencia, que hablen entre ellos, que creen sus propios espacios para revisar conductas y colaborar en el freno de la violencia”, propone.

“Es una responsabilidad colectiva de los Estados, de los movimientos, de las personas, de la sociedad”, entiende también Ruiz Navarro. “Hay que cambiar desigualdades estructurales: las mujeres tenemos que tener acceso a la vivienda, a salarios justos, a tener autonomía e independencia económica, y a llegar a puestos de decisión”, puntualiza.

“La forma de atender mejor la violencia contra las mujeres es la prevención”, asegura, por su parte, Bonifaz. “No se le puede apostar todo al derecho, a una previsión legislativa, a aumentar las sanciones, porque en la mayoría de los países de América Latina tenemos altísimos márgenes de impunidad”, sostiene la abogada, con conocimiento de causa.

Cambiar la cultura patriarcal

“El derecho tiene que ir acompañado de medidas de carácter económico, social, y, por supuesto, de decisiones políticas”, indica.

“Necesitamos mucha más voluntad política de los gobiernos de nuestros países para que se cumplan las recomendaciones que ha hecho reiteradamente CEDAW, y seguir trabajando para cambiar esta cultura patriarcal que tiene al machismo como una de sus grandes expresiones”, asegura.

De lo contrario, “mientras esto se siga repitiendo como un modelo válido, las mujeres seguiremos pagando las consecuencias”, concluye sin eufemismos.

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